Lean esta historia también, es de una amiga: http://www.wattpad.com/8498016-be-my-sweetie-girl
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Eran las 3 AM más o menos, Byron me propuso acompañarme a casa, ya que no me encontraba muy bien. Me despedí de las chicas y les dije que no me preguntaran, que ya se lo contaría todo mañana.
Llegué a casa con Byron en unos veinte minutos, durante el camino estuvimos en silencio, pero era un silencio cómodo. Nos paramos en frente de la puerta de mi casa.
-Muchas gracias por acompañarme a casa y bueno.. por todo el día de hoy, de verdad, muchas gracias Byron – le dije sincera.
-No tienes por que dármelas pequeña- Me respondió mostrándome una tierna sonrisa.
Se acercó más a mí, yo me empecé a poner nerviosa y las mejillas me empezaron a arder. Él lo notó , me cogió la cabeza con las dos manos suavemente y me dio un beso en la frente.
-Buenas noches- me susurró. Entré en casa mientras él seguía esperando en la puerta, cuando vio que ya estaba dentro se marchó,
El fin de semana pasó rápido y sin sobresaltos, el sábado puse la webcam con las chicas y les conté todo lo ocurrido. Además me costó muchísimo convencer a mi hermano de que me había ido porque me encontraba mal, pero al final cedió a creérselo. Me comentó que Hugo tampoco había pasado la noche en casa de Ryan, que sobre las 4 A.M. ya no se le vio más el pelo, ni a él ni a su amiguita.
Empecé a abrir los ojos con los gritos de mi hermano. Miré el reloj. ¡Las 8! Me levanté de un salto de la cama, pude oír a mi hermano salir de su habitación preparado para irse ya.
-¡Bryan!- chillé- ¿Por qué no me has despertado?
-Lo he intentado, pero eres una cabezona y te volvías a dormir, yo me voy ya, date prisa a ver si aún puedes llegar a la segunda clase. – me respondió y luego se fue.
¡Mierda, mierda, mierda! La segunda semana de colegio y ya llegaba tarde, abrí el armario y me puse una camiseta de tirantes de color blanco y unos shorts oscuros con las sandalias blancas, fui al baño y me peine, con el pelo suelto, me maquillé, pero muy suave. Bajé cagando leches, y me iba a ir sin desayunar, pero algo me sobresaltó.
-¿Y mis llaves? – me decía a mí misma.
Al fin las encontré después de cinco minutos buscándolas como loca. Las 8.10, ya no llegaba, así que salí de casa, y en vez de ir corriendo para intentar llegar a tiempo, empecé a andar de forma calmada, total, ya no me dejarían pasar.
Sobre las 8.30 llegué al instituto, me dirigí a las taquillas para coger los libros de las horas siguientes. De repente alguien me rodeó con los brazos por la cintura. Me giré.
-Buenos días preciosa, me he esperado a que llegaras para que no estuvieses sola esperando a entrar. –Se dispuso a darme un beso, pero le giré la cara.
-¿Qué quieres Hugo? ¿Es que no tuviste suficiente con tu amiguita?- Le reí irónicamente
-¿Cómo sabes tú eso? – se sorprendió
-Para no saberlo, te vi con mis ojos ¿Sabes? – me dispuse a irme, pero él me cogió del brazo y me giró de nuevo hacia él.
-Lo siento, lo siento mucho. Iba bebido y no me di cuenta, te juro que solo fueron unos inocentes besos, sin sentimiento- me dijo preocupado
-¿Inocentes? – volví a reír irónicamente-¡si le estabas metiendo la lengua hasta la garganta!
-Cielo, lo siento mucho, no iba en mis cinco sentidos. No te volveré a mentir más te lo prometo, cuando no te vi me fui de casa de Ryan a buscarte, pero pensé que ya estarías dormida, por favor déjame demostrarte que lo que digo es cierto.. – Puso cara de pena y de convicción al decírmelo.
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Las princesas no lloran
Ficção AdolescenteAlison, una joven de 16 años, tiene unas amigas que nunca le fallan, una familia ejemplar, y unos estudios muy bien cualificados. Byron, 16 años, joven, rebelde y terriblemente atractivo. Playboy del instituto, todas las chicas van detrás de él. Per...