4. Problemas

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Kyungsoo nuevamente abrió sus ojos, notando que esta vez se encontraba en un hospital. Una pequeña esperanza se asomó por su mente, pero desapareció al notar que se encontraba en una sala de mantenimiento. Suspiró, pensando en si ya estaba en el más allá, lejos de Jongin y de la felicidad que pudo haber sentido junto a él. Sacudió su cabeza, decidiendo levantarse del suelo y salir de aquel cuarto de mantenimiento, frunciendo levemente el ceño al notar que se encontraba en el ala pediátrica del mismo hospital donde trabajaba.

—Esto está empezando a molestarme... —murmuró con cierta molestia, odiaba encontrarse tan confundido y no encontrar respuestas.

En aquellos pasillos no había presencia externa a la del chico, o eso era lo que él creía. Caminaba con lentitud, observando habitaciones vacías, sin evidencias de algún paciente. En momentos se fijaba en los baños, deseaba tanto encontrar la presencia de alguien y poder averiguar qué sucedía y por qué se encontraba en aquel lugar. No le había tomado mucho llegar hasta el final del pasillo, notando que estaría a punto de salir del área. Suspiró pesado ante la idea de explorar todo el hospital con tal de encontrar a una persona, puesto que en sus años trabajando en el lugar nunca había llegado a conocer cada parte del hospital debido al gran tamaño del mismo. Resignado, acercó una de sus manos a la puerta, quedándose quieto al oír movimiento detrás de él, al igual que algo romperse.

¿Debería huir o ir a ver?

Ir a ver le pareció mejor.

Se dio la vuelta y empezó a caminar hacia el ruido, revisando nuevamente en las habitaciones, deteniéndose al ver como salía volando un objeto de una de ellas. Tragó saliva, temiendo asomarse y en cambio recibir un golpe con algún objeto, pero no sabía si aquello le dolería, se supone que está muerto. Acomodó sus ropas y se fue asomando con lentitud, sorprendiéndose al ver a un joven de unos diecisiete años, tenía una apariencia que se le hacía muy familiar, recordando unas fotos que había visto antes de haber sentido un fuerte dolor que acabara con él.

—Hey... —tomó la valentía de hablar, pero sonaba inseguro debido al tono de voz que había usado—. ¿Estás bien?

Pregunta tonta, ¿quién que se encontrará bien estaría en un hospital?

—¿Te parece que estoy bien? —la voz sonaba dura, pero en el fondo tenía cierto toque tierno y suave—. Estoy muy lejos de estarlo, quiero morirme.

—¿Por qué? —el pelinegro decidió entrar en la habitación, mirando fijamente al chico, quién había decidido darle la espalda.

—Me rompí la pierna y algunos músculos —esta vez se escuchó triste—. Hoy iba a competir por una beca en Joffrey...

—¿Joffrey?

—Es una de las mejores academias de baile en el mundo —el joven se encogió en la cama, hipando un poco ya que había empezado a llorar—. Era una oportunidad única y la perdí...y los doctores dicen que no podré ser un bailarín profesional...

—Lo lamento...eh... —se quedó en silencio, dudando en si decir el nombre que creía que le pertenecía al chico—, Jongin.

—¿Cómo supiste mi nombre? —el menor dejó de darle la espalda, mirando al pelinegro a los ojos—. ¿Te conozco?

—Ah...lo decía junto a la puerta...

—Bueno, como tú sabes mi nombre, creo que debería saber el tuyo.

—Do Kyungsoo —dijo inmediatamente el mayor, mirando fijamente al adolescente. Jongin en ninguna etapa de su vida había dejado de ser tierno.

—Do Kyungsoo, muere conmigo.

Antes de que el mencionado pudiera responder algo ante la barbaridad, se congeló al sentir que le abrazaba y luego ambos caían de la cama, yendo directamente por un abismo que desconocía en que momento había aparecido. Kyungsoo quería gritar, aferrarse a algo, salvarse, pero le era imposible con el agarre de aquel chico que ya no se parecía a Jongin, estaba lejos de serlo. Empezó a removerse, sintiendo que el aire le faltaba, nuevamente dolores en su cuerpo aparecían, pero no quedaba inconsciente. Ahora si que no entendía que sucedía, pero tenía la sensación de que no se trataba de algo bueno.

