FUE EL DESTINO O LA CASUALIDAD?

81 12 1
                                    


Era tarde, muy tarde había quedado con Anie a las dos para comer y eran casi las tres, la conciencia le remordía. Seguramente su amiga estaría muy molesta y sobre todo hambrienta, bajo del taxi que la dejo enfrente de la casa de su amiga y prácticamente corrió para tocar el timbre, pero antes de que lo hiciera la puerta se abrió, apenada entro y comenzó a disculparse con la morena que la veía recriminatoriamente.

-Lo siento, Anie algo se presentó de último momento y no podía salir.

-Candy ¿qué clase de tía vas a ser?, si desde ahora matas de hambre a tu sobrino—dijo su amiga con un suspiro de resignación.

-Seré la mejor tía del mundo ya lo veras, lo consentiré y malcriare mucho.

-Eso, si Archie te lo permite.

Anie se encontraba en la dulce espera, ya tenía siete meses y su barriga estaba enorme, Candy estaba feliz de ver a su amiga tan feliz cumpliendo su sueño de tener su propia familia la vida no había sido fácil para ninguna, pero habían aprendido a superar las dificultades que la vida les puso y hoy estaban cada una logrando sus sueños. Anie con su familia y Candy escalando en lo profesional, ambas se sentaron a la mesa y comieron en una charla amena hasta que la morena toco el tema prohibido para la rubia.

-Candy cuéntame ¿cómo te fue en la cita con Albert? —pregunto la morena con ojos soñadores

-Nada, no hubo cita la cancele—respondió la rubia un poco incomoda

- ¿Pero por qué? -pregunto incrédula, pues William Albert Ardlay no solo era guapo, también era rico y todo un caballero y lo mejor, se había interesado en su amiga desde hace mucho tiempo, pero Candy no lo tomaba enserio.

-Anie, no puedo ofrecerle lo que él quiere así es mejor que no pierda su tiempo conmigo—dijo encogiéndose de hombros quitándole importancia

Anie no comprendía como su amiga pudo haber rechazado a uno de los hombres más codiciado por las mujeres, qué le pasaba a la tonta de su amiga que no se daba cuenta que estaba a punto de cumplir treinta años y seguía soltera, no solo soltera si no que completamente sola, en verdad no entendía el rechazo de su amiga a una relación.

-No me mires así Anie ya sabes lo que pienso—dijo Candy para tranquilizar a su amiga

-Sabes que me preocupo por ti ¿verdad Candy?

-Si Anie, pero ya lo hemos hablado lo que es la felicidad para ti no lo es para mí, me gusta mi independencia, soy feliz como vivo y con lo que tengo—dijo Candy

-Candy no me gustaría ver que en unos años te des cuenta que has desperdiciado tu juventud y que te quedes sola—dijo con la preocupación reflejada en su cara

-No te preocupes por eso, te tengo a ti y a Archie y pronto a mi sobrino Anthony, así que nunca estaré sola.

-Candy no es lo mismo, sabes que te quiero y por lo mismo quiero verte enamorada y que sientas lo que es sentirse amada—la voz de Candy no la dejo terminar

-Basta Anie, el hecho que tú te sientas feliz con esto no quiere decir que yo también lo desee—dijo con molestia, rodó los ojos, cuando su amiga se ponía en ese plan no la aguantaba, ella no necesitaba un hombre a su lado para sentirse bien.

-Lo siento Anie, yo soy feliz así, eso es lo que importa ¿no crees? –le dijo cariñosamente

-Tienes razón, creo que esto de las hormonas me tiene así con las emociones todas revueltas—dijo Anie tomando las manos de su amiga y sonriendo

-Compadezco al pobre de Archie, mira que debe amarte mucho como para aguantarte—dijo Candy divertida

- ¡Oye! —dijo Anie haciendo un puchero.

FUE EL DESTINO O LA CASUALIDAD?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora