•°Única parte°•

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Me encontraba sentado en mi jardín como todas las tardes.

Esperando a que las nubes tomen color y mi vida un momento en blanco.

Mi cuerpo temblaba de frío pero no me importaba.

Ver a las 18:30 como el sol se escondía era la única parte que me gustaba de mi vida.

Dejar de pensar en toda la mierda de mi vida y solo admirar lo bello que podía ser para muchos un simple cielo.

Cualquiera que viera como es mi vida día a día diría que tengo suerte, en realidad no la tengo.

Soy una persona infeliz desde hace ya un tiempo.

Siempre siento estrés, menos cuando me siento en el cesped húmedo a ver la puesta del sol.

Antes de seguir en mis pensamientos decido tomar algunas fotos al cielo.

Decidí subir un a la pared que separaba mi jardín al del vecino.

Asomo un poco mi cabeza para ver y ahí lo veo.

Había alguien sentado del otro lado de mi jardín.

Era un chico, esta sentado en una manta al igual que yo mientras miraba el atardecer con una mirada perdida.

Se podía ver como su cesped estaba repleto de margaritas.

Quede un momento mirándolo.

Me transmitía paz, al igual que el atardecer.

Sentía tantas cosas en mi cuerpo, sentía como todos los nervios de mi cuerpo se calmaban, sentía que todo estaba bien.

La paz se apoderaba tanto de mi cuerpo que sentía que en cualquier momento iba a caer dormido sobre esa pared.

Antes de voltear vi como su mirada iba hacia mi.

Casi de inmediato sentí el calor en mis mejillas.

Quería voltear pero sentía que no podía.

Sus ojos eran marrones claros, podría decir que hasta un poco verdes.

Recordé que seguía mirándolo asi que me baje lo mas rápido que pude y fui a encerrarme a mi habitación.

Esa noche no pude dormir.

Mi mente no dejaba de pensar en el.

Como sería su nombre, cuantos años tendría y muchas cosas mas.

Pensé en el hasta que mis ojos se cerraron.

Me desperté a la mañana, hice lo de todos los días.

Las horas se hacían cada vez mas largas.

Todas los días era lo mismo esperando a las 18:30 para ver el atardecer.

Pero lo diferente hoy era que no esperaba solo por el cielo.

Quería verlo de nuevo.

Escuché gritos llamándome desde abajo.

Era mi mama diciéndome que vaya a hacer las compras.

Eran las 17:45, no tenía mucho tiempo, pero no me quedaba de otra.

Agarre el dinero que me dio mi madre y comencé a caminar al almacén mas cercano de mi casa. 

Llegue y había solo una señora, mis esperanzas subieron bastante, solo fue por unos segundos.

La señora había llevado solo cambio en monedas.

Empezó a contar centavo por centavo.

Cuando parecía que estaba por llegar al fin decía que se perdía y comenzaba a contar de nuevo.

Luego de unos 15 minutos contando por fin termino de contar, veía como el cielo se ponía cada vez mas rosa.

No faltaba mucho, pero llegaba.

La señora empezó a hablar con la cajera del negocio.

Hablaban de chismes, de cualquier cosa.

Veía como ya la luz se iba escondiendo.

Vi mi celular y si, ya era las 18:30 y todavía no llegaba a mi casa.

Salí del local y camine hasta llegar a mi casa.

Mi madre me preguntó por que no había traído lo que me pidió.

Yo solo la ignore y llegue a mi patio.

Lleve mi mirada hacía arriba y los colores estaban mas fuertes, también había algunas estrellas.

Me paré en la pared para sacar la fotografía y lo volví a ver.

Esta vez su manta estaba en sus hombros mientras se abrazaba a el mismo.

Lo miré por un rato hasta que volteo otra vez hacía mi.

Esta vez no me di la vuelta y le sonreí, el me devolvió la sonrisa.

Vi como su mano me hizo una seña para que vaya.

Lo miraba confundido, no pensaba cruzar esa pared.

-Cruza.

Por primera vez escuche su voz, era profunda pero suave a la vez.

-N-o, no...se si puedo-solté una sonrisa tonta.

-Si, ven, yo te ayudo-dijo para luego levantarse y acercarse hacía mi.

-Bien, me agarraras?

-Si, vamos -dijo extendiendo sus brazos.

Me tiré y el me agarró por la parte de mi cintura y por atrás de mis rodillas.

Sentía que estaba en una película.

-Ven-dijo palpeando el suelo con su mano el cesped.

Fui hasta ahí y me sente.

Estaba muy nervioso, sentía demasiadas cosas dentro de mi cuerpo.

-Ves el cielo como yo?

-Si,lo hago todos los días, me da paz.

Me sonrío otra vez, sentía que en cualquier momento me iba a derretir.

-A mi igual.

Quedo un silencio, no era para nada incomodo.

Nunca me quedaba hasta tan tarde afuera, era invierno y el frío era insoportable.

Pero ahí estaba, con mis piernas temblando y mis extremidades congeladas.

-Tienes frío?

-Si, un poco-dije dandole una media sonrisa.

-Toma-dijo extendiendo su manta y colocándola en mis hombros.

Me abrazó, sentí calor por toda mi cara.

Los dos mirábamos el cielo.

Me sentía seguro en sus brazos.

Me sentía bien, había conseguido a alguien para ver el atardecer.

Alguien como yo.

Fin.

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⏰ Última actualización: May 23, 2020 ⏰

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Sunset || benjey OsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora