Capítulo 4

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Mientras transitaba por una de las avenidas principales de San Fransokyo, divisé un gran malvavisco aproximándose. Su peculiar forma de andar y su extravagante silueta provocaban ternura; sin duda, el invento más lindo que haya visto jamás.

Sorpresivamente, el robot se situó delante de mí, alzando su mano en son de saludo.

- Hola, yo soy Baymax.

Su singular voz era divertida. Reí un poco. Me intrigaba cuál era la función de aquel malvavisco gigante.

- Hola Baymax, yo soy ________. - Informé con una sonrisa.

Repentinamente, se oyó un alarido llamando el nombre del robot que provenía de la lejanía; sin embargo, no pude determinar la dirección donde se produjo. Observé nuevamente a Baymax. Su cubierta externa había sido producida con vinil; mientras sus ojos, con cámaras intraespectrales. Aquellos eran similares a las aberturas de los cascabeles, lo que producía un efecto propio al "parpadear". Me encontraba analizando su estructura interna también, hasta que sentí un golpe dorsal; emití un chillido. Baymax amortiguó nuestra caída. El muchacho, al percatarse de lo sucedido, se levantó raudamente.

- Lo siento mucho. - El chico estaba perplejo por lo sucedido. Se levantó raudamente y extendió su mano para ayudarme. 

La acepté y me levanté con sumo cuidado, evitando golpear alguna zona vital de Baymax. Al terminar, ayudé al robot a hacerlo de igual modo. Simultáneamente, intentaba tranquilizar al chico que se seguía disculpando.

- Está bien, no te preocupes; lo que importa es que estamos bien. - afirmé- Además, fue divertido.-sonreí.

- ¿Verdad que sí? - Ambos echamos a reír- Yo soy Fred -se presentó.

- Yo soy _______. 

- Mucho gusto.

- Igualmente.- Volteé un instante a ver a Baymax.- ¡Es cierto! -recordé- ¿Este es tu invento? ¡Es asombroso!

- ¡Lo sé! Baymax es increíble. -reafirmó- Y eso que no has visto sus mejoras.- Pronunció, con mucha emoción y entusiasmo.- Pero no es mío, es de un amigo.

- Les haré un escaneo. -Indicó el robot- Escaneo completado. Ambos tienen leves hematomas producto de contusiones menores. Tratamiento: aplicar hielo en la zona afectada.

- ¡WOW! -estaba asombrada por el increíble robot que yacía frente a mí- ¿Y dices que aún tiene mejoras? - inquirí con fervor. Mi sorpresa era enorme; es decir, los materiales que lo conformaban, los algoritmos utilizados para su base de datos; simplemente todo era increíble de él.

- ¡Así es! - replicó Fred, exaltado.

- Vaya... ¡Él debe ser todo un genio! -afirmé, maravillada por su invento.

- Efectivamente, ¡lo es! -exclamó con orgullo. -¿Quieres conocerlo?

- ¡Me encantaría!

Caminaba sin saber a dónde nos dirigíamos; solo atiné a seguir a Fred por donde fuese. Tomó un tiempo llegar al lugar. Jamás pensé que sería el increíble instituto de tecnología Ito Ishioka, aunque no era de sorprender, ahí se encontraban los jóvenes más inteligentes y habilidosos del país; simplemente, alumnos prodigio. 

- ¡Aquí es! -advirtió Fred, extendiendo sus brazos hacia un lado haciendo énfasis a las edificaciones del instituto.

- Es increíble... -suspiré. El Ito Ishioka era el instituto de mis sueños. Desde muy pequeña, mi objetivo era lograr ser admitida ahí. 

Mientras estaba inmersa en mis pensamientos, fascinada por lo que mis ojos veían, escuché a Fred llamándome desde la lejanía. Se había apartado mucho y yo, me había quedado muy atrás. 

No quiero olvidarte (Hiro Hamada y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora