Rescate

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-¿Qué es todo esto?

-Un simple operativo de rescate.

-Bien, quiero hablar con Maria.

-Me temo que esta algo ocupada. Además ella no puede hacer nada para salvar a tu familia, nosotros en cambio sí.

-Entonces ¿Me ayudaran?

-Solo si por ello servirías a la corte.

-¿A que se refieren? ¿Qué es la corte?

-No te preocupes de eso ahora. Solo deberás ayudar con tus manos a su debido tiempo

-Olvídalo. Deja de lado mis manos. Ya me han traído demasiados líos

-Y si no colaboras tendrás más. Y no tendrás familia tampoco ¿Quieres eso?

-He oído hablar de ti. Eres uno de los sujetos menos confiables del mundo criminal ¿Por qué iba a creerle Sr Houdini?

-Porque no has oído hablar de mí, sino de mi padre. Soy Alfonso Houdini, NO Nelson, no señor de los ladrones ¿Entiendes o te lo explico a golpes?- dijo con una sonrisa burlona

-No imites mis frases o las haré realidad para ti.

-Tranquilo. Entiendo que seas desconfiado, yo tampoco confiaría en mí. Pero sé donde vive tu familia y soy consciente de que en este momento están rodeados y de que tienes solo hasta el amanecer. Solo tengo una pregunta para ti- dijo estirando su brazo -¿Confiaras en mi?

-Todo sea por terminar toda esta mierda- dijo estrechando su mano con la del ladrón –Te has conseguido un ayudante Houdini.

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El camino hacia la casa de Samuel fue largo y denso. El poco sueño, la idea de que estaba rodeado de ladrones y que iban a enfrentarse a tipos seguramente armados no ayudaban nada. Por su parte Samuel había intentado llevar su arma pero el ladrón le dijo que no la iba a necesitar. ¿Acaso pelearía cuerpo a cuerpo? Estaba loco, definitivamente.

-Hemos llegado.

-Esta no es mi casa.

-Me refiero a que llegamos al radio de tu casa. Hay que avanzar con cuidado desde aquí y asegurarnos que no nos vean.

-¿Tienes un plan?

-Claro que lo tengo. Es uno de los códigos de ladrones, improvisar es lo último que se debe hacer.

-No quería saber tanto. Ni  que me les fuera a unir.

-Mueres por ser un ladrón.

-Muero por una hamburguesa. Por ser ladrón para nada.

-Parecen dos niños pequeños–dijo Emil– Dejen de discutir.

-¡El empezó!- dijeron al mismo tiempo

Emil rodó los ojos y saco un par de binoculares de su mochila y comenzó a mirar por ellos –Veo once. Creí que habías dicho que eran cinco Alfonso.

-Eso dijo el espía.

-Te pasa por mandar un analfabeto a contar.

-¿Cómo iba a saber que era analfabeto?

-Un buen líder lo sabe- dijo Samuel provocándolo.

Alfonso frunció el seño -¿Qué insinúas?

-No empiecen otra vez -dijo Emil.

Junto a ellos se encontraban otros cinco ladrones. Definitivamente los superaban en número. 7 a 11, sin contar a Samuel.

-Si usamos el aparato dejaremos sin luz a toda la cuadra- dijo uno de los ladrones.

-¡Qué horror! Se perderán el comienzo del pastor de la madrugada- dijo Alfonso dedicándole una mirada de suficiencia –Están todos durmiendo.

Samuel negó con la cabeza. Y él pensaba que tenía que lidiar con idiotas.

-Este es el plan: Vamos a limpiar los alrededores. Emil y Alfonso irán por la parte trasera de la casa. Y entraran junto con Samuel ya que conoce la casa desde adentro. Nosotros iremos a los techos vecinos y la cuadra de al frente.

-¿Cuántos hay en el jardín?- pregunto Alfonso

-Unos tres- dijo Emil. Y no sabemos si hay alguien dentro. Conté once afuera.

