III. No todo es miel sobre ojuelas.

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Capítulo 3.

No todo es miel sobre hojuelas.

La familia ya había llegado a casa, eran más de la once de la noche por lo que todos se encontraban en sus correspondientes habitaciones, todos menos; Duff.

Izzy estaba saliendo del baño acabando de darse una merecida ducha fue cuando escucho el ruido del auto de Duff. Se vistió lo más rápido que pudo y se acostó en la cama cerrando los ojos.

Escucho como Duff abría la puerta, pero el Rubio se quedó en trance al entrar.

—Los regalos —susurro y salió nuevamente de la casa y volvió a escuchar el auto de Duff encendiéndose.

Se sentó en la cama confundido. Media hora después Duff volvió a entrar a la casa. Subió las escaleras pero se pasó de largo su habitación.

Duff entró a la habitación de Steven y este estaba completamente dormido, así que solo dejó la caja del muñeco de toy story que tanto había querido.

Para seguirse a la habitación de Slash que estaba junto la de Steven.

Entró pero este no estaba en su cama hasta que escucho un ruido en el baño y era Slash quien salía en pijama y con el cabello mojado, al salir ni siquiera noto a su padre parado en la puerta sino que conectó el Bluetooth en las bocinas para que sonara exactamente la canción por la cual había peleado esta mañana.

"Adore you"

Si le gusta ¿entonces cuál es el problema?, pensó Duff.

Slash seguía sin notarlo se acomodó en su cama con el celular en la mano puso Netflix en su televisión y comenzó a ver la serie que estaba terminado "Lucifer", aunque ni la miraba ya que tenía el celular en las manos.

—¡Slash! —exclamó Duff para hacerse notar, pero Slash brinco.

Automáticamente de la cama y tomo su palo de hockey —el cual tenía al lado de su cama—, por si algún día lo ocupaba. Pero miro que era Duff y soltó el palo y recogió el celular del suelo.

—Me asustaste, padre querido —imitó un acento británico.

Duff le sonrió y al igual que Slash se volvió a acostar en su cama, Duff hizo lo mismo pero sólo se sentó.

—Toma es tu regalo, —Slash lo miro extraño— Por tus buenas calificaciones.

—Pues... Gracias —Slash le sonrió y abrazo a su papá, para después abrir el regalo, ¡oh no podía ser cierto!

Eran dos boletos de entrada para Coachella.

—Los amo.

Duff le revolvió el cabello y después de despedirse de Slash salió de su habitación. Ahora sólo quedaba Axl, pero si estaba dormido y lo despertaba Axl iba a enojar tanto que podría durar un mes sin hablarle.

Así que con mucho cuidado abrió la puerta pero Axl no estaba en su cama, el pelirrojo se encontraba con varios almohadones enormes en su balcón con un jugó de durazno y el libro de "Traición", de Scott Westerfeld, al tiempo que se alumbraba con una lámpara, tenía audífonos puestos y su pijama.

—¿Qué haces ahí papá? —ahora Axl fue quien le saco un susto a Duff, pensó que Axl no se había dado cuenta de que estaba ahí—. Escuche cuando entraste —aclara el pelirrojo.

Duff le sonrió y se acercó hasta quedar a su altura.

—Felicidades, —le entregó la saga de libros que tenía pidiendo desde hace meses y la cual no había podido encontrar por ningún lado.

"Los McKagan Stradlin" Donde viven las historias. Descúbrelo ahora