Ever After

Mi nombre es Harry Potter y tengo 13 años. Mi madre se llama Lily y mi padre James. Cada día insisten en acompañarme al colegio a pesar de que tengo bicicleta y vivimos en un lugar realmente tranquilo. Es bastante embarazoso.

El festival escolar se acerca y todo el mundo está bullicioso al respecto, especialmente mi amiga Hermione. 'Mione es muy estudiosa, los libros son su objeto más preciado en el mundo. Aunque últimamente los deja abandonados y se queda mirando a Riddle mientras suspira. Es nauseabundo.

Oh, Riddle es un niño de mi clase. Es un sabelotodo y un matón. Nunca juega con nadie y sólo se lleva bien con los profesores. No tengo idea de qué es lo que ella le ve.

'Mione dice que Riddle es apuesto e inteligente. Inteligente es, pero lo otro no sé. Siempre está mirando a la gente como si odiara a todo el mundo, nunca quiere hablar o jugar, ¿qué puede tener eso de bueno?

–¡Harry, cariño, vas a llegar tarde al colegio! –ante la voz de su madre gritando desde la cocina, un niño de desordenado cabello azabache cerró su nuevo diario con rapidez.

–¡Ya voy, mamá! –gritó dando vueltas por su cuarto para recoger sus libros y mochila. Cuando bajó a desayunar, el olor a huevos revueltos y salchichas abofeteó sus sentidos ni bien pasó por la puerta.

–Buen día, campeón –saludó su padre–, ¿ya sabes qué hará tu clase para el festival? Canuto y Lunático ya me han preguntado por la fecha.

–No. Hoy decidiremos qué hacemos. O mejor dicho, vemos el resultado de las votaciones. Probablemente sea una obra teatral, las chicas parecían muy emocionadas con la idea.

–Siempre me han gustado las obras –intervino Lily–, una vez hicimos Blancanieves y a mí me tocó el papel del espejo mágico. No tenía muchas líneas, pero sentía que tenía la respuesta más importante de la obra.

El pequeño miró inseguro a su madre, pero su padre comenzó a hacer señas de que le siguiera la corriente y no preguntara más, por lo que decidió no cuestionar la importancia de ser un espejo en una obra.

Una vez que hubo terminado su desayuno tomó su mochila y salió con sus padres rumbo a Hogwarts.

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–Muy bien. Ahora, quiero la atención de todos –la profesora McGonagall miró a sus alumnos duramente hasta que obtuvo el silencio deseado–. Finalmente se ha decidido qué hará nuestro curso este año para el festival.

Harry pudo ver a Hermione ligeramente levantada en su asiento de la emoción reprimida, Riddle con expresión aburrida, Ron muy blanco como si esperara que anunciaran algo terrible y Neville, que era el encargado de revelar la cobertura del pizarrón, cayendo al piso junto con la sábana blanca de la cual había tirado.

En la pulcra letra de la profesora se leía "La bella durmiente del bosque". Varios soltaron un gruñido colectivo, mientras otros parecían extasiados.

–Hemos decidido que para que todos tuvieran las mismas posibilidades, los papeles serían totalmente al azar.

Acto seguido les pasó un bowl con papelitos que tenían escritos el número que les correspondía pasar al pizarrón y escoger donde escribir sus nombres. Los conectores de cada número terminaban debajo de unos papeles. Cuando terminasen, se descubriría qué papel les había tocado a cada uno. Todo era demasiado dramático para ser tan al azar.

Riddle obtuvo el número 1 y eligió colocar su nombre en la séptima línea. Harry fue el último, por lo que se tuvo que conformar con la única línea que había quedado libre. Ya podía imaginar que le tocase algún papel ridículo como ser un árbol o un arbusto.