Pacto de Almas

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Capítulo 2: Pacto de Almas.

'Bríndale el blanco de nieve en polvo, el rojo de la sangre, y el negro del ébano... una mujer rogó. Y un bebé milagroso nació.'
                  Genealogy  of Red, White and Black - Vocaloid





—¿Quieres volver?— lo miró curiosa.

—Eso no responde a mi pregunta— insistió Harry. La mujer de negro lo miró, imperturbable e impasible, poniendo más que nervioso al chico pero aún así, no se dejó amedrentar.

—Sí, puedes regresar— respondió, abriendo así, una infinidad de posibilidades ante él —Pero debes ser más que un simple mortal para hacerlo— Harry le sonrió.

—Debo aceptarte primero ¿Verdad?— preguntó a sabiendas, la mujer de negro asintió, sus ojos brillando con curiosidad y anhelo —¿Qué debo hacer? ¿Qué sucederá después?—

Hubo un silencio apreciativo, como si La Muerte buscara una manera de explicarlo, se acercaron a uno de los bancos de la plataforma, donde ambos tomaron asiento, notando la mirada perdida de la mujer de negro, Harry tomó una de sus heladas manos enguantadas y la cubrió con su otra mano, le volvió a sonreír cuando el ser divino se giró a verlo.

—Convertirte en el Amo de la Muerte significa una existencia solitaria, Harry— comenzó —No pienso mentirte acerca de éso, deseo que te conviertas en mi amo, pero es solitario y perderás parte de tu humanidad— Harry lo miró alarmado por lo dicho —Tranquilo, no es lo que piensas, pero el pecado original será borrado de ti, el fruto del árbol del conocimiento del bien y el mal que consumieron los primeros de tu raza será arrancado de ti—

Harry lo miró confundido, no comprendiendo mucho, recordaba muy poco de la teología cristiana que le fue enseñada por la fuerza por su tía Petunia.

—No comprendo— habló con sinceridad.

—La Muerte es un ser neutral, Harry, su amo debe serlo igual, yo no comprendo lo que es bueno de lo que es malo, no puedo diferenciar uno de otro, no debo hacerlo, mi deber me obliga a cosechar las almas y no puedo tener un trato especial con unas y no con otras—

—Pero Dumbledore...— quiso protestar Harry, pero la mano enguantada se levantó para interrumpir.

—Él es diferente— habló con fuerza, su enojo no dirigido hacia él sino hacia el hombre que tantas muertes causó —Yo puedo no diferenciar el bien y el mal, puedo no entender el sentimiento que generan sus acciones... pero sé lo que es la crueldad y sé que alguien que deja morir adredre a demasiadas personas y que atenta contra el destino, no puede tener una posibilidad de reencarnar— sus labios se apretaron —Cada alma, por muy manchada por artes oscuras que estuviera, por muy lastimada por horrocruxs que se presente ante mí... la muerte siempre será un consuelo, por que en mis dominios sanarían, permanecían allí hasta que maduraran espiritualmente y les tocará renacer—

El silencio reinó por unos momentos y Harry meditó a profundidad cuál era realmente la labor de La Muerte y que a pesar de no diferenciar el bien del mal, podía ver lo mucho que sentía; tristeza, enojo, preocupación, arrepentimiento, solo eran unas pocas de las emociones que había visto en ése poco tiempo que tenían reunidos.

—Albus Dumbledore hizo una excepción, no solo porque por su intervención muchas almas vinieron antes de tiempo a mí, sino que atentó contra una de las cuatro grandes divinidades del mundo— y frente a ellos, del otro lado de las vías de trenes, un recuerdo nuevo apareció.

En él, se veía como de un casi infinito telar, ubicado en una pomposa sala llena de lujos, Albus Dumbledore tomaba un par de hilos muy específicos y un par de tijeras sacramentales. Eran importantes, pues, no había tomado un hilo cualquiera, sino que tomo unos muy específicos, como si supiera cuáles debía de llevarse.

Ouroboros |Snarry|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora