60 - MADRE E HIJA

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Intento controlar la respiración mientras observo cómo sacan a mi marido y a mis hijos a rastras de la sala. También se llevan al clon de Fiona, cosa que me sorprende. ¿Qué pretenderán hacer con él? Porque, aparte de intentar engañarles, no creo que sea de mucha utilidad.

—Por fin solas, jovencita.

Cojo aire muy despacio y lo suelto furiosa. ¡Cómo odio que me llame así!

—¡Cómo has podido, madre!

Ella se echa a reír mientras que yo le miro con una mezcla de furia, asco y decepción.

—¿Y tú me lo preguntas? —responde divertida —. ¿La que siempre está presumiendo de su gran amor? 

—No es lo mismo.

—¿Y tú qué sabes? Yo adoraba a Mike y él a mí.

—Te equivocas. Papá te utilizó, pero no tuvo en cuenta la maldición de las Bishop. Eso fue lo que le perdió.

Mi contestación le sorprende, pero no abandona esa maléfica sonrisa.

—¿En tan baja estima me tienes que no me ves capaz de mantener a un hombre a mi lado?

Su tono y su actitud empiezan a no gustarme nada. No reconozco en absoluto a la que era mi madre observando a la mujer que tengo delante. Su aura se ha vuelto demasiado oscura y no veo ni un resquicio de luminosidad en ella.

—No me refiero a eso y lo sabes —contesto segura —. Siempre pensé que te merecías algo mejor que papá.

—Tú no eres nadie para decidir eso —me indica con dureza.

Opto por dejar el tema. Se está enfadando cada vez más y eso es algo que no me interesa. De momento.

Decido mejor aprovechar para averiguar algunas cosas. No creo que dure mucho tan charlatana.

—Tienes razón —le digo zanjando el asunto —. No soy nadie para decidir, tan sólo tu hija. Por cierto... ¿Cómo hiciste para aparecer en la invocación? ¿O es que acaso entonces tu alma no se había oscurecido todavía?

—No eres la única con capacidad para hacer clones, querida. Y permíteme decirte que me salen mejor que a ti —responde orgullosa. 

Yo le miro alucinada. ¿Hasta dónde llega el poder de mi madre en estos momentos? Empiezo a pensar que tal vez he sido demasiado confiada. Aún así, debo creer en mí misma. Puedo con ella y es lo que voy a hacer.

—¿Sabes? —comenta paseando delante de mí —. Hacía mucho tiempo que no teníamos una charla madre e hija y, la verdad, es un auténtico rollo. Te has vuelto igual de tonta y cursi que los Bartholy. Nunca debí dejar que te quedaras con ellos.

—Los Bartholy son lo mejor que me ha pasado en la vida —aseguro molesta.

—Vamos, hija —responde desganada —. Reconoce de una vez que te han atontado. ¿Por qué no despiertas? Tienes mucho poder y un gran potencial. Únete a nosotros y tendrás el mundo entero a tus pies. Justo lo que tu padre quería para ti.

—Jamás.

—En ese caso, no me dejas alternativa, jovencita. Tendré que acabar contigo.

Mueve el brazo y mi cuerpo sale disparado hasta chocar con una columna que, inmediatamente, se hace pedazos. En estos momentos agradezco el ser vampiresa, aunque eso no evita el que me haya dolido. Ha sido un golpe fuerte de verdad.

Como puedo, me levanto para encontrarme con un montón de estacas que vuelan en mi dirección. Me tiro al suelo y me cubro mientras éstas pasan apenas rozándome.

DC XII:LA REINA DEL MUNDO √Donde viven las historias. Descúbrelo ahora