Capitulo 35 (Editado)

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Capítulo 35

El dolor ciega, ciega de una manera peligrosa porque te hace hacer cosas inimaginables, el dolor mata, el dolor hace cambiar, pensar cosas que jamás creías llegar a pensar. Dimitri sentía un enorme espacio que sabía no lo dejaría vivir tranquilo nunca, jamás volvería a estarlo. Ella le había arrebatado todo y él jamás podría recuperarse de eso.

¿Qué era lo que había hecho mal? ¿En que se equivocó con ella?

No sabía. Le daba vueltas y vueltas al asunto y terminaba en la conclusión de que su única equivocación fue haberla amado de la manera que lo hizo. Tan puro, tan ingenuo, tan estúpidamente real.
Porque él sí que la había amado, de esa manera en la te cuesta el actuar, el hablar, el sólo respirar. ¿Estaba eso mal? Dimitri pensaba que no. Porque al fin de cuentas era eso lo que todos esperábamos cuando nos enamoramos; querer sinceramente y esperar lo mismo a cambio. Ilusamente creyó que lo tenía, y también llegó a creer que no lo merecía. Tal vez eso era, sí, debía de serlo. No merecía amor, no merecía que alguien lo quisiera tanto como para permanecer a su lado y serle fiel de por vida. Comenzando por el hecho de que ni su propia madre no lo había querido, ¿qué más podía esperar? No sabía, solo tenía claro que todo su interior estaba cubierto por una nube de dolor y rabia que amenazaba con destruirlo lentamente, o mejor dicho, que ya había empezado a consumirlo sin querer soltarlo hasta acabar con él.

Miraba al techo, mientras otra chica totalmente diferente a Maya dormía al otro lado de la cama sin llegar a tocarlo. Lo agradeció, no sabría cómo reaccionaría ante eso, pero sabía que no sería de una manera agradable. No pudo estar con ella por muy ebrio que parecía estar. La besó y después solo la dejó al lado de la cama sin decirle una palabra. Su cuerpo no reaccionaba.
Aun así, aunque no lo hizo, se sintió tan culpable. Cómo si hubiera engañado a Maya solo por besar a otra mujer, y se odiaba internamente porque estaba sintiendo culpa aún después de lo que ella le había hecho, pero le fue imposible. Desde que la conoció, nunca había estado con otra que no fuera ella, ni siquiera llegó a pensar en alguien más. Y eso lo hacía sentir más estúpido, no lo negaba. Dimitri quiso algo bonito, sintió en ella algo único y definitivamente se equivocó con eso. Ahora debía aceptarlo. Todo estaba tan claro con el agua, la realidad estaba dicha: Maya nunca lo amó.
Esas palabras en su mente lo hicieron caer en un llanto silencioso, muy doloroso.

Trató, pero no encontró un solo recuerdo de ellos juntos que lo ayudara a odiarla. La amaba, la malcrió tanto, le demostró que la quería en su vida de manera permanente, y ella, sólo lo destruyó sin pensar en nada de lo vivido juntos, sin pensar en el dolor que le causaría.
¿Sería capaz de perdonarla algún día? La respuesta llegó a él claramente recordándole lo imbécil que era cuando se trataba de ella: sí. Claro que sí.
Se observaba a él besándola luego de que ella lo mirara con sus enormes ojos café y le susurrara que lo amaba más que a nadie en el mundo, que jamás se iba a repetir algo similar y que sólo había sido en un momento de debilidad.
Y tras ese pensamiento fue cuando comprendió las palabras de su padre; ella era su punto débil. Y ella más que nadie lo sabía, eso no debía permitirlo. Si seguía dándole ese poder acabaría con él, aunque, ya lo había hecho y él no lo había impedido.
Se echó a llorar. Jurándose que sería lo último que haría por ella. Porque jamás volvería a permitirle algo similar, antes de que eso ocurriera prefería pegarse un tiro en la cabeza.

No pudo dormir, no quería hacerlo, sabía que la soñaría y lo único que más anhelaba era poder olvidarla.


(***)


Maya por su parte estaba sumamente confundida esa noche a causa de la llamada, pero trato de no pensar en eso mientras se preparaba para lo que se le vendría cuando se fuera a vivir con su novio.
Tenía todo listo. Sólo esperaba que sus padres la dejaran sola un momento, para poder sacar la maleta sin que lo notaran. Ya estaba decidida. No entendió muy bien que era lo que le pasaba, pero no le dio mucha importancia, sabía que la situación con su padre era difícil y no quería presionarlo con eso.
Estaba nerviosa, no tenía idea de cuánto, pero estaba muy lista para lo que se le vendría.
Estaría con él, con el amor de su vida. Nada podía salir mal, confiaba en él más que en cualquier otra persona en el mundo, estarían bien siempre y cuando estuvieran juntos.

Punto débil © (Nueva Versión)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora