↳ 22 |oh, you don't want to get the devil out...

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22. OH, NO QUERRÁS SACAR AL DIABLO...

A FIN DE EVITAR MÁS MUERTES, curiosamente el Gobernador y Rick habían llegado al acuerdo de reunirse... y quizás poder dialogar sobre la posibilidad de un tratado de paz.

Pero, venga ya, estaba muy claro que ninguno de los dos daría a torcer su brazo y que la única forma de salir de aquello era mediante una guerra.

Así que, allí se encontraban, en una vieja carpa abandonada donde habría jurado que antes hubiese pasado un circo. Rick se había llevado a sus acompañantes, claro está, igual que el Gobernador había elegido a los suyos. Solo... por si acaso.

Rick les hizo una seña a Hershel, aún en el asiento de copiloto frente a la carpa, y a Daryl y Asher, que estaban bajando de la moto del arquero en la cual habían llegado. El Shérif rodeó la carpa junto con Daryl y Asher en formación, con sus armas en alto ante lo que pudiera ocurrir.

Y os preguntaréis, ¿qué cojones hace As en una posible misión suicida? En su defensa dirá que el chico podía ser tan convincente como su maestra, así que había persuadido a Dixon para dejarle ir con él, prometiéndole que sería cuidadoso y estaría alerta. Lynn no se había preocupado al escuchar aquello: si iba con esos tres, no había problemas. Se cuidarían entre sí.

Llegados a una vieja choza, Rick les señaló al otro lado a sus acompañantes y así ellos se separaron de Grimes.

Rick no tuvo ni que avanzar más para que se escucharan pasos retumbar por la vieja madera. El Gobernador salió a la vista, con las manos en alto y una sonrisa triunfal: las bajó aún así a pesar de estar siendo apuntado por Rick.

—Tenemos mucho de qué hablar.

¿Mucho de qué hablar? ¿Eso creía él? Sería más fácil terminar con aquello de una vez por todas.

—Pude mataros y no lo hice —siguió hablando.

—Y aquí estamos —Rick sonrió con burla, guardando su revólver pero teniéndolo cerca por si tenía que actuar como todo un pistolero de la pradera.

—Voy a dejar mi arma... para demostrarte que vengo de buena fe y me gustaría que hicieras lo mismo —Grimes ladeó su cabeza con poco convencimiento. Daryl y Asher ya se encontraban atentos desde las ventanas y preparados para entrar si era necesario —. ¿Puedo?

Rick no hizo nada, absolutamente nada. El Gobernador llevó sus manos sin más a su cinturón, donde portaba el arma, y se lo quitó, colocándolo en la destrozada mesa frente a él.

—¿Ves? Sin trucos —rió, volviendo a alzar sus manos con diversión —. Ahora tú.

Pero Rick solo pudo apartar su mano del revólver. Lo que más pudo obtener el Gobernador fue que Grimes no tocara el arma; eso sí, teniéndola aún en su poder.

—Bueno, como quieras... —soltó una carcajada ante su desconfianza y se sentó. Señaló a la silla de enfrente, en la otra punta de la mesa.

Mientras tanto, Daryl y Asher se acercaron a Hershel, que acababa de llegar con el coche hasta su posición, posicionándolo cerca de la vieja choza.

—Ya está dentro —informó Daryl, con su ballesta abajo —, reunido con Rick.

—Esto no es una buena idea, saldrá mal —Asher tenía un mal presentimiento.

—A mí tampoco me gusta esto —añadió Daryl, mirando a su alrededor.

—No veo ningún coche.

—No pares el motor —avisó Dixon. No se fiaba de aquella gente, y menos de las buenas intenciones que ahora de pronto le habían dado al Gobernador.

𝘽𝙍𝙊𝙆𝙀𝙉 ▷ ᴅᴀʀʏʟ ᴅɪxᴏɴ; ᴄᴏᴍᴘʟᴇᴛᴀDonde viven las historias. Descúbrelo ahora