Aquellas Noches

La decisión correcta

— '¿¡Pero qué pasa contigo!?'

— 'Deja de pensar en eso o te harás débil'

— 'Su sufrimiento no es suficiente Alastor, no nos satisface'

— 'O es que acaso... ¿No la quieres ver sufrir?'

— 'Acaso' —se acercó a mi oído— 'sientes culpa'

Al oír eso todas las sombras se sorprendieron, discutieron entre ellas armando gran bullicio y, aunque no lograba entender lo que decían, pude escuchar entremedio muchas maldiciones en las que me comparaban con humanos.

— 'Siendo justos' —dijo una de las sombras separándose de las demás haciendo que guarden silencio, la silueta le hace parecer que lleva un traje formal y un maletín— 'esta es la primera vez que él se encuentra en una situación como esta'

— '¡Bobadas!' —añadió una de ellas, pero la sombra vestida de abogado continuó.

— 'Mi cliente no tenía la necesidad de verse relacionado con ningún otro demonio hasta este momento, ya que tanto Niffty como Husk son amigos suyos desde antes de morir, además se ha visto expuesto al concepto de la redención desde hace ya casi 2 meses' —dejó la maleta a un lado y se llevó las manos a la espalda— 'en conclusión caballeros ¿Realmente podemos culparlo del florecimiento de nuevas sensaciones e intereses ante un cambio tan radical de ambiente?'

— 'Yo llamo a eso debilidad' —contestó una sonriendo de manera macabra.

— '¡Pues yo lo llamo adaptación!'

— Suficiente —dije finalmente haciendo que todas las sombras dirijan su mirada hacia mi— iré... Por una copa.

— 'Eso suena como caso cerrado muchachos' —al decir eso todas las demás sombras devuelven a mirada hacia él antes de desaparecer por completo.

Esa noche me tomé el tiempo de caminar con mucha calma desde mi habitación, por los pasillos, mirando con mucho detalle al hotel, pensando en cuanto ha cambiado desde que estoy aquí, hasta llegar al balcón que da hacia el hall.

Ya sabía que no había nadie, me quedé varios minutos apoyado contra la baranda solamente mirando al bar en silencio, sin esperar nada realmente y... De la nada se me quitaron las ganas de ir por ese trago.

Así que, en lugar de ir al bar, decidí pasar por una taza de té, no tenía planeado quedarme despierto hasta tarde esa noche.

Camino hacia mi habitación mi mirada estaba perdida en el vapor que salía de la taza, no pude evitar pensar en que me sentía diferente, llegué hasta aquí buscando otro tipo de entretenimiento y...

— Hahaha —sonreí enseñando todos los dientes— deja de pensar en tonterí... —casi tiré la taza al ver, con los ojos bien abiertos, una nota pegada en mi puerta. Miré en todas direcciones sin lograr vislumbrar a nadie. Finalmente, la curiosidad pudo conmigo, me vi obligado a despegar el papel de la puerta, desdoblarlo y leer su contenido.

"Necesito hablar contigo, ven a la terraza del último piso"

El agudo sonido de un parlante retornándose resonó por el pasillo a la vez que todos los músculos de mi cuerpo se tensaron por completo durante un segundo, inmediatamente arrugué la nota y abrí la puerta de mi habitación, solo para encontrarme con todas mis sombras peleando entre sí.

Caminé con calma en medio de todo el barbullo hacia mi escritorio para dejar mi taza de té sobre él y tomar asiento en la silla con la bola de papel aún en mi mano, intenté aclarar mis ideas, pero todo el vocerío no me permitía pensar claramente.