Es muy difícil no reconocerte a lo lejos, con tu andar tan característico, tu belleza que, afilada, atraviesa corazones. Yo fui uno más, pero me trataste diferente a los demás. Tu boca roja, pronunciando temblorosas palabras de amor. Mi rostro asombrado, sin poder siquiera mover un solo músculo. Y así fue como, en aquel crepúsculo luminoso, sellamos un pacto de amor.
Y en nombre de ese amor pasamos maravillosos momentos, horas de distancia apesadumbrada, peleas instantáneas y lágrimas de dolor. Y no pudimos contener la pasión desenfrenada de declararnos una y mil veces lo que uno sentía por el otro, lo que uno quería del otro, lo que sacrificamos por lograr un nosotros. Nunca fue fácil, pero es que cuando de trata de amor todo es difícil. Pero lo que nos hizo pareja fue soportarlos, superarlos, y amarnos, porque siempre dependimos el uno del otro, hasta el final.
Amada mía, tu sonrisa está en cada parte de la casa, en cada rincón de mi ahora dulce alma. Con vos comprendí que el amor tiene millones de significados, pero que ninguno es válido, no para todos. Que cada segundo en tu compañía era un latido de pasión más en la eternidad. Que cada suspiro sentido, era una estrella más en la oscuridad de la noche. Y cada beso, un momento más de paz en este mundo terrenal.
Hicimos de la realidad un sueño, y del amor algo tangible. Y hoy como siempre, brindo por mil noches más, con vos.
Siempre con vos.
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Por mil noches.
RomansaElijo empezar de esta forma, escribiendo un romance, porque con algo dulce hay que empezar ¿no? Porque el amor es algo tan misterioso que nos cautiva y nos emociona. Somos capaces de cambiar por amor.