Pensamientos desordenados en un manjar de emociones, y cada una se resumía a algo tan simple y aburrido como la duda. Una imperativa duda que no daba pistas de solventarse, y por supuesto que cada año de discusiones en monólogo que daban lugar en su mente, eran meros segundos que acontecían fuera de la misma, pues un lugar sin un cielo lúcido, en cambio, era oscuro, un rojo carmesí manchaba todo el firmamento; nubes grisáceas, aclamantes de lluvia sin humedad; un sol disfrazado de luna, cuyo color se tornaba a un negro sin vida, sin rastro de emoción. No quedaba duda sobre aquel lugar, pero sí quedaba un lugar para millones de dudas, que jamás desaparecían, y todas sobre la misma temática. Una mente llena de pensamientos bélicos, todos resumidos a la indecisión, el temor y la cobardía, algo para nada característico de un soldado de su calibre, cosa que se reprochaba a cada segundo, cada suspiro, cada lágrima invisible, al igual que su esperanza, y aquella misma llama tenue, que se aferró hace tantos años en su mente, cual niño que no desea separarse de su madre. Aquella pizca de confusión rondaba en su insensato pero metódico comportamiento, dando como consecuencia una alarmante figura, similar a una bandera, que, claramente era imposible de ignorar por su superior, quien no dudo mucho tiempo en obsequiar una intrigada mirada, y, con suma valentía, le dirigió la palabra, a pesar de haber sido regañado recientemente –capitana, se ve un poco pensativa, ¿se encuentra bien?– aquellas palabras no lograron sacarlas de aquel mar profundo en que se encontraba encerrada, tan solo consiguió devolverla un poco a la realidad, aumentando su curiosidad, queriendo preguntarle, pero nuevamente callaría ciertos anhelos de aquel momento, apresurado sería el no callar. Parpadeó levemente, le dirigió una calmada mirada, característica de aquella capitana, y respondió sin darle mucha importancia al asunto –Es referente al suceso en la calle Schein, estuve leyendo el informe, tiene una copia en su escritorio, el cajón inferior a su derecha.– A su vez, el General rebuscó entre el nombrado cajón, y no demoró en encontrar aquel informe, el cual leyó inmediatamente.
Nueve horas antes, en la calle Schein, una mujer, un hombre y dos niños fueron asesinados, sus causas de muerte se registraron como un corte irregular en el cuello de 8 centímetros, hemorragia externa, en el caso de la mujer; estrangulamiento y tres heridas profundas causadas por un arma blanca, situadas el tórax, en el caso del hombre; fractura de cráneo y hemorragia interna en el caso de ambos niños, según se sospecha, sus cabezas fueron impactadas entre sí. Muy pocos hombres acudieron a la escena del crímen. Se le había encargado al General de Brigada Roy Mustang tomar cartas en el asunto, y realizar un cuestionario específico a todos los residentes de aquella calle, en búsqueda de pistas, pues aún no hay ningún sospechoso.
El General allí presente bufó justo después de terminar su lectura, para dejar reposar aquel papel en su escritorio, y centrar su vista en su bolígrafo, con el cual jugueteaba dándole vueltas en su mano, dando una sensación de meditación a todos los presentes en aquella oficina. Si bien aún no terminaba su papeleo del día anterior, todo se le echaría encima, pues la pronta partida del Teniente Segundo representaba mayor carga para todos los presentes, y el simple hecho de imaginarse los absurdos temas que vendrían entre tantas hojas le desanimaba, pero, había algo en aquella situación que le apaciguaba, era un naciente sentimiento el que se apoderaba cruelmente de él, y por supuesto, se trataba de una inexplicable alegría. Un hecho tan absurdo como volver a las actividades rutinarias a las cuales se había acostumbrado hacía ya bastante tiempo, decorado de sutiles observaciones a sus subordinados, en especial al Teniente Segundo Falman, y la Capitana Hawkeye, quien se había alertado de tan constante hecho, y respondía con un gesto de disgusto, típico de aquella testaruda mujer. Aquel General disfrutaba aquello, disfrutaba el poder ver transcurrir sus días sin detenerse en perfecta armonía, una acogedora paz envuelta de muchas promesas aún por cumplir, pero parecía merecer rebuscar en aquel sentimiento, existía en el aquella duda, aquella que deseaba vociferar a diario, mas sin embargo, ya conocía bien la respuesta, por lo que solía restarle importancia antes de que sufriese un nuevo regaño por parte de su subordinada, aunque aquel día había algo distinto, y sabía bien que con una simple sonrisa los años podrían correr como si fuesen segundos, y tan solo requería de su presencia. A sabiendas de que pronto tendría únicamente a cuatro de sus subordinados más fieles, consecuencia de un curioso cariño que tenía ahora el Teniente Segundo hacia las gélidas montañas del norte, y bien que causaba en aquel General un sentimiento de traición y decepción, con lo que siempre jugaba en burla hacia su subordinado, en constantes intentos por intentar hacerle sentir culpable por aquella decisión.
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Moonlight
ФанфикHe aquí un pequeño proyecto lleno de estrés, ansiedad, ilusiones, entusiasmo y muchísimo amor por mi parte. Sé que no sirvo para escribir, y es bastante patética mi habilidad, pero, espero de todo corazón que les guste, prometo dar todo de mí en est...