Capítulo 1

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. : : \ La Gota Que Desbordó el Vaso / : : .

Me desperté de repente, las mejillas en sudor. Tan pronto realicé que sólo había sido una pesadilla, solté un suspiro con inconmensurable alivio.

Di gracias al ser que podía estar observando la Tierra desde arriba. ¿Cómo podría yo vivir sin Zero? ¿Y si además se marchara para siempre sin conocer mis sentimientos por él?

 ¿Cómo podría yo vivir sin Zero? ¿Y si además se marchara para siempre sin conocer mis sentimientos por él?

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Suspiré nuevamente. No era la primera vez que tenía un sueño similar. Desde que mis sentimientos por Zero habían llegado a su apogeo, mi cabeza se había concentrado en una sola y única pregunta :

¿Y si se marchara para siempre y jamás pudiera expresarle lo que siento?

Nunca me lo perdonaría.

Y esa misma mañana tomé la decisión. Esa pesadilla tan lúcida fue la gota que desbordó el vaso. La cobardía y el miedo de perder a mi mejor amigo dieron lugar a valentía y determinación. Decidí que me le declararía esa misma noche.

* * * * * *

Salí de mi habitación con la esperanza de encontrar a Zero y decirle que nos viéramos esa noche para conversar. Como ya era mediodía imaginé que podía encontrarlo en la cantina del Maverick Hunters Head Quarters – o MHHQ. De verdad estaba lleno de coraje, pero no duró mucho...

Cuando atravesé una de las puertas de la cantina, mis censores olfativos fueron invadidos con deliciosos aromas. Al igual que los seres humanos – aunque en cantidad más reducida –necesitábamos respirar oxígeno y nuestra principal fuente de energía eran los alimentos, aunque también podía ser la radiación solar. Durante los periodos de paz, la costumbre de comer dos veces al día en la cantina de la base era más bien por placer y para compartir con los demás. Me quedé parado buscando a Zero con la mirada entre la multitud de Reploids que se reunían para almorzar. Finalmente lo distinguí en la distancia. Estaba sentado en una mesa conversando con Axl y Massimo. Este último comía con ardor mientras que los otros sólo tenían bebidas.

Me quedé mirando a Zero por unos segundos, pensando en cómo debía acercármele y qué decirle con exactitud. Poco a poco mis nervios se apoderaron de mí... Y de repente, sin poder creerlo me acobardé. Así como leíste, ¡simplemente perdí toda valentía! No lo hice, no fui, y no le dije nada. Fue el hecho de verlo, de ver esos ojos color zafiro y esa sonrisa tan encantadora que me robó el coraje que había logrado recopilar durante toda la mañana, no tan sólo con la famosa pesadilla, sino también al decirme repetidamente durante el camino, '¡Tú puedes hacerlo X!' Y tan siquiera pude hacer unos pasos, jalarlo por la cabellera si necesario y decirle : 'Quiero verte luego'. No, no pude. Y me sentí el Reploid más idiota de toda la Tierra. Terriblemente avergonzado, di media vuelta y salí de la cantina. Ah, ¡eso sí fue fácil! Cómo me hubiese gustado encontrar el valor de decirle todo sin pensarlo dos veces... ¿De verdad podía ser tan difícil? Por mala suerte sí ; todo era más complicado cuando se trataba de Zero.

Mientras reflexionaba, no había puesto caso por donde iba. Cuando lo realicé, creí que me había perdido porque no reconocí el pasillo en el cual me encontraba. Llámenlo instinto de Maverick Hunter, pero rápidamente supe que alguien me estaba siguiendo. Seguí caminando como si nada por los corredores desiertos intentando deducir quién era. El Reploid era hábil ya que encubría bien su presencia, y ni siquiera podía averiguar a qué distancia se encontraba. Ligeramente preocupado, apresuré el paso. Pero él o ella todavía me perseguía. Comencé a correr, y en un desvío me escondí detrás del muro, ansioso en descubrir quién me seguía. Esperé y esperé, pero ya no sentía la presencia del Reploid.

No pudo esfumarse, ¿o sí?

Eché una mirada detrás del muro y me quedé esperando con el ceño fruncido, a ver si veía algo. De repente una voz grave surgió detrás de mí :

"X, ¿qué haces?"

¡Era Zero! Solté un grito – realizando con vergüenza que era bastante agudo – y de la sorpresa prácticamente le disparo con mi X-Buster. Subí la voz, enojado :

"¡Zero! ¡Por poco y me matas del susto!"

Él se puso a reír y admito que me sonrojé un poco (pero sólo un poco).

"¿Eras tú todo este tiempo?" Pregunté, ya más tranquilo.

"Por supuesto. Dime, te vi entrando en la cafetería y te quedaste observándome por un tiempo luciendo dudoso pero luego te marchaste, ¿necesitabas algo?"

Me quedé asombrado. Había estado como a cincuenta metros de él, lo había mirado por no más de cinco segundos, él había estado hablando con Axl y Massimo, y mismo así se había percatado de mi presencia, y además de mi carácter dudoso. Frente a mi sorpresa Zero explicó :

"Estas últimas semanas mi unidad y yo hemos estado entrenando intensamente, afinando nuestra vista y demás sentidos. Creo que ha dado sus frutos." Dijo, riéndose. "Entonces, ¿piensas decirme lo que pasa?"

Al recordar mi propósito, abrí los ojos en grande y me sonrojé. Con la corrida y el susto lo había olvidado por un momento. Se suponía que era el día en el cual haría mi declaración, y me tocaba decirle la hora y el lugar donde nos reuniríamos. La verdad es que ni siquiera había pensado en estos detalles – los nervios me habían nublado la razón. Cerré los puños y me dije que era ahora o nunca, y rojo como un tomate pero determinado le dije :

"Yo sólo quería... Crees... ¿Crees que nos podamos reunir, los dos, esta noche? Afuera, ¿frente a la entrada del MHHQ?"

¡Al fin lo había dicho! El primer paso que lo empezaría todo...

"Está bien, ¿a qué hora?" Zero lucía ligeramente sorprendido, era la primera vez que le pedía algo por el estilo.

Realicé que estaba temblando de los nervios pero logré darle una respuesta. Él lo notó, y sintiéndome desnudo bajo su mirada penetrante y analizadora, sentí mi sangre artificial acumularse en mis mejillas y quise irme. Mirándolo a los ojos una última vez, me volteé y empecé a alejarme. Pero Zero me alcanzó y me agarró el brazo. Prácticamente no pude oír lo que me dijo, susurrando :

"¿Es algo grave?"

Sonreí suavemente. Él estaba preocupado. Soltó mi brazo y cuando volteé a mirarlo me volvió a preguntar. Yo sólo le respondí :

"No. Pero es importante. Para mí."

Me miró extrañado.

"¿No lo es para mí?"

Sonreí aún más.

"No lo sé."

No supe por qué había sonreído, aunque eso me llenó de coraje y tristeza a la vez. Tenía que expresarle mi amor, pero ya sabía su respuesta.

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