Los Llantos

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Gabriel, era un buen niño, tenía buenas calificaciones en la escuela y le gustaba estar con su hermana menor Verónica. Aunque había un gran problema, todas las noches Gabriel se despertaba por culpa de su hermana ya que por las noches ella gritaba y sollozaba, el siempre se desesperaba y se tapaba la cara con sus sábanas en un acto desesperado para no escuchar, pero el llanto se seguía escuchando, el preguntaba fastidiado >¿Que tienes Vero, porque lloras?< Pero no recibía respuesta de ella, el intentó calmarla tratando de consolarla, poniéndole peluches a su lado para que no llorara, entre otras cosas, pero no dio resultado.
Una noche fría, Gabriel estaba dormido, el viento soplaba contra su ventana, los árboles se sacudían y la noche era tranquila, la habitación estaba totalmente a oscuras a excepción de el rayo de luz de la luna que entraba por la ventana, su hermana no había llorado y Gabriel estaba en un sueño profundo y relajante, todo estaba callado y tranquilo, cuando de pronto se despertó, su hermana estaba llorando de nuevo, el enfurecido se levantó de la cama, estaba perdido en sus pensamientos por la frustración, se puso sus sandalias y fue a donde estaba su hermana, se puso encima de ella y con desesperación le preguntó
- Hermana ¡Que tienes, ya dime por favor!
El llanto seso, se quedó en silencio, Gabriel tenía sus ojos llenos de lágrimas.
La madre abrió la puerta enojada
-¿Otra vez lo mismo? ¡Ve adentro de la casa!.
Gabriel se puso de pie, su pijama estaba llena de tierra y su madre lo tomo fuertemente del brazo y lo sacudió.
-¡Pero mamá ¿No la escuchas llorar? Me despierta todas las noches!
Decía Gabriel mientras miraba la tumba de su hermana.

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