Llevo todo el día al ordenador, qué aburrimiento, ya no sé qué hacer, he terminado de hacer unas tareas para el trabajo, he visto algunos videos chorras en Youtube y hasta me he comprado un abrelatas estampado por Amazon, sin beber yo cerveza ni nada de eso, pero esta desidia es soporífera, como ya mencionara algún buen filósofo griego en su época.
Es 14 de marzo, acaban de declarar el Estado de alarma en mi país porque, como ya todos sabréis, nos encontramos ante una pandemia, una nueva amenaza global que nos obligará a quedarnos en casa durante un tiempo hasta que veamos cómo evoluciona todo. Joder, es que han pasado solo 2 horas desde la noticia y ya estoy aburrido, no soy mucho de estar fuera de casa, me gusta salir a pasear, o a dar una vuelta con amigos pero valoro el tiempo en casa, me gustan los planes caseros, pero basta que te prohíban algo para que lo desees con más ganas, ¿verdad?.
De eso trata esta historia, de cómo algo prohibido puede convertirse en una obsesión tan fuerte que hasta pierdes la razón sin previo aviso, que te cambia tanto que hasta dejas de reconocerte; este relato no puede considerarse una historia de amor, no al uso, al menos, pero quedará en vuestras manos juzgarlo mientras me acompañáis en algunos recuerdos que, yo solo, no me atrevo a recordar.Poneos cómodos y disfrutad de la función.
Un saludo. Alonso.
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Nunca
RomanceAlonso no es solo un personaje que actúa, Alonso es un personaje que todos interpretamos. Y esta noche, un desgraciado estará sentado en la barra de un bar con la cabeza hundida en la copa, pidiendo un vodka tras otro. Si decide que esta es su noche...