Capítulo 2

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El viernes siguiente llegó antes de lo esperado. Con la colección completa de Jane Austen en el bolso, Laura se presentó en la biblioteca. Quería devolver los libros prestados. Prefería tener antecedentes penales que una sanción de la biblioteca. No había ningún otro propósito oculto para su visita. No le importaba en absoluto si la bibliotecaria en quien no había dejado de pensar en toda la semana trabajaba o no. O al menos eso es lo que se repetía a sí misma una y otra vez con la esperanza de creérselo. No tuvo esa suerte.

El entusiasmo le duró poco. En el mostrador estaba Carmilla, sí, pero tonteando con una rubia de manera poco discreta. Ni siquiera se dio cuenta de que había alguien más. Su cabeza estaba apoyada en una de sus manos, mientras la otra jugueteaba con un mechón de pelo rubio. La chica rubia también estaba ensimismada con la bibliotecaria y ambas ignoraban cualquier cosa que estuviera fuera de su burbuja. Las razones de una y de otra diferían, sin embargo. Mientras Carmilla valoraba la posibilidad de que fuera la próxima cena de su madre, la rubia valoraba cuántas posibilidades tenía de que la invitara a cenar.

Cinco minutos después y cansada de estar esperando, Laura carraspeó con la esperanza de poder captar la atención de Carmilla.

"Vuelve mañana," dijo con su voz sensual sin mirar siquiera quién estaba reclamando su tiempo. Sus ojos estaban pegados a la rubia.

"Dejaré el libro aquí, entonces." Laura no fue capaz de esconder su malestar en su voz.

Carmilla la miró. Su cara cambió por completo y se iluminó al ver a Laura. La chica rubia dejó de ser una prioridad desde ese momento. De hecho, ya se había olvidado de su existencia. "Ey, cupcake." Sonrió. "Un momento y estoy contigo."

Dándole los libros del mostrador a la chica rubia, Carmilla dijo bruscamente. "Fecha de devolución, en dos semanas."

Bastante molesta con la forma de desarrollarse los acontecimientos la chica se fue enfurruñada. Su madre no estaría contenta con esto, tampoco, pero era la última persona en la que estaba pensando. La primera la tenía justo delante. Laura dio un paso al frente y dejó el libro para devolver justo delante de la bibliotecaria.

"¿Qué tal la semana, monada? ¿Se comportó Jane como es debido?"

En otras circunstancias, a Laura le habría molestado el continuo uso de apodos, pero tenía que admitir que en este caso le gustaba más de la cuenta.

"Estuvo bien. Y Jane, también," le contestó sonriendo.

"¿Qué quieres hoy? ¿Más señoras del siglo XIX?

"No lo he decidido aún. ¿Alguna recomendación?"

"Veamos que tenemos por aquí," contestó Carmilla.

Dejando su sitio tras el mostrador desocupado abrió camino entre uno de los pasillos de la biblioteca. Flanqueado por altas librerías, no era lo suficientemente ancho para las dos. Carmilla lideraba, Laura la seguía un par de pasos por detrás de la escasamente iluminada biblioteca. A pesar de que el sol entraba por las ventanas, no era suficiente para poder alumbrar cada una de las esquinas y sombras que los estantes dibujaban.

Era un edificio antiguo, lleno de historia, de grietas y suelos que chirriaban. La organización no era el fuerte del lugar y los libros estaban con frecuencia fuera de lugar, pero por la forma de moverse, Laura podía adivinar que Carmilla conocía el sitio y su contenido de memoria.

Las yemas de los dedos de Laura acariciaron las tapas de los libros. Tantas historias allí atrapadas, tantas historias que no podría leer. Con su espalda apoyada en una de las librerías, la sexy voz de Carmilla la sacó de golpe de sus pensamientos. Laura la miró y ambas se encontraron frente a frente.

Vampiros en la bibliotecaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora