Es verano, hace calor y los niños están de campamento con el colegio, por lo que ambos se encuentran solos. Ya se ha hecho de día, y ella sigue enfadada.
— Voy a darme una ducha.
— Entendido…
Una vez se quita las mantas y el edredón de encima, sus pies tocan el suelo y tras un gran bostezo se levanta. Él se da la vuelta para verla, se siente inútil, no quiere hacerlo pero tampoco desea perderla.
Una vez agarrado la toalla, entra al baño sin cerrar con pestillo.— Ay… El agua está fría… Pues nada, a esperar.
Pasan minutos y al ver que el agua no se calienta pierde la paciencia.
— ¡Vamos, cacharro inútil!
Empieza a golpearlo, pero de pronto él la aparta suavemente y gira la rueda para que suba la temperatura.
— Ya está amor mí—.
A punto de besarla, ella le hace una cobra sin mirarle, cosa que le duele bastante.
— Te quiero…
Cabizbajo, pasa por delante de ella para irse cerrando la puerta. La joven gira la cabeza con bastante pena.
— Le habrá dolido…— piensa.
Una vez olvidarse de él, se desviste y mete un pie en el frío suelo de la ducha. Da un pequeño escalofrío.
— ¡Ay!
Al notar el agua caliente en el pie derecho, se dibuja una sonrisa de alivio en su rostro mientras va metiendo todo su cuerpo bajo el agua que cae desde la alcachofa de la ducha.
Una vez levantar la cabeza, se esparce el champú en el pelo con la ayuda de sus manos, mientras tararea algo inventado. Tras ello, pasa el gel por todo su cuerpo una vez haberse aclarado bien la cabeza sin parar de tararear.— Bien, ahora a buscar la toa—.
Al segundo antes de salir, entra y la besa apoyándola en la pared debajo del agua que cae encima de ellos sin dejarla salir, un momento tan apasionado como romántico.
— Han…
— Fui un idiota al negarme tras haber bebido… Perdona, amor, pero no quería hacerte daño por nada de la galaxia.
Lo mira y, sin quitarle la vista anonadada con lo que acababa de decir, él se vuelve a acercar.
— Han, aquí y ahora…
— Los niños están de campamento, tu hermano desde que está casado no viene por aquí y se te escucha desde la cama tararear.
Eso le forma una sonrisilla a la castaña, que tras bajar la cabeza la levanta muy decidida.
— Ven aquí.
Mientras él se acerca, ella pasa sus manos por su cuello y ambos juntan sus cuerpos muy felices mientras el agua les moja, donde Leia se da cuenta de un detalle.
— ¡Qué sorpresa, no estás vestido!
— ¡Cómo me voy a duchar con la ropa puesta, loca!
Tras un silencio no muy incómodo, empieza a jugar con un mechón del pelo de su esposa.
— Esto… ¿Ya te has duchado?...
— ¿Quiere que le enjabone?
— Por todo el cuerpo, princesa.
— Y usted me da en la espalda.
— ¿No se ha dado por la espalda?
— Sí, pero me encanta que usted me la toque.
— Será un honor lavar su espalda, majestad.
Tras sacar gel del bote, ella le empieza a enjabonar por todo el cuerpo con una sonrisilla nerviosa.
— ¡Señorita, sus modales!
— ¡Pero si te encanta!
— No es verdad.
— Voy y me lo creo.
— Créaselo.
Tras risas de ambos, le toca a él. Leia se aparta el pelo de la espalda y Han va pasando el gel por su espalda.
— Así, ay, qué gustito...
— ¿Le da gusto?
— Muchísimo, Solo.
Una vez acabado, vuelven al beso de antes esta vez disminuyendo la potencia de la ducha para ir acabando.
— Ya estamos bien limpitos, alteza.
— Pues tú sigues sucio.
— Vete a la mierda— Esto causa una risa a la princesa.
Para hacer la broma, él sale primero para ofrecerle su mano a su esposa y salga como una reina bajando de su limusina.
— Muchas gracias, contrabandista.
— ¡Esos modales!
— ¿Con usted? ¿Modales?
Al momento, la vuelve a arrinconar apoyando su brazo en la pared para que no escape.
— Cuidado, señorita.
— ¿Va a traficar conmigo?
— Oh sí, pero en la cama.
— ¡Es usted un piojoso!
— ¡Me lo dice la misma chica que llevaba dos ensaimadas en la cabeza cuando la conocí!
— Estás muerto, Solo.
— Vale, pero en la cama.
Tras risillas de ambos, sin vestirse, vuelven corriendo a la cama.
Todo esto en noventa minutos.
ESTÁS LEYENDO
Noventa minutos~ HanLeia
FanfictionUna historia tan corta como apasionada de Han y Leia.