Prólogo.

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Alemania, 30 de junio del 2015.

Bella.

¿Qué acabo de hacer?

Miro mis manos llenas de sangre, una arcada crece en mi estómago, pero la contengo. Esto es una situación crítica, no hay tiempo de asimilar. Necesito salir de aquí. Lágrimas corren por mis mejillas mientras mis pies queman contra el suelo. Mi débil cuerpo no es capaz de resistir tanto esfuerzo físico, pero la motivación de ser libre se convierte en mi combustible.

Necesito escapar.

Tengo que escapar.

Llevo una mano al costado de mi abdomen. La herida está ardiendo como el infierno, lo cual provoca que mi vista comience a fallar. Pero detenerme no es opción. Prefiero morir antes de que me atrapen nuevamente.

Milagrosamente, llego a la salida sin ningún otro daño. Sin pensarlo dos veces abro la puerta – mala idea –, una lluvia de balas cae sobre mí, al mismo tiempo que un peso muerto golpea mi cuerpo. Mi cabeza se estrella contra el suelo ruidosamente y el oxígeno se escapa de mis pulmones.

Mierda.

- ¡¿Estás bien?! – grita mi tacleador. Difícilmente logro responder.

- Sí – mi vista se clava en sus ojos azules, es Marco.

Veo cómo lleva una mano a su oreja, tiene un comunicador, está hablando pero no logro distinguir mucho. La oscura noche me impide apreciar a la única persona que me ha mantenido cuerda estos últimos meses. Alzo una mano y toco su cabello.

Lo amo.

Si este es el día de mi muerte, espero hacerlo en sus brazos.

Ya no quiero soportar más.

Ya no quiero sufrir.

- ¡Bella! – grita mi nombre – ¡Estás sangrando, joder! ¡Te han disparado! – la desesperación en su voz me rompe. Quiero morir, pero no quiero hacerle daño.

- Shhh – coloco mi mano en su boca –, está bien – una presión en mi pecho provoca que inhale fuertemente. Sangre comienza a salir de mi boca.

La lluvia de balas sigue cayendo por encima de nosotros. Es una intensa masacre que se escucha en toda la casa. El cuerpo de Marco está sobre el mío, tan cerca, que logro escuchar los gritos dentro de su comunicador.

- ¡Rico! – grita mi salvador – ¡Necesito salir de aquí, está herida!

Como si el destino quisiera llevarme a un camino de paz, la lluvia de balas se intensifica. Nuestro único escudo es un arbusto que esconden nuestros cuerpos. Los vidrios blindados de las ventanas de la casa comienzan a agrietarse. Los francotiradores intentan proteger la mansión a diestra y siniestra, pero los hombres de Marco son más ágiles.

Esto es una jodida masacre.

¿Pero, qué esperaba?

Marco acaba de hacerle un golpe de estado a su propio padre para salvarnos. Sabíamos las posibilidades de que esto ocurriera. Y eso es lo que me duele. Teníamos un plan, reglas que cumplir y yo he dañado el plan.

Marco nunca va a perdonarme.

La culpabilidad golpea mi conciencia, provocando que las lágrimas se deslicen intensamente por mi rostro. El dolor en mi abdomen se intensifica y la adrenalina comienza a disminuir, haciéndome sentir todos los golpes que recibí.

- Quiero que te calmes, preciosa – Marco acaricia mi rostro –. Todo saldrá bien, Rico nos sacará de aquí.

- Y-o-o – la sangre comienza a ahogarme. Debo decirle lo que pasó, necesito que sepa lo que hice.

El destino vuelve a reírse de mi cuando otro cuerpo cae entre nosotros.

- ¡Nos están acabando! – una voz bastante gruesa llega a mis oídos – ¡Llamaré a papá!

- ¡¿Qué?! – grita Marco – ¡Nos matará cuando se entere!

- ¡Si no llamo a mi padre, moriremos aquí, convertidos en coladores humanos! – gruñe.

- ¡Dominic nos salvará para luego matarnos!

- ¡Prefiero morir en manos de mi padre que siendo un colador! – lleva un teléfono a su oreja – ¡Papá! – dice exaltado – Bueno, puede ser que... – se calla por un segundo –. Quizás decidimos hacerle un golpe de estado a Rixo Schell – dice lo más tranquilo posible. Automáticamente, Damián aleja el celular de su oído –. Bueno, en realidad... se puede decir que estamos perdiendo.

¡BUM!

Una explosión impacta contra mi cuerpo, haciéndome volar por toda la entrada. Caigo de forma brusca en el césped y ruedo descontroladamente.

Dios santo.

¿Qué ha sucedido?

Un pitido ensordecedor se instala en mis oídos, toso adolorida para luego escupir sangre, la visión me falla momentáneamente. Desorientada, intento ver entre el humo y la oscuridad – por la virgen –. Observo mí alrededor, viendo el infierno que se ha desatado.

¿Qué diablos pasó?

Las balas se han detenido, hay personas corriendo, hay gritos en todos lados, hay camionetas estacionándose bruscamente y varios hombres saliendo de ellas.

El lugar es un puto caos y el calor es insoportable.

Giro mi cabeza para observa la mansión. Mi boca se abre por un momento, pero mi sonrisa borra la expresión de sorpresa. El fuego consume la estructura de la mansión. La entrada no existe y la mayoría de los muros están destruidos.

La mansión ha explotado.

Marco ha ganado.

La pesadilla ha terminado.

Mi cuerpo comienza a perder fuerza, mis ojos se cierran y dejo de luchar por respirar. Mi mente se nubla de negra, mientras la necesidad de descansar se apodera de cada uno de mis nervios.

Lo lamento, Marco. Pero, no podrás tenerme.

Sonrío, justo cuando dejo de respirar. 



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Que comience el juego.

-LittleRdxx.

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