El chico del Bus

El chico de Bus

El chico del bus

Voy al colegio en un bus. Realmente no suelo viajar con mucha gente, soy más bien de esas típicas chicas calladas que tienen con suerte una amiga.

Pero delante de mí, viaja un chico totalmente distinto a mí. Se ríe con sus múltiples amigos, cada tanto mira por su ventana. Su risa se escucha en todo el bus, mientras que yo lo contemplo, sonriente, pensado que es verdaderamente lindo.

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Han pasado unos cuantos meses. El chico del bus ahora se sienta tres lugares más adelante que yo, y eso es siempre. Sus amigos le juegan bromas sobre el hecho de que siempre usa sweters, inclusive en verano, que tapan completamente sus brazos y sus muñecas. Sigue riendo, pero cada vez me cuesta un poco más apreciar su risa, la cual antes era estruendosa.

Mis pensamientos han cambiado, realmente no creo que sea lindo, creo que es más que eso. Es hermoso.

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El chico que viaja en mi bus sigue sentándose tres asientos por delante de mí. Ya no ríe de esa manera tan peculiar… Sus amigos intentan hacerlo reír, y él solamente mira por la ventana, o a su regazo. Se ha hecho costumbre verlo sin esa gran sonrisa a la hora de subir al bus o a la hora de verlo bajar.

No sé por qué no sonríe, pero me gustaría averiguarlo, porque cada vez que lo hace se ve perfecto… Él es perfecto.

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Hace un tiempo, había un chico que viajaba conmigo en el bus. Iba tres asientos delante de mí, pero de repente, un día, dejó de tomarlo. Yo me seguía sentando a tres asientos de distancia, esperando que algún día apareciera.

Sus amigos ya no reían, ya no hacían bromas.

Un día uno de ellos se me acercó; preguntó si yo era la misma chica que había viajado con ellos desde hace años. Le respondí que sí. Me entregó una carta, y me explicó todo lo que había pasado.

Este chico que viajaba frete a mí, fue encontrado por sus padres. Esas risas estruendosas habían sido reemplazadas por llantos y lastimaduras. Decidió acabar con su vida, dejando de lado la felicidad.

Había escrito una carta a sus amigos, que decía que los amaba.

Había dejado una carta para sus padres, pidiendo perdón por todo.

Y había dejado una carta para la chica que viajaba en su mismo bus, tres lugares más atrás, diciendo que era perfectamente hermosa.