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Querido... Hyung

Antes que nada quiero aclarar que esto no es una carta, o tal vez sí. Si te parece, puedes considerarlo como una, no hay problema. Solo quiero que termines de leerla.

Por favor.

Han pasado muchas cosas desde que decidiste... huir de casa. Como el repentino viaje de nuestros padres. Pero no voy a hablarte de eso, a pesar de que es algo de lo que también debería hablar, pero por ahora no.

Lo que sí quiero decirte es que al fin conseguí conocer Seul, llevo apenas mes y medio aquí, y es verdad lo que nos dijeron; las estrellas aquí no se pueden ver.

Jin Hyung me lo advirtió antes de que yo pudiera preguntárselo. Él ha sido muy acogedor conmigo, dice que le parezco bastante adorable y que en verdad no cree que seamos hermanos, bueno puede que nuestra aura física no sea la misma pero yo creo que nuestro carácter se parece mucho. Después de todo fuiste mi modelo a seguir desde que tengo conciencia.

Estoy intentando a adaptarme, Jin Hyung me advirtió que yo tendría que estar preparado para cuando él tenga mayores responsabilidades en el trabajo, así que estos días tuve que someterme a un curso intensivo de cocina y de limpieza hogareña. Me ha llevado de compras y me mostró los lugares principales de la ciudad, algunos centros comerciales y eso. Yo solo decidí seguirlo porque él dijo que no era bueno que me quede mucho tiempo solo en casa.

Hyung... es mucho tiempo sin verte.

 Sé que no te gusta el dramatismo pero para mí es todo muy extraño desde que no estas.

Lamento si no escribí antes, es solo que no sabía que decirte exactamente, de echo ahora siento que estoy contándote cosas a la deriva. Y ese no era el plan, lo digo porque hace dos semanas comencé a ver a una psicóloga. En un inicio me negué a sus sesiones y de hecho aún estoy en duda de si debería seguir yendo a su consultorio o no, pero su idea de comunicarme contigo no me pareció del todo descabellada. De hecho las conversaciones con ella son las únicas en las que no ciento que estas lejos, te siento parte de mi presente y ella me dijo que eso es bueno, por eso me dio la idea de escribirte esta carta.

Lo que no me dijo es que decirte exactamente, pero sería bueno aclararte que yo nunca estuve en contra de tu decisión y que a pesar de que te extraño demasiado espero estés bien donde sea que te encuentres. Enserio Hyung. 

 Las tardes se volvieron un poco extrañas cuando aún estaba en casa, el sonido del piano se apagó, y las paredes de nuestro escondite se derrumbaron el día que te fuiste. Y ahora que menciono tu partida me gustaría confesarte algo. Solo no vayas a enojarte, por favor. Yo me deje guiar por mi curiosidad, y antes de explicarte a lo que me refiero quisiera saber si sería bueno mencionarla a ella en esta carta, espero tener tu permiso porque de todos modos lo haré.

Para comenzar gracias por hablarme de ella. Sé que no es la mejor forma de comenzar con mi confesión pero quería que lo sepas de todos modos. Todavía recuerdo la primera vez que la mencionaste, ambos sentados juntos en mi terraza mirando hacia la nada, o hacia paisaje de Daegu, como cada viernes en la noche solíamos hacer después de tus clases. Me detuve a analizar tus expresiones cuando la describías, tus labios se curvaban en una ligera sonrisa al hablar de su extraña pero tierna personalidad; callada en ocasiones pero escandalosa al momento de mostrar sus más puras emociones, tímida al principio pero con una confianza increíble para asumir sus propios retos, imponente, renegona y chiflada para muchos pero sobre todo para ti.

Tus ojos brillaban cuando me hablabas de su sonrisa y de aquellos ojos pardos que solían estremecerte al mirarlos fijamente. Las únicas veces que te vi emocionarte por algo descubrí lo hiperactivo que podías llegar a ser con la motivación adecuada, pero cuando me hablabas de ella Hyung, cuando describías con emoción la forma de su cabello; castaño, rizado y esponjado, y de su figura que amenazaba con mostrarse frágil al desgaste físico, pero que te sorprendía lo fuerte que se mostraba, incluso más que tú a la hora ejercitar. Al relatarme las veces que considerabas preciadas por disfrutar de su compañía, y las experiencias que no esperaste vivir con ella. Las risas compartidas en complicidad y las contadas ocasiones que pudiste tomar su mano para guiarla, y sentir que la protegías. Tú Yoongi Hyung...

Te convertías en otra persona.

No lograba reconocerte al escuchar tanta adoración en tus palabras. Lo siento.

Por eso, cuando te vi derramar una lágrima tras mencionar su nombre, supe que tenía que conocerla. Y es que no me bastaba con la imagen mental que había formado gracias a tus palabras, tenía que verla, al menos una vez y no me importaba la distancia o qué situación pudiera encontrarla. Solo quería saber, como un ser humano podía tener el control total del frío y despreocupado Min Yoongi.

Por eso te seguí aquella noche Hyung, cuando fuiste a despedirte. ¿Y sabes qué Hyung?

Me lleve una decepción, en todos los años que llevabas criándome jamás creí que te consideraría el ser más mentiroso de la tierra. Porque cuando la vi, todo aquello que me dijiste acerca de ella quedo en nada. Porque Hyung, ella no era bella.

La belleza, era ella.

Bastaron solo unos segundos para llegar a esa conclusión, y es algo por lo que nunca dejare de lamentarme. 

 En verdad lo siento Hyung, por no poder dejar de mirarla aquella vez, al igual que tú.

Sé que las oraciones cargadas de palabras que evaden la verdad no son las mejores para combatir un duelo, y también lo siento por eso Hyung.

Deberás lo siento. 

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Querido... HyungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora