Capítulo 19
Estaba tan confundida esos días, Dimitri estaba comportándose muy extraño esa mañana y no paraba de preguntarle cosas aún más confusas. No sabía porque razón, pero tenía una corazonada, y ella odiaba tenerlas.
Maya pudo darse cuenta perfectamente las miradas que constantemente Dimitri le lanzaba desde su oficina. Fingió que no las notaba lo mejor que pudo, pero le era imposible no incomodarse ya que Dimitri estaba siendo muy constante con eso.
Las cosas estaban tensas entre ellos, mucho más de lo que podía imaginarse. Algo le pasaba, algo muy grave y se moría de ganas de averiguarlo. Sin embargo, no hizo nada para conseguir alguna información. Se obligó a recordarse que no era asunto suyo y que lo mejor era seguir con el distanciamiento que creía tenían.
Un problema que creyó peor había ocurrido cuando en el momento que fue por un café para desayunar (ya que no había comido nada en su casa) y volvió a la oficina; él ya no estaba ahí. «Tiene que ser una broma» pensó ella con enfado. La volvía a dejar sola, eso significaba que tendría que hacerse cargo de su trabajo, como siempre.Y así había sido, autonombrándose asistente personal del señor Millán, se encargó de dar la cara por él en las reuniones, como también se encargó de darse permiso de salir antes de su hora, de seguro Dimitri no lo notaría.
Creyó que era una clase de jugada del destino cuando vio afuera de la empresa a Steve; estaba con una rosa muy hermosa y una sonrisa amplia. Una bonita casualidad. No supo por qué, pero su vista viajo por inercia a la entrada del edificio. Agradeció internamente que Dimitri no estuviera, porque definitivamente montaría una escena totalmente desagradable para ella.Con pasos firmes caminó hacia el hombre.
—Hola. —soltó con un deje de dulzura una vez frente a él.
El cabello de Steve estaba perfectamente peinado hacia atrás, y olía muy bien. Quería darle una buena impresión, pero a Maya le parecía demasiado para su gusto.
—Hola. —dijo con amabilidad extendiendo la rosa en su dirección. —Espero no te moleste mi atrevimiento.
Maya sonrió levemente tomando la rosa entre sus manos.
—Para nada. —volvió a mirar atrás disimuladamente. (Acto que Steve no pasó desapercibido, claro) —Es sólo que me sorprendiste un poco. No hemos hablado mucho, en realidad.
El hombre asintió entendiéndola perfectamente, no se lo discutió. Él más que nadie se conocía, y en ocasiones cuando algo realmente le gustaba se volvía muy insistente, sea cual sea la ocasión.
—Precisamente. Me encantaría conocerte mejor. Claro si tú quieres. —se apresuró a decir mientras hacía un gesto con sus manos.
Maya lo escuchó atentamente mientras sostenía la flor entre sus dedos.
—No le veo problema alguno. Aunque te advierto que en ocasiones soy muy aburrida.
—¡Igual que yo! —soltó eufórico mientras abría muchos los ojos en un intento de exagerar lo que decía. A Maya le fue imposible no reír.
—Eso es imposible de creer. —dijo ella mientras acariciaba la rosa inconsciente. —¿Cómo es que estás aquí? —le preguntó un segundo después.
Steve movió los hombros restándole importancia.
—Pues, averigüe la dirección y mírame aquí. —su sonrisa se amplió. —Espero no pienses que soy un obsesivo.
Negó levemente soltando una pequeña risita.
—Es lo menos que me pasa por la cabeza.
Esta vez fue Steve quien le sonrió haciendo que un hoyuelo en su mejilla que antes no había notado que tenía le hiciera recordar a cierto hombre en ese momento. Tenía que dejar de pensarlo en cada momento.
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Punto débil © (Versión Corta)
Romance-No te entiendo. Los ojos de la joven se llenaron de lágrimas. Él soltó una fuerte carcajada. Rompió su corazón lo sabía, pero daba igual, eso era lo que ella había conseguido con sus acciones. -¿Enserio no lo notaste? -preguntó con burla. -¿Eres...