A la mañana siguiente, la morena se despertó con una sonrisa. Rápidamente y con mucha emoción se metió a darse una ducha. Salió con un lindo vestido blanco y unas cómodas sandalias también blancas.
Se hizo un simple té verde como desayuno. Cuando terminaba de limpiar su taza, sonaron golpes en la puerta. Con rapidez se dirigió a la puerta y la abrió. Lo primero que vio fue un ramo de rosas, seguido del rostro del amor de su vida.
—Buenos días, bellissimo.—Saludo con una sonrisa.
—Buenos días, amore.—Respondió Eva con la misma sonrisa.
—Supe que te gustaban las rosas, así que no dude en comprarlas.—Le entregó el ramo.
—A veces me pregunto quien sabe más del otro. Si tú o yo.—Dijo graciosa.
—Quería llevarte a comer hoy, ¿tienes algo que hacer?
—Claro que no. Por ti soy capaz de cancelar cualquier cosa. Excepto salidas con mis amigas, no quiero que luego se enojen conmigo.—Rió.
—Entonces vamos.
—Bien. Pero primero déjame poner las rosas en un jarrón.
La morena corrió hacia la cocina y rápidamente dejo las flores en el jarrón a un lado de la ventana, que estaba sobre el lavabo. Luego volvió hacia la entrada.
Salió de la casa junto con Bruno —no sin cerrar la puerta con llave— y comenzó a caminar con él. De inmediato, sus manos se entrelazaron.
Eva admitía sin vergüenza lo mucho que lo había extrañado en la noche.
Lo quería con desesperación a su lado.
Borrando esos pensamientos de su cabeza, Eva disfruto de la vista de las calles de Napoles.
Luego de minutos de caminar, ambos se detuvieron frente a un lindo pero costoso café. Y como todo un caballero, Bruno abrió la puerta y dijo:
—Las damas primero.
Eva sonrió y entró con timidez. Bruno entró tras ella y la llevo a una mesa que había reservado.
—¿Te gusta el lugar?
—Me encanta. Es precioso.
—Tuve la sensación de que este tipo de lugares te gustarían.—Comentó el moreno.
Ella sonrió y se inclino sobre la mesa, dándole un corto y tierno beso. Algunos de los clientes y camareros lo vieron y sonrieron con ternura.
Bruno y Eva eran la pareja que siempre sería tierna y perfecta a los ojos de los demás.
Una camarera se acerco, encantada por su presencia.
—¿Puedo tomar su orden?
—Claro. Yo quiero un café negro y una porción del pastel de la casa.—Miró a Eva.— ¿Que quieres pedir tú, amore?
Eva se sonrojo y respondió.
—Quiero un capuchino y una porción de pastel de vainilla, por favor.
—¡Enseguida!
La mesera se retiro felizmente.
—¿Que haremos luego?—Preguntó la castaña con curiosidad.
—Iremos donde el viento nos lleve.
La morena sonrió. Bruno podía hacerla sonreír con solo decir "Hola". No quería admitirlo debido a su enorme orgullo, pero estaba completamente loca por Bruno. Y haría lo que fuese para mantenerlo a su lado. Ella tenía razón al haber dicho que el amor actuaba como una droga, porque la hacia estúpida. O al menos así lo veía ella.
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My Soulmate [Bruno Bucciarati]
FanficNunca creyó que conocer a su alma gemela cuando este era un niño iba a hacerla esperar encontrarse con él una vez más. Esta vez, como adultos y como amantes. Como deben saber, Bruno Bucciarati no me pertenece, solo mi Oc y el transcurso de la histor...