Capítulo 2: Realidad

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"El mejor conocimiento es el que no sirve para nada"
-Desconocido-







Realidad
1
-Es importante saber que el valor de nuestro idioma, el español, es tan valioso o más que cualquier otro idioma extranjero, tengamos en cuenta que es una lengua romance y la capacidad que tenemos para expresar un sinfín de emociones de diferentes maneras es asombrosa, no estudiamos esta lengua porque sea una asignatura más, la estudiamos para...hmmm...Señor Eden, Señor Eden. "Chap-Chap"-Chasqueó el profesor Martín frente a los ojos abiertos de Eden.

-Sí sí Martín, lo estaba escuchando.-Respondió Eden restregándose los ojos como quién acaba de despertar.
-Profesor Martín para usted señor Eden. Les estaba hablando a sus a sus compañeros acerca de la importancia del español como lengua, pero veo que no es un tema de interés para usted.

-Sí claro que lo es Martín.-El profesor arrugó el rostro de claro enfado-Profesor Martín-corrigió Eden-, lo siento, claro que es un tema de muchísimo interés para mí.

-Entonces no le molestará compartir su opinión acerca del tema con el resto de la clase, ya que es de tanto interés para el señor.- La clase entera rió en voz baja ante la incitación del profesor hacia Eden.
-Por supuesto, le ruego que tome mi asiento señor Profesor Martín.- Dijo Eden mientras se levantaba y hacía un ademán con su brazo como si de un mayordomo se tratase. - La clase entera rió aún más ante la audacia de Eden quién no se dejaba machacar nunca por un supuesto superior.

-No hará falta, prefiero estar de pie señor Eden. Es usted muy amable, soy yo quién ahora le ruego que dé comienzo a su explicación.- Le dijo el profesor siguiéndole el juego con aquel tono de burla sarcástica.

-A la orden Martín.- contestó Eden con evidente intención de molestar al profesor Martín.

Eden caminó hasta el centro de la sala, era una sala muy grande, tenía una forma de semicírculo donde se sentaban todos los espectadores. Algo parecido a un teatro. Una vez en el centro de la sala Eden se dio media vuelta para observar a todos sus compañeros y por un segundo el tiempo se detuvo. Todo se quedó en silencio y sus compañeros se quedaron congelados. Podía ver sus expresiones raras detenidas. Le recordaba cuando detenía un video en YouTube y siempre se le congelaba el rostro a las personas en sus perores momentos, exactamente así se veían todos alrededor. No sabía si podía llamarlos compañeros realmente, no reconocía de verdad todos aquellos rostros, no solía relacionarse con ninguno y todos los trabajos los hacía por su cuenta. Cuando asignaban algún trabajo para realizar en grupo siempre decidía hacer todo el trabajo el solo y enviarlo al resto del grupo. Más porque no confiaba en la calidad del trabajo de los demás que por otra cosa.

Sí que reconocía a unos dos o tres rostros en la sala, el de Roger, un chico negro de labios gruesos que siempre llevaba una gorra roja, hacía muy buen contraste con su piel oscura, su rostro se hacía congelado justo cuando bostezaba del aburrimiento, sus grandes labios tapaban toda su nariz (que por cierto era bastante grande también) en aquel momento congelado, su boca hacía una forma de óvalo deforme, como si lo estiraran de 6 lados distintos al mismo tiempo, parecía ser el único que no se había reído de Eden en la sala.

En una de las "esquinas" de la sala, por llamarlo así ya que esta no tenía esquinas, Eden reconoció al fondo de ella a una chica con la que había hablado varias veces ya, para pedirle algún lápiz más que por otra cosa. Estaba casi al fondo y se camuflaba muy bien con todos los demás, pero su cabello pelirrojo la delataba con respecto a los demás, se llamaba Wendy. A decir verdad su pose congelaba se conservaba muy normal, casi atractiva llegaba a pensar Eden. Estaba jugando con su cabello y ni siquiera miraba al centro de la sala, parecía no importarle la clase ni nada de lo que sucediese alrededor. Eso cautivó la atención de Edén por algunos segundos más. Wendy tenía su boca estirada como si estuviese a punto de dar un beso y sus cejas se encontraban arqueadas, que por cierto también eran pelirrojas. Edén divagaba tanto mientras observaba a Wendy que por un momento llegó a olvidar que el tiempo se había detenido, de pronto entró en razón y se dijo a sí mismo: -no me puedo perder en la nada otra vez- así que continuó moviendo sus ojos de un lado a otro por la sala.

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