—Cuando mueres sin besar a tu alma gemela, un demonio se vuelve tu dueño —la copia de su alma gemela sonrió con malicia, para luego atacar los labios del contrario, quién había dejado de reaccionar.



—¡No me jodas, Kyungsoo! ¡No me jodas! —la voz de Minseok sonaba bastante alterada, usando toda su energía en la reanimación cardiovascular—. ¡Ya no estás sangrando! ¡Te salvamos! ¡No me jodas ahora!

La operación había terminado de manera exitosa, Kyungsoo había salido vivo de aquel quirófano y aquello había dado un gran alivio a los cirujanos. Nuevamente habían conseguido lograr lo que se había catalogado como "imposible". Mientras el equipo se lavaba las manos para salir del área de operaciones, Jongdae había pegado un grito al momento que Kyungsoo había entrado en paro. Ninguno de ellos dudó para entrar nuevamente e iniciar la resucitación, permitiendo que fuera Minseok quién hiciera las compresiones debido a su resistencia. Yixing se encargaba de la medicación, mientras que Jongdae se encargaba del oxígeno. Junmyeon se acercó rápido con el desfibrilador, acomodando todo a la medida.

—Seokjin, ve por Yifan, no quiero cagarla luego —Junmyeon habló y vio a su compañero salir rápido—. ¡Libre! —apenas vio que ya no había manos en Kyungsoo, acomodó las paletas y dio la primera descarga, mirando el monitor de signos vitales, expectante.

—Hay algo, pero es muy débil, en cualquier momento lo perdemos nuevamente —Yixing habló, algo nervioso, este tipo de situaciones no se daban muy seguido.

—Kyungsoo, piensa en tu alma gemela. Él salió de cirugía, está en perfecto estado, él te está esperando —Minseok se veía algo cansado, volviendo a hacer las compresiones en el pecho de su amigo—. No puedes largarte así, simplemente no puedes. No lo permitiré. Se los prometí a ambos.




Kim Jongin se encontraba totalmente estable, los doctores se encontraban satisfechos y las enfermeras le monitoreaban con cuidado. Físicamente el chico estaba prácticamente en perfectas condiciones, aunque lo mismo no se podría opinar de su alma. Por alguna razón, la cual el joven era incapaz de entender, su alma se encontraba fuera de aquel cuerpo que se mantenía con vida. Así no sucedía en las películas, pensaba Jongin sin parar, caminando de un lado a otro, intentando encontrar algún tipo de explicación para su situación.

—¡Kyungsoo!

Esa debía ser la respuesta que tanto buscaba, por lo cual salió corriendo de la habitación, decidido a buscar el paradero del chico. Pensaba que con verle se sentiría en paz y podría regresar a su cuerpo. Lo que no sabía el chico, es que las cosas se volverían tan complicadas desde que decidió alejarse de su cuerpo, no sabía que podía provocar un coma y la posibilidad de nunca despertar. Él simplemente siguió corriendo, recordando el camino que habían tomado al quirófano antes de que le durmieran. Al espíritu no le tomó mucho llegar, sorprendiéndose bastante ante la escena.

Kyungsoo estaba siendo cubierto por una sábana.

—Hora de muerte, 15:20.

Aquello no podía ser verdad, Kyungsoo no podía estar muerto, su alma gemela no pudo haber partido. Quería llorar, quería gritar, pero su voz no salía ante el shock de haber perdido a su amado. Recién se habían conocido en la mañana, recién se habían enamorado uno del otro, recién había iniciado su historia de amor. Se negaba a creerlo, se negaba a no volver a ver a su amado, simplemente no quería saber de aquella horrible realidad. Se dejó caer al suelo, soltando el primer sollozo y apretando los puños, liberando aquel fuerte dolor y tristeza que sentía. Estaba tan concentrado en su sufrimiento, que no se dio cuenta de una presencia externa frente a él.

—Aún puedes salvarlo —admitió aquel ser, causando que Jongin alzará la mirada—. Eres el único que puede salvarlo antes de que sea causa perdida.

—Llegar a las puertas del infierno y besarlo. Debes hacerlo antes de que él entre.

Atravesados |KAISOO/SOOKAI|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora