Xanas

05

La morena mira fijamente la gran espalda del Lobo mientras este enciende el fuego. Al notar la fuerte mirada de su compañera este sonríe coquetamente aunque esta no le vea; con lentitud se gira para mirar como ella coloca la cama de forma correcta.

-¿Sabes si vas a quedarte? -él le mira dubitativo, antes de asentir al ver la oportunidad perfecta-.

-Puedes quedarte en esta cama, yo me quedaré en el suelo estoy acostumbrada. -susurra colocando la cama más cerca del fuego- ¿Vas a quedarte despierto? Lo digo porque puedo conseguirte más mantas, -en ese momento de la estupidez que acaba de decir- lo siento muchas veces no pienso lo que digo.

-Me quedaré despierto quiero estar alerta. -lo sonríe coquetamente haciendo que se ella sonroje al sentir como un hormigueo la recorre- Quédate tú en la cama, yo puedo descansar en una de las sillas cuando me sienta cansado.

-¿Cómo es Escocia? -los ojos ámbar le miran fijamente capturándonla como una red a la inocente mariposa que revolotea despistada-.

-La verás, pero es la tierra más verde y bonita que hay en todo el planeta. Es una tierra magnifica, cuando volvamos podrás encontrarte con tu tía y hermana.

-¿Tienes a algún familiar esperándote?

-Mi tía y la hermana de John que es mi primo, mi madre murió hace tiempo al igual que mi padre... -ella le mira apenada, colocando su mano en su hombro que se relaja a su toque-.

Ephona se queda dormida a los pocos minutos en que la conversación termina. El lobo coloca su única manta sobre el cuerpo de la Xana, el cual está encogido por el frío de la madrugada; lentamente coloca un mechón de pelo detrás de la oreja de la dormida mujer, aprovechando para acariciar la suave mejilla.

Su oído le avisa sobre unos pesados pasos acerándose a la casa de su compañera, se relaja cuando el olor familiar de John.

Se acerca a la puerta, la cual abre sin hacer ruido, para mirar a su Alfa que olfatea el aire antes de sonreír ampliamente.

-Ya veo que estás acompañado ¿Vas a quedarte toda la noche? El peligro ha pasado, eran solo unos rastreadores algo atrevidos.

-Claro que me voy a quedar, primero muerto antes que dejarla sola y tú lo sabes bien.

-Ten cuidado con lo que dices y los temas que tratas, sabes de primera mano lo que puede pasar. Mímala de forma coherente, no como un lobo imprimado, hasta que se lo expliques todo. Te recomiendo que cuanto antes, porque no sabemos cuánto estaremos.

-Lo sé Alfa -gruñe antes de cerrar la puerta-.

Lentamente se recuesta en el endeble camastro que chirría bajo él, amenazándole con derrumbarse.

Cierra los ojos soñando despierto en cómo será el primer beso, la primera caricia que se darán cuando ella entienda todo lo que sucede a su alrededor. Su lobo gruñe impaciente porque ella esté durmiendo en otra cama y no al lado de su pareja, la mini disputa interior entre el lobo y el humano se deshace cuando Ephona se revuelve en la cama haciendo que esta cruja asustando a su compañero.

La morena se despierta cuando la puerta es aporreada fuertemente. Kenneth se levanta rápidamente abriendola a un sonriente Alfa, el Beta frunce el ceño al ver que no hay nada urgente.

-Buenos días, chicos, asearos hay reunión de máxima urgencia -le guiña el ojo, pero su primo niega-.

-Estaremos listos en unos minutos -Ephona se levanta rápidamente alisándose el arrugado vestido-.

-Voy a vestirme, por favor sal. Así podrás hablar con John tranquilamente -él la mira de reojo antes de asentir y cerrar la puerta al salir-.

-¿Cuánto has dormido? -murmura el canoso mirando de arriba abajo-.