En algún lugar de Madrid, España, cuyo nombre ahora no es relevante, yo, Magic, intento no morir en el intento de labrarme un futuro...
"Las lesiones inflamatorias de la mucosa tienen una gran linfofilia, al contrario de..."
La concentración, en efecto, me ha durado menos de cinco minutos.
—¡Aggg! Dimito. No puedo. No me quedan neuronas para esto. —Dramática, suelto el bolígrafo sobre los apuntes y este se desplaza rodando hasta chocar contra la esquina del portátil.
Me duele la cabeza, tengo hambre y la pila de temario sigue igual de alta que las últimas dos semanas. Quiero llorar.
—Eso no importa, todavía te quedan tres semanas y media para poder relajarte.
La irritante e impasible voz de Invel se abre paso entre mis lamentos. Con sus estúpidos movimientos silenciosos y calculados, deja una taza de café recién hecho en un diminuto hueco que no está cubierto por papeles y recoge del suelo el borrador que se había caído hace cinco minutos y que no me he dignado en alcanzar. Si no está al alcance de mi pie, ahí se queda.
—Cállate, secretario canoso —gruño antes de alcanzar la taza y darle un sorbo a la bebida, sin molestarme en intentar averiguar cómo ha aparecido en mi habitación. Subo las piernas a la silla y miró con resentimiento el temario que se supone que me tengo que estudiar hoy según el planning. Los apuntes, subrayados y llenos de anotaciones, parecen sonreírme con malicia desde el escritorio. Frunzo en ceño—. ¿Qué haces aquí, de todas formas? Se supone que solo existes en la imaginación de la gente.
Invel se encoge de hombros y comienza a ordenar unos folios que están puestos boca abajo y dejados de cualquier manera en la esquina del escritorio.
—Tú me has convocado.
Lo sopeso unos instantes, recordando que hace nada admiraba absorta el gotelé de la pared pensando en todo menos en infecciones. Sonrío, avergonzada.
—Culpa a mis ganas por escribir frustradas.
—Te culpo a ti —replica, gélido e impasible, como si fuese mi superior o algo por el estilo. Me señala los apuntes—. Estudia.
—¡Ya lo hago! —protesto ofendida—. Solo me estoy tomando un pequeño descanso... —murmuro, y le doy otro sorbo al café. De nuevo, los papeles me acusan sin palabras. A los cabrones les basta con su mera existencia para amargarme a mí la vida.
—Es el quinto que te tomas desde que regresaste de comprar —espeta. De pronto, agarra el respaldo de la silla y me hace girar hasta quedar de frente a la mesa—. Y ahora deja de imaginarme y regresa al trabajo. Y por favor, no pienses en nuevas historias hasta que acabes todo esto. Ya van dos, y solo esta semana.
—Pero...
Su mano empujando mi cabeza en dirección contraria a la suya, hacia los apuntes, me corta el argumento.
—A trabajar —ordena, sin opción a réplica—. Y devuélveme a mi historia; tengo programada una reunión con su majestad en media hora.
—Lo que debería hacer es borrar tu existencia —gruño y recupero mi bolígrafo—. Todavía no he olvidado que me congelaste al asiento.
—Te lo habías buscado. Y además, no puedes; me necesitas para la mitad de tus novelas. Por cierto, sigue replicando y volveré a hacerlo.
Por desgracia, no tengo forma alguna de negar ese argumento y, por si no fuera poco, sé que su amenaza va en serio. ¿Desde cuándo este tipo tiene semejante confianza conmigo?
—Te odio.
—Lo mismo decimos nosotros cuando nos creas desgracias.
De nuevo, solo puedo callarme y darle la razón, sobre todo al recordar la última historia que se me ha ocurrido de Fairy Tail en la que Natsu y... Corto mis pensamientos a la fuerza, antes de que estos vayan a más y comiencen a imaginarse escenas, conversaciones y personajes. Mi conciencia, personificada esta vez en forma de Invel, tiene razón: tengo que volver al trabajo. Suspiro.
—Dale saludos al Natsu emperador de mi parte. Oh, y a Igneel y Dimaria también —murmuro. No hace falta que mire para saber que la imagen del Spriggan comienza a desaparecer poco a poco.
—Se lo haré llegar —promete.
Y así, me vuelvo a quedar sola, de nuevo con dolor de cabeza, hambre y una pila de temario interminable. Suspiro y dejo la taza de café a un lado. Es hora de regresar al mundo real.
Contenido del archivo: Desvarío número 54325 del día.Motivo de la escena: Si no escribía algo, lo que fuese, explotaba.
Motivo de la explosión: Colapso neuronal.
Consec...
Error 404. Brain Not Found.
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A las 17:00, donde siempre
RandomEn un pequeño rincón a la sombra, a salvo del calor, con un té helado en las manos o con cualquier otra bebida que gustes, te invito a pasar un buen rato, ni muy corto ni muy largo, para que desconectes y te dejes llevar. Hazme preguntas, rétame, o...