Capítulo Único

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Su relación empezó siendo tierna, dulce y de cuento.

Ambos se conocieron de niños, en un campamento de verano organizado por el profesor Oak, pero sus caminos se separaron al término de éste.

Años después, volvieron a reencontrarse, rememorando los viejos recuerdos que tenían juntos. A raíz de ese encuentro, prometieron verse seguido, desarrollando en ellos sentimientos que seguían perdurando con los años y otros que estaban dormidos, llegando empezando así una relación.

Cariño, respeto y amor, mucho amor.

Ella, tan dulce y hermosa como una diosa. Él, tan protector como algo despistado, hacían una buena combinación.

Pero... ambos no supieron cuando cambiaron y dejaron de ser ellos mismos.

Con el paso del tiempo, su relación se volvió inestable, hasta el punto de, sin intentar luchar por su amor, acabaron separándose.

Ambos empezaron relaciones con otras personas, relaciones que no tardaron en echarse en cara y culpas ajenas. Vaivenes que tenían en los que se volvieron a encontrar, momentos íntimos que se volvían fugaces al amanecer, cayendo en el olvido y la culpa.

Él solo, sólo viviendo por su hija, aquel trozo de ternura y amor que lo uniría para siempre a su amada, mientras que ella en una relación más por despecho que por amor. Relaciones donde sus corazones ya tenían dueño.

Un matrimonio, y él decidió alejarse para siempre, dolido y con el corazón tan hecho añicos que era imposible volverlo a reconstruir.

.

Serena estaba en su casa con Miette, Bonnie y Clemont, que estaban ayudándola a terminar de arreglarse. Todos lo hacían en silencio, como si en vez de una boda pareciera un funeral.

Ya estás lista —dijo Miette, mientras le terminaba de echar el último retoque de laca en su peinado.

—Gracias —estaba teniendo una pelea interna, pero decidió preguntarle a su amigo—. Clemont, Ash... ¿vendrá? —el rubio negó con la cabeza.

—Sabes que no lo haría —intervino la joven de cabellos azulados—. ¿Para qué quieres que venga?

—Tengo esto para ti —fue ahora Bonnie quién habló. Serena la miró con cara de extrañeza al ver un sobre—. No sé si fuera lo más indicado que te lo diera ahora, pero Ash me dijo que lo hiciera.

La peli miel tomó dicho sobre entre sus manos, y levantó sus orbes zafiro hacia sus amigos —¿Me podéis dejar sola, por favor?

Los tres presentes asintieron, y salieron de la habitación. Ella, nerviosa e impaciente, abrió el sobre:

Te preguntarás que por qué Bonnie te acaba de dar esta carta, pero es que no podía hacerlo en persona. No quiero parecer un cobarde, pero tampoco un estúpido que ve delante de sus narices cómo le arrebatan el amor de su vida. Y tampoco para ver cómo cometes el mayor error de la tuya.

Sí, un error, vas a cometer un error, porque yo sé que a él no le quieres, ni vas a ser igual de feliz que conmigo. Pero esa es tu decisión.

Por eso, en este mismo momento, yo ya estoy en el aeropuerto, con destino a Kanto. Me vuelvo a casa, no tengo nada más que hacer aquí.

Estaba claro que, si nuestra relación terminó siendo un ir y venir sin ninguna estabilidad, no iba a ser posible que se solucionara y acabáramos juntos nuevamente.

Ambos hemos cometido muchos errores, en los que nos hicimos mucho daño, pero sólo espero, que él te trate como te mereces, y que te haga la mujer más feliz del mundo, ya que parece que yo, eso no lo pude conseguir.

I Still (One-Shot)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora