Capítulo 4

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Haciendo el recuento de copas de vino que había tomado, habían sido ocho en total así que cuando el capitán nos comunicó que en media hora estaríamos aterrizando en Shanghái, mi cuerpo estaba tan anestesiado que los nervios se habían quedado seguramente por el camino.

Poco a poco el avión fue descendiendo, hasta tocar tierra. Decidí caminar despacio esta vez para no perderme, y también por mis sentidos estaban algo adormecidos. Recogí mi equipaje y salí, según el señor Liu alguien iba a venir a recogerme y llevarme al que sería mi hogar, así que fui inspeccionando a cada persona que tuviese un cartel con nombres, un hombre con traje y buen aspecto sostenía un pequeño cartel con mi nombre.

— ¿Señorita Miller?

—Soy yo —extendí mi mano y el la tomo, el hombre me dio una pequeña sonrisa y con un gesto me indico que lo siguiera

—Bienvenida a China ¿Cómo estuvo su vuelo?

—Fue largo —el hombre me miro un tanto confundido—. y agotador —deje de hablar en inglés pues era mejor empezar a practicar cuando antes la lengua de este país.

Cuando tenía 20 años había aprendido chino mandarín uniéndose así a los otros cuatro idiomas que había aprendido a lo largo de mi corta vida y es que en Negocios Internacionales era casi una obligación ser políglota.

—Fueron muchas horas, tranquila la llevare a su apartamento para que pueda descansar

Durante el trayecto hacia mi nuevo hogar se hizo bastante cómodo el hombre al que ahora llamaría señor Zhang era bastante agradable y conocía muy bien la ciudad, fue mencionándome el nombre de algunos lugares, pero lo que él no sabía es que en menos de cinco minutos gracias a mi somnolencia y las ocho copas de vino que había bebido mi cerebro iba a olvidar muchas de las cosas que me estaba indicando.

—Bien, llegamos, le recomiendo no dormir hasta que sea de noche para que empiece a acostumbrarse al horario chino, mañana vendré a recogerla y la llevare para que conozca la empresa

—Entendido, muchas gracias señor Zhang, nos vemos mañana —caminé hacia el edificio que tenía en frente y subí en el ascensor hasta el cuarto piso, si bien las vistas no eran las mejores no podía quejarme mucho, había buena iluminación y no era tan pequeño como pensaba, lo suficiente para una persona que viviría sola.

La cocina está en el mismo salón separados nada más por un mesón de granito blanco, un pequeño pasillo conectaba con el baño y una habitación. Todo el apartamento tenía unos muebles simples pero bonitos, no eran elegantes, pero cumplían su función perfectamente. Abrí la maleta y saqué la ropa colocándola ordenadamente en el armario de mi habitación, como no eran demasiadas cosas, acabe en un abrir y cerrar de ojos.

Tenía dos opciones ahora o descansar un par de horas o aprovechar ese tiempo e ir al supermercado y comprar algo para cocinar y otros utensilios como una cortina de baño que me hacía mucha falta y es que odiaba bañarme sin algo no me cubría, pequeñas manías obtenidas al ver películas sobre acosadores y psicópatas. Abrí el frigorífico y este se encontraba completamente limpio tanto higiénicamente como en contenido, ni si quiera había el típico limón seco que solían enseñar en series. Entonces decidiendo comenzar con pie derecho en China, tomé un poco de dinero y salí en busca todo lo que necesitaba.

Camine varias calles intentando recordar bien cuál fue el camino que el señor Zhang me había indicado para encontrar el supermercado, gracias a los cielos mi cerebro no lo olvido y varios minutos después de una ligera caminata un rótulo con letras blancas anunciaba que había llegado a mi destino.

Aunque a mi familia no le faltaba de nada en cuestiones de dinero, y en una pirámide social iban de los primeros, debía agradecer a mis padres que siempre hicieron todo por ellos mismos, jamás se rodearon de lujos y por ende yo tampoco, a mí no me importaba ir al supermercado y hacer las cosas por mí misma, incluso las disfrutaba.

Lo que no sabía muy bien seria que comprar, así que me decante por comprar cosas enlatadas, gracias a que tenía una amiga cocinera que con paciencia y una cocina quemada me había enseñado algunas recetas que podía recrear con facilidad sin intoxicarme pero como las horas en mi casa serian pocas, enlatados, cereales, leche y fideos instantáneos serian lo que me acompañaría hasta poder habituarme a ese país.

Cuando volví a mi hogar el reloj marcaba las ocho y de la noche pero mi cuerpo no podía dar ni un solo paso más. Al menos debía aguantas un par de horas más para habituarme al horario. Pero como dije anteriormente, las cosas no funcionan como queremos y mis ojos se cerraron por si solos.

Sin necesidad de que mi teléfono sonara mis ojos se abrieron de par en par, mire el reloj y maldije, apenas eran las doce de la noche y yo ya estaba completamente despierta. Abrí el frigorífico y empecé a comer del bote de helado que había comprado en el supermercado. 

Encendí una pequeña televisión pero en ella no salía nada interesante, así que mejor opte por apagarla y llamar a mi madre.

—Te dije que me llamaras en cuanto llegases —como siempre mamá dándome unas dulces palabras

—Hola a ti también mamá —me senté en una silla cercana a la ventana y mire el paisaje, apenas había autos en las calles y mucho menos personas

— ¿Te has instalado ya en el apartamento?

—Seh

—Mándame fotos cuando puedas ¿has comido?

—Estoy comiendo ahora

—Espero que sea algo decente —mire el bote de helado y reí internamente

—Por supuesto que si ¿y papá?

—En el trabajo, estaba preocupado por que no llamaste

—Perdón, pero fui a hacer la compra cuando llegue del aeropuerto y al volver caí muerta de sueño.

— ¿Por qué no me sorprende?, mejor deberías intentar descansar o mañana vas a tener un aspecto terrible

—Lo voy a intentar

—Bien

—Oye mamá

— ¿Mn?

—Te quiero —un silencio se instauró entre nosotras y pensé que me había colgado pero al mirar la pantalla el contador de tiempo seguía en marcha.

—También te quiero Beck, mucho

Antes de poder responder de nuevo el silencio se hizo pero esta vez anunciando que mi madre había colgado. Con pesadez camine hasta mi cuarto y me tumbe, rodé y rodé sobre las sabanas sin poder dormir y es que se creaban diferentes preguntas en mi cabeza de si sería capaz o no de poder con el trabajo y cuando las respondía unas nuevas aparecían dejándome mentalmente agotada.

 Con pesadez camine hasta mi cuarto y me tumbe, rodé y rodé sobre las sabanas sin poder dormir y es que se creaban diferentes preguntas en mi cabeza de si sería capaz o no de poder con el trabajo y cuando las respondía unas nuevas aparecían dejánd...

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Hola a todas/os inesperadamente subí doble capitulo el día de hoy por que sentí que esto iba algo lento, pero aún así creo que apresurarse me hará hacer mal las cosas y no quiero.

Y gracias a las personas que están leyendo esto 

( OㅅO )

Mistakes《Wang YiBo》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora