Capítulo 22.

2.3K 66 2
                                    

Faltaban dos días para que Scott regresara a casa, y eso significaba según la distancia que nos separaba, que esta noche era el partido. El ultimo y entonces regresaría a casa. Por fin.  Blair había insistido en ver el partido en el hotel, pero yo no quería ir, aparte de que no me entusiasmaba la idea de ver un partido de fútbol jugara quien jugara, que estuviera Jenna por allí no mejoraba la situación.

La mañana previa al partido me levanté más cansada de lo habitual. Me dolía la garganta y la cabeza parecía que me iba a explotar de un momento a otro, y si empezábamos así malo. Pero, esa fue la excusa perfecta para librarme de tener que ir al hotel para ver el dichoso partido, pero Blair me conocía mejor que nadie y además con ella era imposible así que me dijo que si no iba al hotel que le pidiera a Scott que nos dejara la casa para ver el partido juntas aquella noche. Cuando le llamé él aceptó encantado y además dijo que si Blair estaba conmigo se aseguraba de que esa noche vería el partido, así que él encantado de la vida. Eran tal para cual. Así que visto que no había otra opción, veríamos el partido de esta noche en casa de Scott.

Le pedí a Lily que se quedara con nosotras esta noche viendo el partido, pero ella me dijo que esa noche cuidaba de su nieto Tobías y que a él también le encantaba ver el fútbol con su abuelo así que tenía que irse a casa, que me agradecía mi invitación pero esa noche no podía ser. Eso sí, antes de irse nos preparó algo para picar a Blair y a mí. En verdad se pasó un montón con la comida pero ella siempre era de mejor que sobre a que nos falte por eso no la dije nada cuando se marchó de casa simplemente se lo agradecí. El partido empezaba a las nueve y media así que aún tenía una hora hasta que Blair llegara y se montara la de Dios como hacía en cada partido. En estos días daba autentico miedo. Decidí darme una ducha antes de que llegara pero mi ducha a los quince minutos se vio interrumpida por el sonido insistente del timbre. Blair estaba allí, no había duda alguna.

– ¿Qué haces aquí? -dije aún envuelta con la toalla.

– Ver un partido lleno de tíos buenos con mis amigas.

– Sí me he apuntado al plan. Espero que no te importe - dijo Libi saliendo de detrás de Blair.

– ¿Y Jenna?

– Tenía planes para esta noche - aclaró Libi.

– Me alegro de que vinieras Libi - me acerqué a ella y le di un abrazo.

– Aún no me puedo creer que esté en la casa de Scott Hale. Es una pasada.

– Pues hazte a la idea, esto es enorme. Pasad y os enseño la casa.

Ambas entraron en la casa y me seguían mientras entrabamos al salón. Blair al ver la pantalla plano del salón casi le da un ataque al corazón y cuando estuvo delante de ella silbó como si hubiera visto la cosa más bonita del mundo.

– ¡Dios! Esto sí es una televisión.

– La verdad es que si. Es un lujazo tener una así en el salón. - dijo Libi admirando también la pantalla plana. En ese momento se parecían a dos tíos pasmados por una televisión.

– Bueno no os quedéis ahí. Venir a ver el resto de la casa - Dije haciendo una señal para que me siguieran por el pasillo.

Fui cuarto por cuarto enseñándoles la casa y mientras lo hacía me di cuenta de que en todos estos días que llevaba sola en la casa no me había dado por curiosear e investigar por las habitaciones ni una sola vez. Y me dije a mi misma que tendría que hacerlo antes de que Scott regresara el jueves por la mañana. Sí, la curiosidad mató al gato pero yo no podía resistirme a hacerlo y era demasiado curiosa para dejar pasar una oportunidad como aquella. Además, Scott no tendría nada que ocultar si me había dejado la llave de su casa para usarla cuando quisiera y más sabiendo que me quedaría sola y lo haría, de eso puede estar seguro. Terminé el pequeño tour por la casa y fuimos al jardín. La parte que más me gustaba de la casa, por no hablar de la piscina climatizada que sin duda fue la parte favorita de Blair después del salón y su pantalla plana. Sin embargo a Libi le había gustado mucho la cocina y la habitación de Scott la cual había sido mía durante estos días. Faltaban quince minutos para que empezara el partido y llevamos todas las cosas que Lily nos había preparado al salón y una vez sentadas con el partido a punto de empezar Blair se quitó la sudadera y dejó a la vista su mítica camiseta del Florida Club, solo que esta vez había un numero distinto en su dorsal. Esta vez era el siete. Me quedé mirando a mi mejor amiga y ella se dio cuenta. Se dio la vuelta hacia mí y con una sonrisa se encogió de hombros. Pero yo sabía perfectamente que no había cambiado de numero porque si. Aquel número era el de Dylan. Me senté al lado de ella y puse el partido.

Tenías que ser tú (Borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora