Los gélidos haces acariciaron sus pestañas, provocando que abriera sus ojos con pesadez. Sus pequeños luceros enfocaron poco a poco la habitación y logró ver todo con claridad.
Como pudo se estiró mientras escuchaba sus huesos crujir, el frío de la mañana se colaba entre sus ropas y abrazaba su cuerpo de forma delicada.
Sentía una pequeña presencia durmiendo junto a él. Su pequeño novio y prometido, Park JiMin, se encontraba dormitando plácidamente a su lado.
Se dedicó a observarlo un momento hasta notar que sus rechonchos labios formaban una mueca, su ceño se encontraba levemente fruncido y comenzaba a removerse en la gran cama.
Debía de estar teniendo una pesadilla.
Mimando su cabello decidió abrazarlo, mirando el techo. No quería volver a dormir, pero tampoco deseaba salir de su cómoda y calientita cama.
Comenzó a divagar. Pensar en sí mismo, en JiMin, en su futuro y la gran boda que tendrían una vez terminada la crisis sanitaria. Así tuviera que esperar diez años para casarse, el tiempo habría valido la pena.
Pero todo su amor se veía opacado por una pequeña espinilla clavada en su pecho, aquella que aparecía sólo cuando tenía miedo y que en estos momentos lo buscaba torturar.
Desde que comenzó la cuarentena, no lograba sentirse cómodo por más que lo tratara. Si había algo que odiaba con todas sus fuerzas, sin duda era el encierro.
Como buen claustrofóbico asmático, estar en un lugar cerrado por tiempo prolongado ocasionaba que su parte racional se tomara unas largas vacaciones.
La ansiedad trataba de consumirlo día a día y ni siquiera necesitaba ver la punta de sus dedos para comprobar que estas se encontraban lo suficiente heridas producto de las múltiples mordidas hechas por sí mismo.
Cuando había pensado que este año sería el mejor de su vida, luego de varios meses en terapia para ayudar a vencer su ansiedad y levantar su autoestima con ayuda de su pequeño novio, a un idiota del otro lado del mundo se le había ocurrido tomar una sopa de rata e iniciar una pandemia mundial la cual ya iba bastante avanzada.
Genial, este año no podía ser peor.
¿Qué pasaría ahora? ¿Una organización resurgiría y comenzaría a revelar información gubernamental mientras el presidente se escondía en un búnker?
Bueno, eso no sonaba tan mal.
Aún así, no le gustaba encender el televisor y toparse con miles de canales hablando de lo mismo. Todos y cada uno de ellos informando sobre la rápida propagación del virus.
Le daba pavor imaginarse un escenario en donde ese apocalisis sólo real en su imaginación se hiciera realidad y terminara siendo el plato principal de un grupo de caminantes come sesos al puro estilo de The Walking Dead. Aunque quizás ver tantas películas de zombies finalmente le estaban afectando.
La casi nula luz solar que entraba por la ventana de su departamento tampoco era de mucha ayuda, lo hacía sentir pequeño y asfixiado.
Su cabello negro y levemente rizado lo mantenía casi siempre recogido en una coleta, dándole una apariencia desordenada. Su aspecto tampoco era el mejor, desde el inicio del aislamiento la única prenda que parecía conocer era el pijama con estampado de hurones que le había regalado su madre por su cumpleaños número diesciséis ─que milagrosamente aún le quedaba─ y sus fieles medias de conejitos.
Y aunque JiMin le recriminara por no cuidar de su imagen, eso no iba a lograr que cambiase de opinión.
Además tampoco podía recriminarle nada, no cuando él llevaba usando sus pantuflas de pollito que chillaban día y noche.
Los días parecían ir cada vez más lentos, su noción del tiempo se veía gravemente afectada y una de las únicas maneras de combatir el aburrimiento era sentarse a tocar el gran piano situado en su comedor acompañado de JiMin y su melodiosa voz.
Su trabajo tampoco le preocupaba. Trabajar desde casa era algo a lo que estaba acostumbrado.
Como editor de una reconocida revista de moda, mientras elegía y perfeccionaba fotografías, JiMin escribía nuevos capítulos de su novela en proceso en la computadora a la par suya, mientras disfrutaban de una taza de café y se regalaban miradas llenas de amor de vez en cuando.
Pero a pesar de lucir despreocupado por fuera, su mente en realidad era un completo caos. Cada fibra de su ser le pedía a gritos salir de su casa y disfrutar del aire libre.
Pero tenía miedo. Miedo de la situación que arremetía contra el mundo y también de no poder proteger a su JiMin, el amor y la luz de su vida.
La única persona que amaba aparte de sus padres, era él. Él era todo lo bueno en su dañada realidad, el único en su mundo.
De pronto, su respiración se vio acelerada, el miedo se apoderó de su mente, y el cansancio se unió para formar una de las peores sensaciones en su vida, haciendo que se alejara un poco del mayor.
Estaba teniendo otro ataque de ansiedad.
('。• ᵕ •。')
Su corazón arremetía fuertemente contra su pecho, la sudoración y las lágrimas comenzando a correr por sus mejillas hacían estragos en su sistema.
─¿JungKookie? ─la suave y enterciopelada voz de su pequeño novio lo devolvió a la realidad.
Temblorosamente trató de limpiar sus lágrimas, evitando la mirada de su pareja sobre su ser tan miserable.
Y JiMin, al no escuchar respuesta, se giró para encontrarse a JungKook lagrimando, con su nariz roja y temblando ligeramente.
Estaba consciente de los ataques de ansiedad que sufría su pareja, por lo que rápidamente lo tomó entre sus pequeños brazos y mientras acariciaba su rostro, comenzó a susurrar palabras dulces para calmarlo.
Poco a poco el semblante aterrorizado en el rostro de su pareja se relajaba y el llanto disminuía hasta terminar en hipidos cada vez más bajos.
Quedaron así un buen rato y finalmente, después de diez minutos de calma, JungKook habló.
─JiMin...
─¿Si, bebé?
─¿T-Te puedo decir algo?
─Oh, JungKookie, claro que sí. Sabes que siempre voy a escucharte.
─Bien... Y-yo, no quiero que te pase nada, te necesito conmigo, a mi lado... E-eres la luz de mi existencia y el único que m-me entiende, sin ti, no sabría qué hacer. Nunca me dejes, p-por favor.
Y no bastaron más que esas palabras para que JiMin lo acompañara en su llanto, sentía su corazón comprimiéndose ante tanto amor derritiendo su corazón.
─Lo prometo JungKookie, nunca vas a estar solo. Yo estoy aquí, contigo, y eso no va a cambiar. Jamás de los jamases. Lo juro por mi dedito.
Ya un poco más calmado, soltó una pequeña risita que iluminó el rostro de su amado.
─Te amo, JiMinie.
─Yo más, JungKookie. Por favor nunca lo dudes.
Y sellaron su amor con un pequeño beso sin otras intenciones, solo amor sincero y promesas dulces. Como ambos necesitaban.
Porque ahora todo estaba bien, se tenían el uno al otro y superarían la cuarentena juntos.
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No me terminó de gustar, pero es algo cortito y rápido, jaja.
Espero les guste. Gracias por leer.
Editado por taBe_Flamaeleon
Muchas gracias, me encantó el regalo. ❤
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LEVEL OF CONCERN ᝰ KOOKMIN | ✔
Fanfiction❝ En esta cuarentena, la única preocupación de JiMin era su preciado novio JungKook. ❞ ──✧ One-shot. Capítulo único. ──✧ Homosexual. ──✧ Basado en Level of Concern de Twenty on Pilots. ──✧ Portada por Sneexan.