-Ah, la improvisación, mi vieja amiga rompe códigos- dijo Alfonso –Habría que hacer un par de reformas allí.

-Ni se te ocurra- dijo Emil.

El grupo se dividió dejando al trió en conjunto detrás de la cerca que daba al patio de Samuel, en la casa del vecino. Emil sonrió a su reloj y habló a través de un comunicador.

–Un minuto.

Alfonso saco entonces de su bolsillo el aparato ITEM –Tendremos solo diez minutos como siempre. Hay que hacer esto rápido- Y lo coloco en el suelo.

Cuando Emil dijo por el comunicador que prosiguieran, Alfonso activo el ITEM y los tres saltaron la cerca. Unos sujetos armados apuntaron hacia ellos pero Alfonso y Emil corrieron hacia ellos y los derribaron. Las armas se habían vuelto inútiles. Alfonso tomo al tercero y lo empujo lejos también, haciendo que este se golpeara contra una pared, algo confundido. Los otros dos se levantaron y forcejearon con los dos ladrones pero los atraparon y Emil arrojo su mochila a Samuel. Este saco una soga y prosiguió a atar a los sujetos. En menos de un minuto los tres estaban boca abajo atados e inmovilizados.

-Buen trabajo. Hay que entrar.

Samuel abrió la puerta con cuidado. La casa se encontraba en plena oscuridad. De repente vio por la luz que venía de la luna que alguien le arrojo algo y lo logro esquivar, mientras le caía a Emil y Alfonso. Era una red.

-Veo que eres algo rápido- dijo la voz que le había arrojado eso.

 De repente una vela se prendió y pudo ver la escena. Su familia estaba atada en el sillón. El sujeto estaba parado con uno de los machetes de caza de su padre apuntándole a su familia y en la otra una ballesta antigua que este ultimo adoraba. 

-La caza ayuda.

-Veo que no pudiste resistir tanto tiempo para aceptar mi oferta. No te esperaba hasta otras cinco horas pero bueno. Ahora que ves la situación ¿Estás listo para irte con nosotros?

Samuel miro a su familia  Su padre negaba con la cabeza y sus hermanos estaban algo confundidos.

-Iré. Solo déjales ahora mismo.

-Debes estar...- pero no termino la frase. Un jarrón se le partió en la cabeza y lo tiro al suelo. Samuel se apresuro a tomar el machete y liberar a los ladrones mientras que Lautaro se sentó sobre el sujeto intentando inmovilizarlo.

Alfonso y Emil se apresuraron a atrapar al sujeto y atarlo –Usted señor, será juzgado por la mismísima Corte de los Milagros, donde el juez es la soga. Nadie atrapa a un ladrón y sale con vida.

Ambos muchachos arrastraron afuera al sujeto junto con los otros y los demás ladrones los ayudaron. Habían capturado fácilmente a los once, solo hacía falta esperar a Rodrigo con su camión para trasladarlos a su "juicio".

-Es una suerte que me hayas enseñado a desatarme  solo para que los grandes no me molesten, Samuel- dijo Lautaro -¿Lo he hecho bien?

Samuel asintió –Lo has hecho genial. Sabía que lo lograrías. 

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Sara despertó sobresaltada en medio de la madrugada

-¡Me quede dormida!- dijo a la oscuridad. De repente miro a su alrededor. Estaba en su casa. ¿Cómo había llegado hasta ahí?

Se levanto y miro a sus alrededores. Todo estaba intacto, todo se veía bien.

Pestaño algo incrédula a su alrededor ¿Fue acaso todo un sueño?

Confundida miro el reloj de su cómoda. 2:45 am. Sería mejor que volviera a dormir, tal vez de esa forma se sentiría mejor por la mañana.

Mientras tanto por la ventana un ladrón sonreía sabiendo que el trabajo de su asociación había sido muy bueno esta vez. 

El poder esta en sus manosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora