Prólogo

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La cabaña en el bosque era un lugar temido por muchos de los habitantes de Hewelston, las historias que de ahí provenían nunca hablaban de algo bueno, pero lo que escondía aquella pequeña cabaña era algo mucho mayor que un montón de historias.

Una noche de octubre una mujer joven llegó aterrada a la cabaña, pidiendo ayuda. Estaba por dar a luz y se encontraba muy débil. Una anciana salió a su encuentro vistiendo una larga capa morada. Llevaba su largo cabello blanco recogido en una trenza y sostenía una lámpara, con una vela blanca encendida en su interior

-¡Mamá! –gritó la mujer, cayendo al suelo. La anciana se apresuró y se arrodilló a su lado, tomándola delicadamente y ayudándola a levantarse –Es hora, esta noche.

La cara de la anciana pasó de preocupación a horror y miedo. Si su hija daba a luz esa noche de Halloween, su hijo sólo tendría una opción… y no era buena.

Entraron de pronto a la cabaña, donde plantas, piedras extrañas, velas de todos colores, libros antiguos y pergaminos con símbolos adornaban las paredes. La anciana preparó rápidamente un lugar para que su hija diera a luz, la hizo recostarse y el trabajo comenzó.

No muy lejos de ahí, a un par de kilómetros otra mujer daba a luz a tres criaturas. Su destino se parecería, pero habrían grandes diferencias entre ellas.

Las brujas de HewelstonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora