Septiembre 1, 2006
— Príncipe, ¿se encuentra por aquí? — La voz femenina hizo un pequeño eco en las praderas traseras de tan inmenso lugar, mientras sus ojos vagaban en busca de aquel pequeño niño.
— ¿Han? — La voz de aquel chiquillo se hizo presente entre los arbustos, mientras sus ojos se quedaban mirando a aquella chica que había hecho quitar su atención de aquel enorme libro en sus manos.
— ¿Leyendo en su cumpleaños? — Inquirió a la vez que se sentaba al lado del pequeño pelinegro, el cual sólo se alzó de hombros.
— ¿Que más podría hacer? ¿Que pase tiempo con mi padre? ¿Que reciba regalos? ¿Que alguien me dé las felicitaciones? ¿Para que?
La mujer a su lado sólo observó al pequeño, buscando algún indicio de brillo en aquellas orbes color avellana; pero, como cada día que servía esencialmente a aquel príncipe, su deseo no había sido cumplido. Simplemente optó por dar una pequeña sonrisa vacía y acariciar el sedoso pelo del pequeño.
Bien, era algo difícil encontrar felicidad en dónde no había espacio para sonreír.
— ¿Sabe, Su Majestad? El día que usted nació, la Luna brilló intensamente. — Su mano fue dejada suavemente encima del cabello del pequeño, haciendo que sus orejitas de conejo bajaran sutilmente ante sus caricias. — De seguro el hoy en día sería muy aburrido sin usted, Príncipe, y por eso la Luna nos dió un regalo en aquel entonces.
El silencio había reinado en el patio trasero, y sin mucho que hacer, Haneul se paró del pasto y sonrió hacia él.
— ¿Que le parece si bajamos a la ciudad? Puedo hacer un delicioso pastel de chocolate para usted. — sugirió la castaña, dándole la mano al pequeño. El anterior mencionado miró a su mayor a través de los lentes, y luego de un bufido, acepto la dichosa propuesta.
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El centro de Seúl estaba repleto de personas caminando por doquier, mientras que en sus manos iban bolsas de compras y maletines del trabajo. Sus ojos miraban a los alrededores, buscando el sentido de su caminar; sea llegar a un cálido hogar, una divertida fiesta, o hasta sólo para descansar de su ardúo trabajo.
Todos estaban centrados en su vida, tanto, que aquel pequeño caminando por las calles junto a una joven mujer, era sólo eso, un pequeño el cual no podría obtener la atención de alguien, como si su simple existencia fuera tan en vano y la vida se le pudiera ir de las manos.
— Espereme aquí afuera, no me tardaré. — mencionó Haneul en la entrada del centro comercial, mientras Jungkook asentía vagamente y se sentaba en el banco de las afueras. Su atención se dirigió a sus pies, quienes al instante comenzaron a balancearse de adelante hacia atrás, sin llegar a tocar el piso.
"Lo sentimos mucho, Su Alteza, el Oráculo... dice que el pequeño surgirá como un Omega."
Sacudió un poco su cabeza quitando aquellos pensamientos, fijando su visita a lo que la ciudad pudiera presentarle.
Y así, como de magia se tratase, una bella mariposa azul pasó por su campo de visión, aleteando fuertemente y dejando resplandecer sus bellas alas.
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Recuerda.➷◍Taekook [Omegaverse]◌➹
Random"Eres mi rosa azul entre el jardín descolorido. Seré tu Margarita entre tantos girasoles. Te haré una promesa y las estrellas serán nuestros testigos. Recuerda, que eres más que pétalos y espinas." .・。.・゜✭・ ◔ Pareja principal: Taekook. ◗ Posible me...