Capítulo 11

823 78 0
                                    

POV: Adara

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

POV: Adara


Enzo subió las escaleras riéndonos los dos y cuando giró hacia la estancia, me dejó totalmente en el suelo sin desencadenar sus brazos enérgicos de mi cintura desnuda. Solo pude prestar atención a la gran cama elegante y azul que teníamos a unos pasos antes de que Enzo reclamara mi boca, dándome un beso que hizo palpitar mi cuerpo y mis más profundos deseos. Anclé mis manos alrededor de su cuello, pegando más mi cuerpo contra el suyo, notando su suplicante y letal agonía de poseerme, y gruñó contra mis labios y me apretó más contra su cuerpo haciendo más profundo el beso salvaje y apasionado. Quería enterrar mis manos en su cabello pero la cordura aún no me había sido del todo robada y sé que tenía una herida. Durante unos calientes y dulces segundos éramos boca y jadeos que nos encendían más.

—Tienes mucha ropa —le reclamé entre jadeos.

Yo desnuda. Él vestido. No encajábamos. Arqueó una ceja con una expresión candente.

—¿Y por qué no me la quitas? —me propuso con una voz tan caliente que me dejó más estremecida.

Tomé su polo azul de Lacoste al tiempo que él alzaba sus brazos y lo deslizaba por su cabeza dejándolo caer al suelo. El pulso me latía salvajemente. Lujuriosa. Desatada.

Su pecho musculoso.

Sus fuertes brazos.

Esa uve que se perdía hacia mi zona secreta.

Mi Dios del sexo era la más pura perfección. Mi pecado andante.

Pasarán años y su cuerpo escultural y lleno de músculos cincelados y definidos seguirá dejándome sin aliento. Me deleité en él sin sentir que me estaba pasando de la raya. Al contrario, a él —por su mirada tan complacida— le gustaba mi forma de mirarlo.

—Eres por completo mío —fui diciendo mientras me lo comía con la mirada.

—Soy tuyo —se inclinó hacia mí y pegó nuestras frentes, susurrándomelo.

Echó la cabeza hacia atrás para hacerme un recorrido con su mirada que me encendió aún más. Su mirada oscura me reclamaba, me adoraba. No me sentía avergonzada de enseñarle mi cuerpo desnudo. Con él no había pudor, solo quería que contemplara que era por completo suya. Me gustaba que me mirara como si fuera lo único para él.

Me costó tragar saliva ante su intensa mirada.

—Tienes una mirada peligrosa.

—¿Por qué? —me preguntó con el ceño fruncido.

—Porque cualquier mujer haría lo que fuera para que esa mirada solo brillara por ella.

Su descarada y sexy sonrisa adornó su rostro y me atrajo hacia él reclamando mis labios con pasión.

El deseo de Adara [Deseo Éire #2] © (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora