Ya han pasado dos semanas desde que Vegetta volvió a España. No sabía nada de Rubius, solamente vi a Willy una vez que cogió alguna cosa de su habitación y poco más.En España Vegetta se centró totalmente en la boda. Cada día me mandaba fotos de cualquier detalle que se le ocurría para hacer la boda más especial.
Hoy era sábado por noche. En otra circunstancia me estaría preparando para ir a cenar por ahí o salir a tomar una copa por alguna discoteca. Pero mi plan de hoy era ver un maratón de Harry Potter mientras me comía una pizza tirada en el sofá.
- ¿Hola?
Cuando estaba centrada en la trama de la película escuché como la puerta se abría, haciendo que me incorporaba de un susto.
-Joder, ¿quién es? -Pregunté.
-Acabo de llegar y ya estás borde. -Era la voz de un hombre.
- ¿Rubius? -Me extrañó muchísimo el verle, pero estaba contenta de volverle a ver.
-Solamente he venido a por mis cosas. Me voy durante una buena temporada a Alemania. Verás, mi madre ha empeorado y queremos ver si un hospital de Berlín puede haber un tratamiento para ella. Ya no sabemos qué hacer, es nuestra última opción. -Notaba como Rubius estaba destrozado. - Siento no haberte contestado.
-Rubius. . . . Lo siento muchísimo. No me importa que no me hayas respondido, ¿puedo hacer algo?
-Necesito que alguien me apoye y me diga que todo va a salir bien. -La voz de Rubius se empezaba a quebrar. - No quiero venirme abajo. No puedo hacerlo.
Una lágrima salió de sus ojos. Yo intentaba mantenerme fuerte pero esas noticias no son fáciles de digerir para nadie, aunque no fuera algo tuyo. Me lancé a sus brazos mientras no que Rubius rompió a llorar.
Estuvimos toda la noche en el sofá, en silencio mientras nos abrazábamos. No podía ignorar a Rubius, aunque mis sentimientos hacia él fueran confusos, pero tenía que apoyarle. Las horas pasaron hasta que finalmente se hizo de día mientras que ambos nos quedamos dormidos en el sofá.
Cuando me desperté yo estaba sola tumbada en el sofá. Me levanté un poco aturdida, pero pude ver que no había nadie a mi lado. Fui a la habitación de Rubius y pude ver cómo estaba prácticamente vacía, a falta de un par de camisetas y ropa de verano. En ese momento entendí que se había ido y me había dejado ahí sola.
Rompí a llorar.
Me quedé un buen rato entre mis lágrimas. Me sentía totalmente tonta por esa situación.
Pasados unos minutos me levanté y decidí cambiar mi manera de pensar. Me fui a mi habitación a cambiarme de ropa y ponerme un poco más decente. Iba a cambiar el chip y olvidarme completamente de Rubius.
Hola Alex. Me apetece ir a comer a algún sitio elegante, ¿te apuntas? Podemos decirle a Auron también. Lo pasaremos bien.
Era triste que solamente tuviera cuatro amigos en todo el tiempo que llevaba en Londres, pero tampoco es que socializara con mucha con la gente.
Creo que Auron no puede, así que estaremos los dos solos, ¿podemos decir que es una cita? Es broma, ahora te mando la dirección del restaurante.
Contestó Alex a mi mensaje.
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New Life. (Rubius y tú)
أدب الهواةUn nuevo comienzo puede conllevar muchos sentimientos que tal vez hasta ese momento no se habían conocido.