Todo lo que vivimos de una forma u otra se ve reflejado en lo que nos rodea, por muy pequeñas que sean nuestras acciones el efecto mariposa toma posesión de ellas y hace lo que le plazca jugando con nuestro destino y el de los demás. Tener cierta edad y experiencia me ha hecho darme cuenta de que en un segundo nuestra vida puede acabar, un carro fuera de control, una enfermedad, un arrebato de locura, sí de locura, puede terminar con el poco tiempo que tenemos para estar aquí. Si muero ahora no pasa nada, he muerto varias veces ya. Pensarán que estoy loco pero sí, existen muchos tipos de muerte. Está la muerte en la que nuestro cuerpo deja de funcionar y dejamos de existir para siempre, está también en la que seguimos funcionando pero dejamos de existir para siempre. Si una persona se aleja de ti, para siempre, automáticamente dejas de existir para ella, lo mismo que si estuvieras muerto. Una simple mentira, engaño, traición puede hacer que dejemos de existir, que en la mente de alguien estemos muertos. Por eso a lo largo de nuestra vida tratamos de no morir, de ninguna de las dos formas que mencioné anteriormente, desgraciadamente algunas que se pueden evitar acaban sucediendo y toca por parte de los que se quedan arrepentirse por lo que hicieron o dejaron de hacer, y el daño? Irreparable. Por eso si muero joven no me importa, bastante he vivido, bastante he muerto ya y muchas muertes he presenciado. No queda de otra que tratar de ser buenos, aunque eso tampoco depende de nosotros. Ser seres pensantes y racionales nos hace tener distintos puntos de vista y a veces lo que creemos bueno puede ser malo para alguien más. Entonces con quien quedar bien? Pues con uno mismo. Si muero joven sepan que no me arrepiento de nada, que me fui sabiendo que mis otras muertes fueron necesarias para que alguien viviera en paz. Entonces que quieres saber, si moriste para mí? No te quedó claro?