Alisson.- ¿Cómo te sientes? - me preguntó.
Un poco sorprendida, supongo.
- Bien. - mentí. Tenía un gran dolor de cabeza, pero fuera de eso me encontraba perfectamente.
- No sabes mentir - dijo entrecerrando sus ojos.
- Estoy bien, en serio.
- Bruja, no me mientas - alzó una ceja.
¡¿Pero quién se cree para hablarme así?!
- Estoy despertando y lo primero que haces es insultar me - mi cabeza retumbaba una y otra vez.
- ¡Ah!, ¡Ah! - gritaba mientras mis manos agarraban mi cabeza, sentía que la cabeza explotaría.
- Tranquila, tranquila - repetía Leila.
- ¿Qué le sucede, Leila?, ¿Porqué esta así? - Elliot preguntaba preocupado.
- No lo se, debe ser por el golpe que recibió al caer, llamaré al doctor.
- Bien.
Me acosté en la pequeña cama blanca, mi cabeza seguía con esa punzada, sentía que clavaban unos pequeños clavos en mi cráneo. Que tétrico a sonado eso, pero no me importa éste dolor me estaba matando.
Minutos después llegó un doctor a revisar me, tenía pinta de meterse algo , pero la abuela siempre me ha dicho que no hay que juzgar a un libro por su portada, así que, seguro era muy bueno.
- Hola, chica que se desmaya - me guiñó un ojo.
Primera opción: me estaba coqueteando ó dos, así trataba a todas sus pacientes.
- Uh, hola - le contesté.
El dolor se había ido.
- Dime, ¿qué sientes? - preguntó amablemente.
Después de una larga charla obviamente sobre mi salud concluyó en que era dolor producto de la caída que recibí, nada grave.
Ah, y fue la opción dos, realmente me caía muy bien, y como siempre las frases de Mi nonna tenían razón.
Se retiró mientras se despedía de Leila.- Me avisas si algo le sucede, ¿está bien? - le dijo a la pequeña enfermera de cabello oscuro.
- Sí, no se preocupe doctor - dijo firme.
- Adiós, principessa - Se despidió.
Bufé, me encontraba con muchos italianos, con mi familia tengo suficiente.
Después de eso se fue.- Ahora si, ¿Me puedes explicar que haces aquí? - pregunté poniendo mi vista en el rostro pálido de Elliot.
- En tu estado no es bueno que tengas tus dramas de chica histérica - dijo con una sonrisa descarada.
- E' un porco - lo insulté en italiano.
- No se qué me hayas dicho pero, te digo lo mismo.
Reí.
- Te lo dejo de tarea.
- Saukerl - me contestó.
Oh, con que esas tenemos.
- ¿Qué rayos significa eso?
- Te lo dejo de tarea - imitó mi voz.
- ¡Ey!, yo no hablo así - le reclamé.
- Lo que tu digas - alzó la mano con desdén - ahora estamos a mano, bruja.
- Stupido.
- ¡Eso sí lo entendí! - gritó.
- Bravo, bravo - le dije en español mientras le aplaudía.
- Odio hablar en diferentes idiomas.
- Pienso lo mismo. ¿Has estado con mi hermano? - le pregunté.
- Sí, somos muy buenos amigos.
¡Esperen!, ¿está hablando del mismo Tyler Rude Ruzzo?, ¿el qué nunca habla con nadie?, woah, era algo sorprendente saber que se llevaba bien con alguien.
- Estoy sorprendida - le confesé.
- ¿Por? - preguntó con la boca llena. Sí, se estaba comiendo mi comida.
- Porque él no es nada sociable, y deja de comerte mi comida.
- ¿Quieres? - volvió a hablar con la boca llena y extendiendo el plato.
- Pft, que sucio eres y tu saliva debe ser asquerosa - le dije.
- ¿Porqué?, ¿Quieres probarla? - dijo guiñando me el ojo.
- ¡Cállate! - le iba a aventar mi pequeña almohada que parecía piedra pero al parecer alguien lo había salvado.
- Oh gracias a dios, me ha salvado de ser brutalmente asesinado - le dijo Elliot a mi madre.
- No hay de qué, sé que mi hija puede ser un poco, ahm, exasperada - río mamá.
- ¡Má! - grité.
- ¿Qué? - rió - es la verdad, dulzura.
No pude evitar girar los ojos.
- Elliot - se dirigió hacia él - te he traído comida, cariño - le ofreció lo madre.
- Muchas graci... - lo interrumpí.
- ¡No!, él acaba de comerse toda mi comida, así que eso me corresponde a mi - señalé la bolsa de comida.
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¡Aléjate de mi!
Teen Fiction-No te puedo hacer esto, Brujita-Él le dijo mientras acariciaba su -Elliot, tienes que seguir con tu vida, no es justo que te hagas esto. -Lo siento, Aliss,-la miró decepcionado-yo no te amo. Ella podía escuchar ese horrible sonido. Era su corazón...