"Homos no Sapiens"

Capítulo 3: La primera batalla en medio de un bar

3-La primera batalla en medio de un bar

**Byakuya**

Me paso una toalla por mi rostro húmedo para intentar ahuyentar un poco este pegajoso calor mientras observo el relajante paisaje de las termas del onsen. Hay algunos ancianos bañándose a estas horas, aprovechando que ha caído la luz del sol y la noche se avecina estrellada y despejada. Lo único bueno que tiene este pueblo me temo son las vistas. Al menos podré darme paseos solitarios sin que me incordien...

- ¿Todo bien, Byakuya? - me giro para ver a mi hermano mayor, Soujun, que viene hacia mí vestido con un yukata azul celeste demasiado ajustado para mi gusto y sonriéndome afable como de costumbre. En eso no ha cambiado.

-Sí. Tengo que bajarme ya al bar a ver si ese simio ha cumplido con su labor. Debo mentalizarme de lo que se me avecina esta noche con esos salvajes-

-No te preocupes, lo harás bien. Sen va a ayudarte esta noche ¿no? - asiento con la cabeza y Soujun mira hacia el cielo sonriendo. Hace años que no nos vemos y aunque es cierto que no he sido muy efusivo al verles de nuevo, tanto a Sen como a él, reconozco que no puedo obviar el lazo nostálgico que nos une como hermanos. Aunque Soujun sea considerado por nuestro padre como su oveja negra descarriada, no por ser gay, porque Sen y yo lo somos también, sino por haberse dedicado al porno. Incluso yo aún tengo reticencias cada vez que lo pienso. No he podido ver más de diez minutos de ninguna de sus películas. Es...demasiado chocante ver a mi hermano en esas escenas sexuales porque en el fondo...me recuerda a cómo me comporto yo con mis amantes sexuales.

-He visto a varios cámaras por aquí. ¿No ibas a retirarte de esto? -

-Será mi última filmación. Me han rogado por ello y sabes que no me gusta quedar mal ante nadie. Empezamos a rodar mañana por la mañana, una mini-serie- mi hermano vuelve a sonreírme y yo le hago una breve reverencia con la cabeza a modo de despedida cuando voy hacia la salida del onsen para bajar al pueblo. Antes de salir, me cruzo por el pasillo con un hombre de melena castaña y ojos celestes que va vestido a modo occidental, con un pantalón negro de pinza y una camisa vaporosa desabrochada ligeramente dejándome ver una fina capa de vello de su pecho. Ambos nos miramos detenidamente más de dos segundos, prácticamente haciéndonos un repaso de arriba abajo y seguimos andando cada uno por nuestro camino. No está nada mal, es realmente atractivo y de mi tipo. Alto, delgado, de facciones finas y limpio. ¿Qué más puedo pedir en un amante? Que sea similar a mí. Menos mal que no solo hay cromañones en este sitio.

- ¡Nii-san! - en cuanto llego al centro del pueblo, me encuentro con Sen vestido con vaqueros y una camiseta, con su pelo trenzado cayéndole sobre uno de sus hombros. Creo que he venido demasiado formal para venir a trabajar esta noche, pero voy a mostrarles a la gente de este pueblo que este bar va a renovarse en algo sofisticado y decente.

Cuando entramos casi me da algo al ver que, aunque las cabezas de animales y otras barbaridades han desaparecido de la pared, ahora hay flores colgadas y dibujos cursis recorriendo todo el recinto y no solo eso, hay espejos sobre la barra del bar y el olor del ambiente es de un perfume de mujer tan intenso que me siento mareado. ¿Qué demonios?

-Renji...¡¡RENJI! – voy hacia la parte de los lavabos desde el cual provienen unos intensos gemidos y al abrir la puerta, Sen y yo vemos atónitos a Renji follándose como un animal a la mujer pelinaranja que estaba hace unas horas aquí junto al resto de las mujeres. El pelirrojo gruñe entre dientes totalmente empapado de sudor mientras arremete de pie contra la cadera de la mujer la cual está de pie también, pero de espaldas a él, apoyada contra el lavabo y gimiendo agudamente y sonriente.

-Kisama...- agarro del pelo a Renji para que salga del lavabo y fulmino de un vistazo a la mujer para que se suba las bragas y se baje la falda antes de que la eche medio desnuda.