Capítulo 26

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Me froto la nariz porque siento que me cosquillea. Me quejo porque necesito seguir durmiendo. Para la cuarta vez que arrugo la nariz, escucho la risa de Nick. Abro un ojo y él sonríe mientras me observa dormir y hace cosquillas en mi nariz con una pluma artificial color negra. ¿De dónde sacó una pluma?

—Sabes que es perturbador que alguien te vea dormir, ¿verdad? —murmuro acurrucándome con la colcha abrigada. Hoy es un terrible día de otoño, estamos a nada de comenzar el invierno y al parecer éste decidió adelantarse. Él me vuelve a hacer cosquillas en la nariz—. No es nada tierno que alguien me despierte, estaba soñando que tenía sexo con Zac Efron. —Él suelta un bufido. Predecible.

—¿Zac Efron? Por favor, ¿ni siquiera un segundo sueñas conmigo? —pregunta fingiendo que está ofendido. Se pone encima mío, toma mis muñecas para colocarlas sobre mi cabeza, dejándome ligeramente inmovilizada. Sé que podría patear sus partes íntimas si levanto la rodilla, pero si tengo que ser sincera, me gusta cuando él juega a ser un sexópata. ¡Ay por Gaga, Dylan! ¿En qué te has convertido?

—No, ¿qué puedo decirte? Soy una zorra irremediable en mis sueños —lo desafío, todavía somnolienta, pero con el calor encendiendo mi cuerpo ante el roce de Nick. Suficiente, voy a necesitar ir a terapia, ya me doy miedo.

—¿Ni siquiera una fantasía, querida esposa? —pregunta con voz ronca, deslizando su nariz por mi cuello—. ¿Aunque sea insípida y breve? —añade para luego deslizar su lengua por mi clavícula. Me retuerzo por el cosquilleo que provoca y por la excitación que se apodera de mi cuerpo. ¡Vamos Dylan, ni siquiera te despertaste por completo!

—No, la verdad no —miento y mi voz me delata. Nick levanta la vista para encontrarse con mis ojos. Me ruborizo ante su mirada penetrante y me muerdo el labio inferior intentando aparentar inocencia, pero no se lo cree ni por un segundo.

—Dime —pide, como si estuviera deseando cumplir todas mis fantasías—. Siempre hablamos de mis fantasías y nunca de las tuyas —comenta expectante, tan servicial como un esclavo sexual.

—¿Hablar? —pregunto elevando ambas cejas.

—De acuerdo, hacemos. —Rueda los ojos y luego vuelve a su interés de hoy: mis sueños húmedos en los que él es el protagonista. ¿Alguien llamó a señor vanidad?—. Dime —insiste con voz ronca.

—Bueno... —Hago una pausa dramática y me mastico el labio inferior, esquivando su mirada—. Hay algo que me gustaría probar y que digamos que lo he soñado bastante —intento sonar misteriosa. La verdad es que no tengo ninguna fantasía, solo sueño con el cuerpo de Nick desnudo, cuerpo que ya he visto y me sé de memoria porque tengo una fantástica memoria fotográfica—. Pero no te animarías... —comento para ganar tiempo y pensar en algo. No tengo nada en mi mente, solo los labios de Nick.

—Tienes mi atención y mi entera disposición —anuncia excitado. Reprimo una sonrisa. Ponte seria, tonta.

—Me encantaría que tú...

—¿Sí? —insiste arrastrando las i.

—Me hicieras el desayuno —finalizo y él me pone la mejor expresión de poker que puede existir. Contengo la risa, de verdad estoy haciendo una fuerza monumental para no reírme en su cara. ¿Fantasía sexual? Jamás he tenido una y probablemente sea porque de verdad no puedo imaginar nada. ¡Me da pena hasta ver porno a escondidas, por el amor a Lady Gaga!

—¿Es en serio? —pregunta y hay una ligera decepción en su expresión. Suelta un suspiro y se acomoda a mi lado, como si estuviera rendido.

—No, de verdad. —Volteo a mirarlo—. Muero de hambre. —Mi sonrisa me delata.

Mi problema es amarte #2 [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora