JAYDENPasaron algunos días y lo único que deambulaba por mi cabeza era saber que escondía la castaña malhumorada dentro de ese cofre. Sin duda alguna debía tratarse de algo importante como para tenerlo literalmente bajo llave, ¿no? ¿Pero que podría ser? ¿Algo que le afectaba a ella?
Por el momento no podía hacer mucho y menos ingresar a su habitación.
En estos días nos hemos ignorado mutuamente y no me quejo, a veces era mejor así que estar peleándonos todo el santo día. Además, se la pasaba todo el tiempo con el chico de ojos azules y sus amigas. Como los rumores en Standall High corren a la velocidad de la luz me enteré de que él se iría a estudiar a otra parte. Cosa que me interesaba muy poco la verdad.
Hoy sábado era mi día libre, sin embargo, el señor Anderson quería reunirse conmigo por alguna razón. No había caído en cuenta de que su hija podría haberle dicho que me encontró en su habitación husmeando, ¿Me despediría? Aunque siendo sincero Camila por muy fría y amargada que sea no parecía ser ese tipo de chica que delataba a los demás.
Por el momento me encontraba con Liliana cerca de la entrada principal y déjenme decirles que ella no paraba de hablar. Si tuviera un botón de mute no habría dudado en presionarlo. No era tan tonto como para no fijarme que llevaba días coqueteándome abiertamente, sin descaro. Ella era una chica hermosa, pero en estos momentos no estaba en mis planes involucrarme con nadie.
El sonido del timbre fue gratificante al ver que a ella no le quedaba más opción que callarse y darme la espalda para ir a abrir la puerta. En nuestro campo de visión se atravesó aquella pelirroja que no se le despegaba a Camila para nada tanto así que ya parecían siamesas. Se veía tan radiante como siempre, era ese tipo de chicas que no pasaba desapercibida ni aunque quisieran. Llevaba un vestido rojo, ese color la favorecía de una manera inexplicable y su cabello atado a una perfecta coleta alta mientras llevaba unas costosas gafas de sol que en cuanto entró las puso sobre su cabeza.
Ignoró la presencia de Liliana por completo como si fuera el aire y me saludo sacudiendo su mano.
—Hola chófer, sexy. —saludó con una sonrisa parecida a la de los comerciales dentales.
A diferencia de Camila que era fría y reservada, Alexia era ese tipo de chica extrovertida, con solo verla deducías que era el alma de las fiestas y la diversión.
—Hola. —le respondí cortésmente. Era inevitable que no te cayera bien o te contagiara con su personalidad.
—Me alegra verte pero iré a buscar a mi amada novia. Disculpen. —fue lo último que dijo, le echó una leve mirada a Liliana con suficiencia para luego subir las escaleras.
Al fin y al cabo, también era una niña rica que parecía tener el mundo a sus pies. No me inmuté ante su actitud altiva hacia Liliana.
—Agh, niñas ricas. —musitó Liliana con total desagrado.
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Inevitable Destrucción (Libro#1)
Novela JuvenilNo logro entender cómo un rostro tan angelical es capaz de hacer tanto daño sin pensar en las consecuencias de sus actos. Eso confirma una vez más que las apariencias engañan. Y eso era Camila Anderson Smith, un rostro angelical al cual muy pocas ve...