Capítulo 1: Recuerdos

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El peso de la armadura y mi mochila que cargo sobre mi delgado cuerpo me está matando lentamente. Además, todo mi vestuario me impiden moverme con facilidad, como lo son mis botas y guantes de color negro, sumado también a mi ballesta que llevo detrás de mis hombros y mi cuchillo que está en mi cintura.

Lamentablemente, hace mucho calor, a pesar de que el cielo está parcialmente despejado y que estamos en una densa niebla en medio del bosque antes de ingresar al volcán Hodeskalle .

Jamás me había sentido tan exhausta por las altas temperaturas que se dejan caer. Por lo menos, tengo mi rostro descubierto y mi cabello corto platinado que me permite sentirme menos sofocada por el clima.

No debería asombrarme, cada vez estamos más cerca de entrar a las puertas del Inframundo.

De todas formas queda menos, ya nos estamos adentrando a las empinadas cuestas del volcán Hodeskalle, donde  nos espera un sacerdote.

Finalemente podré convertirme en mercenaria.

Mis dos compañeros que están a mi derecha y a mi izquierda, me acompañarán en ésta travesía.

Jensen y Ejulf, dos hombres de cuerpos vigorosos, con armaduras oscuras, espadas en su cinturas y rapados totalmente han sido mis camaradas durante los últimos tres años de mi vida. Ellos me han entregado sus duras palabras de aliento en los momentos donde creí que mis músculos se romperían y perecería sin cumplir mi objetivo de ser una Mercenaria de Hel.

Jensen a diferencia de Ejulf, es mucho más alto, mide aproximadamente 1'80, en tanto Ejulf mide 1'75.

En cuanto a mí, soy la más baja del equipo, mido 1'62 al igual que mi madre a mi edad.

Muchos recuerdos vienen a mi cabeza mientras camino sin prestar mucha atención a mis pasos

Muchos recuerdos que preferiría no recordar…

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Vivir como hija de dos grandes héroes, fue algo difícil de asimilar.

Siempre fui muy distraída, recuerdo pocas cosas de mi infancia en Arendelle, mi vida empezó, si es que puedo llamarlo asi, el día en que llegué junto a mamá al Bosque Encantando.

Luego de años, hasta que tuve la edad para comprender el mundo que me rodeaba pude asimilar completamente que Mamá y Papá eran personas muy importantes dentro de la tribu de los Northuldrans.

Mi Madre, quien alguna vez fuera conocida por todos los Reinos como la Reina de Arendelle o la Reina del Hielo, descubrió en un viaje al Bosque Encantando junto a Olaf y mis tíos Anna y Kristoff que era el quinto espíritu, era el puente que uniría al mundo humano con el espiritual. Incluso junto a mí tía destruyeron una represa que fue construida por mi bisabuelo, el Rey Runeard, eso liberó al bosque de una injusticia que enfureció a los espíritus y finalmente los Northuldrans pudieron vivir en paz y sin rencores contra Arendelle.

En tanto mi Padre, que en su momento fuera nombrado como General Ballestero del Reino de Agder y antiguo Príncipe Consorte de mi Madre, era conocido por todos como el hombre quién guió a los Northuldrans en una nueva era para su pueblo.

Con aquellos antecedentes, siempre sentí esa presión recaer sobre mí, que debía hacer algo grande o incluso heroico como ellos.

Desde pequeña, todos me miraron como si fuera una persona diferente, me miraban con recelo, me hacían  sentir como que no pertenecía allí. Aunque aprendiera las costumbres de los Northuldrans y conviviera en armonía con los espíritus del bosque jamás fui aceptada por los niños y los adultos de la tribu.

💀 Vιαʝҽ αʅ Iɳϝɾαɱυɳԃσ 💀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora