16. Ilusiones.

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Esto no puede ser cierto. ¿Acaso mi destino es estar con él? Sólo faltaba que me llevara después de clases a mí casa, me prepare la cena, el desayuno y el almuerzo, sí sigue así... No tardará en pedirme que viva con él. Esto tiene que cambiar, me será muy difícil acostumbrarme a no verlo todos los dias-aunque sí o sí lo tendré que ver, por la escuela.- la cosa sería como no extrañar esos momentos con él, sí en cualquier momento se puede acobardar de mí. En estos momentos no quisiera entrar en una relación amorosa, no ahora que quiero entrar a una universidad en el extranjero, y para entrar a una de esas universidades tienes que tener unas calificaciones perfectas. Bueno, no tan perfectas, pero sí tienen que ser asombrosas para que te acepten.

-Si sigues así, pensaré que eres un acosador de jovencitas como yo.- Dije llegando a su lado.

Y sin pensarlo me encontraba sonriendo... No por el hecho de la pequeña broma que hice hace un momento, sino por que vino a verme y un día en la que hay clases, supongo que vino para llevarme a la escuela. No encontraba otra excusa más obvia.

-Buenos días, Louis... ¿cómo estas? ¿bien y tú?.- Actuó estar ofendido por como lo llamé.

-Bien, ¿qué haces aquí?.- Rechacé su discursito.

-No sabía que en tú casa tenías terrazas.- Dijo observando la construcción de mí casa.

Aunque mí habitación obtenga una de las dos que hay, siempre permanecía cerrada, por una extraña razón, la cuál no conozco, siempre me hace frío o esa es la conclusión a la que llegué.

-Yo creo que sí, son terrazas lo que ves...

-Dime, ¿tú habitación tiene salida a alguna de estas?.

-Te lo digo en serio, me estas empezando a asustar.

-Ni que te fuera a secuestrar.

Tampoco tengo que demostrarle que estoy asustada ¿o sí?, en estas ocasiones hay que actuar con normalidad, así que eso haré.

-La que se encuentra a la derecha, justo al lado de ese enorme y espeluznante árbol.- Dije en tono despreocupado apoyando mí mano en su auto.

Él observó en cómo estaba mi posición y no tardó en sonreír.

Perfecto, ¿eso es lo más normal que puedes hacer, Emma? Me criticaba mí subconsciente.

-Tienes mucha suerte...- Dijo cuando dejó de estar con todo su cuerpo apoyado.- Tranquilamente un día de estos, puedes escaparte por ese árbol en las noches para ir a cualquier sitio...

-No estoy loca, como tú.

Después los dos quedamos en silencio, era muy obvio que era incómodo este silencio. Después de echar un vistazo a mí reloj me sorprendí demasiado. ¡Dios, quince minutos! ¡Llegaré tarde!. Opté por no mirar a Louis y retomar mí camino, para llegar a tiempo. En ningún momento me invitó a que vaya con él, y no iba a esperar sus ganas.

-¡Hey!.- Habló-gritó, cualquiera de las dos, la cuestión es que lo dijo con la voz elevada.

Camino los pocos pasos de distancia que nos separaban, sujetó mí brazo derecho y me detuve.

-¿Qué?.

-¿Qué haces?.- Preguntó.

Claramente está muy confundido. Supongo que no más que yo.

-¿No tienes noción del tiempo?.- Volteé para quedar frente a él.- ¿Acaso no sabes que hora es?.- Lo dije elevando mí reloj, casi estrujandolo en su cara para que supiera que hora era.

-No era necesario hacer eso. Sé perfectamente que hora es. Y si te estas preguntando cuál es la razón por la que estoy aquí...

¿No es obvio? Claro que me estoy preguntando a mi misma que hace aquí. Yo no recuerdo en que momento quedé en encontrarme con él.

Lo que siento por ti.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora