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Me quedo totalmente quieta. No quiero levantar la cabeza ni abrir los ojos. Me quedo varios segundos así mientras no se qué pretende Benjamín. Abro lentamente mis ojos, veo sus calzados negros frente a mi y los cierro rápidamente de nuevo.

— Vete... vete...

Tal vez si se lo pido, se irá. No siento ruido alguno. Me quito los brazos de la cabeza lentamente mientras sigo sentada en el suelo. Abro mis ojos y levanto la cabeza despacio mientras mi respiración es entrecortada. Por un segundo pensé que iba a matarme.

Está parado en frente de mi, mirándome con una ceja enarcada y luego mira fugazmente mi escritorio. Me volteo de golpe y veo todos los dibujos de él acumulados ahí. Trago saliva y siento como mis mejillas se tiñen de rosa. Se pone de cuclillas frente a mi e inclina la cabeza para mirarme mejor ¿cuanto más desea humillarme?

Me toma de golpe por los hombros y yo abro los ojos como platos. Me levanta del suelo y yo me agarro de sus antebrazos para no perder el equilibrio. Cuando estoy de pie, me suelta despacio. Parpadeo frenéticamente. Jess podría llegar en cualquier momento ¿como explicar este desastre?

— No voy a hacerte daño ¿en algún momento lo hice? — Me suelta con voz suave.

Me quedo en silencio unos segundos y luego niego con la cabeza mientras lo miro fijo. Esta pálido, los labios secos y tiene pequeñas ojeras negras debajo de sus ojos verdes. Aun con esos detalles que me llaman la atención, me parece muy atractivo y mis ganas de cuidar de él aparecen. Aparto esos pensamientos extraños que me toman desprevenida y decido hablar.

— No importa que mi prima llegue y encuentre este desastre...

Me acerco a él, temblando y quedo tan cerca que casi nuestras narices pueden tocarse.

— Ella no te verá, vas a desaparecer como un fantasma que solo a mi me atormenta.

Me regala una media sonrisa y luego me da ruidoso beso en los labios. Mi cuerpo comienzan a temblar y mis piernas flaquean al sentir una ola de emociones que provocan sus labios. No me toca, solo me besa. Con solo apoyar su boca sobre la mia, todo mi universo y lo que creo entender de él, tambalea.

Se aparta de mi y me quedo con ganas de más. Lo miro, suplicante y él luce satisfecho.

— No me importa lo que tú familia crea o te haga creer de mi, solo quiero que entiendas una cosa.

Bajo la mirada al sentir sus palabras pero él levanta mi mentón con su dedo índice y me obliga a mirarlo de nuevo.

— Nunca podrán mantenerme alejado de ti. Jamás. Vendré a verte incluso todas las madrugadas si es necesario, solo con tal de tenerte cerca.

Me quedo en silencio unos segundos digiriendo sus palabras y siento como mis ojos se humedecen. Benjamín se muerde los labios y frunce el entrecejo.

— ¡No vuelvas a intentar alejarte de mi o la próxima vez haré pedazos la casa entera! — Me suelta furioso, como si se lo hubiera estado guardando.

Niego con la cabeza y sin pensarlo salto a sus brazos y lo estrecho con fuerza en un abrazo que estuve esperando desde que se fue.

— Te extrañe, te extrañe muchísimo...— Susurro contra su cuello.

Lo beso en el cuello y siento su piel caliente bajo mis labios ¿como algo tan hermoso puede ser irreal? Me rodea con fuerza por la cintura y una de sus manos acaricia mi nuca.

— La palabra extrañar se queda corta para explicar lo que siento cuando me alejo de ti Malena... — Me contesta con voz suave.

Comienza a besar la comisura de mi boca y yo cierro los ojos al sentir como su boca comienza a tomar la mía. Hundo mis dedos en su cabello y él comienza a acariciar mi espalda con sus manos mientras no deja de abrazarme. Meto mi lengua en su boca y él me responde con caricias. No quiero volver a besar otros labios que no sean los de Benjamín.

No tengo idea de cuánto tiempo pasa. Me siento a gusto en sus brazos y completa besando sus labios. Pero lamentablemente nuestro encuentro termina cuando suena el timbre de mi casa. Ambos nos sobresaltamos y Benjamín mira hacia donde están las escaleras, nervioso. Me aferro con más fuerza a sus brazos y él me mira perplejo por mi reacción. De tan solo pensar que se irá, se me cae el alma a los pies y mi miedo comienza a crecer.

— ¡Debe ser tu prima!

— ¡No quiero que te vallas! ¡No vuelvas a abandonarme! — Las súplicas salen de mi boca antes de que pueda detenerlas.

Benjamín apoya ambas manos en mi nuca y frunce el entrecejo cuando siente el timbre por segunda vez.

— Intenta buscar la forma de dejar tu ventana sin seguro por las noches... Sé que tú madre la aseguro con candado.

Parpadeo y miro fugazmente el pequeño candado que cuelga de las manijas de mi ventana. No me había dado cuenta que estaba ahí porque desde que estoy deprimida, no corro las cortinas. Mi madre a veces suele sorprenderme. Mis ojos se llenan de lágrimas.

— ¿Pero por qué Jess no puede verte? — Sonrío nerviosa y siento como una lágrima cae por mi mejilla. — Ella apoyará lo nuestro... baja conmigo y deja que te la presente.

Benjamín niega con la cabeza rotundamente y aparta mi lágrima con su pulgar.

— No. Si alguien descubre que estamos juntos, nos van a separar.— Me suelta con voz dura.

Meneo la cabeza, confundida y el timbre vuelve a sonar.

— Voy a esconderme. Intenta llevar a tu prima al despacho de tu padre y yo saldré por la puerta.

No quiero que me deje. Contraígo mi cara a punto de romper a llorar pero él me sacude.

— ¡Malena confía en mí! ¡No volveremos a vernos si tú te pones en este plan! ¡Deja de llorar y has lo que te digo!

Me besa de golpe y yo le lanzo ambos brazos al cuello. Luego me abraza con fuerza y acerca sus labios a mi oído.

— Voy a volver mi amor... — Susurra.

Se está despidiendo por ahora. Asiento y luego salgo disparada hacia las escaleras, sin mirar atrás.

Mi maravillosa creaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora