𝕽𝖆𝖎𝖓 ♛ JJK¹

32. sueño: arcoiris.

Bajo las nubes grises llenas de agua volvía a ser una niña asustada.

— Y-yo... lo siento mucho, mi esposo y yo pensamos que no podía quedar embarazada. — la mujer que acariciaba su panza levemente crecida se estrellaba con las palabras, nerviosa casi temblando en ese invierno. — agradeceríamos si no les dice a los funcionarios del gobierno, seguro Hanam encontrara otros padres en el futuro.

Nana solo asentía sin ánimo y después de despedirse de mí con un corto abrazo lleno de lastima se fueron en el auto.

— ¿Es porque quebré aquel jarrón? ¿O porque me dio varicela hace meses?...

— Cariño, no pienses en eso. — La anciana me dijo mientras yo intentaba retener mis lágrimas. — eres una buena niña, no fue tu culpa... es suya.

— Pero a los demás niños no los regresan, debe haber algo mal en mí.

Aunque Nana me hizo galletas esa tarde y la lluvia me acompaño durante la noche el latir de mi corazón no me dejo descansar. Fue al terminar la escuela elemental que una pareja fijo sus ojos en mí, creí que no eran tan adultos para no querer adoptar a un bebe, pero me recibieron con emoción.

Admito, no les creí.

Pero cuando me llevaron a Busan entendí que no había un boleto de regreso.

— Hanam, ¿no tienes calor con esa ropa?

Mi madre me pregunto mientras yo le ayudaba con las cosas de la mudanza.

— No, estoy bien.

— ¿Estás segura? El verano aquí en Busan es peor que en Seúl... estamos al nivel del mar.

— Estoy bien madre.

No estaba bien, sentía el sudor en todas partes... pero mis padres me habían regalado ropa muy linda. Si me quejaba podría hacerlos enojar, o simplemente decidirán que era muy caprichosa para su gusto. Usaría el jersey hasta la hora de dormir o podría hablarle a mi padre sobre ir de compras antes de iniciar la escuela.

Tenía más confianza con él.

Su trabajo era demandante, pero fue el primero en visitarme al orfanato, pensé que eran de esos hombres que hacían trabajo social. Hasta que un día me pregunto si quería conocer el mar y me adoptó con su esposa.

— Estas tan emocionada que ya arreglaste todo... — fue lo que me dijo esa tarde cuando en la puerta esperaba a que me llevara a la playa.

Nunca había visto el océano, bueno... no tenía recuerdos con él.

Cuando camine aquellas calles y paisajes de lo que sería mi nuevo hogar entendí que me podría acostumbrar a la sal. Al sol del verano y los turistas curiosos.

Pero seguiría viendo al mar como la primera vez.

— ¡Woah! ¡Es tan azul y hermoso! ¡Se confunde con el cielo!

Lo juro no me callé por horas, a pies descalzos y saltos jugué todo el día con el agua. Prometí regresar y así hice todo el verano antes de entrar a la escuela, mi padre me apoyo cuando le dije que quería limpiar una zona considerada un basurero. Mi madre me dejo solo con la condición de usar bloqueador.

Supongo que ahí me hizo sentir más en casa que cualquier otro lugar en Busan, salía con mi madre de compras y a parques temáticos. Mi padre me hablaba de su trabajo y veíamos documentales de animales marinos hasta muy tarde.

Era una felicidad prestada que me aterraba.

— ¿Crees que el arcoíris salió o es una ilusión? Por ejemplo, como en aquel cuento donde las personas encuentran agua en medio del desierto. — me gustaba hablarle a la playa, en soledad y sin la vista de nadie. — se me hace difícil ser completamente feliz sin pensar en lo que pasará en un futuro, si mis notas no son buenas en la escuela ¿crees que los decepcione? Ambos son muy inteligentes. Será una vergüenza si tienen una hija con promedio mediocre...