Luchare por ti

Capitulo 6: No sabes lo que tienes, hasta que lo pierdes.

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Aqui os dejo el siguiente capitulo, por fin Raúl y Lara se enteran de que le pasa a Marta y esperemos que con eso la pequeña gemele se sienta algo mejor con su familia y deje al tonto de Ismale, ¿No os parece? No soporto a los hombres que se creen con el derecho de poseer a una mujer y pegarla solo por que le viene en gana o no hace lo que quiere... ¡AL DIABLO CON ELLOS! Quien te le vanta la mano una vez lo hace dos, asique si eres una de esas, dejale, denuncia y no vuelvas a perdonarle. ;)

Espero que os guste, y espero vuestros votos y comentarios! :D

Os quiiiiiiiiiiiiero!

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P.O.V Ainhoa.

Como cada día iba de camino hacía clase, un frio mes de octubre que acaba de dejar paso a la caída de las hojas. Así me sentía yo, como un árbol frio y solo que va perdiendo las hojas que lo cubren y protegen. Yo había perdido dos grandes hojas de mi árbol de la vida: mi hermana y mi mejor amigo.

Mi hermana desde aquel día no me habla; Dos largas semanas habían pasado desde aquello, todavía estábamos castigados, y tampoco hacíamos nada porque nos levantaran el castigo. Mi hermana no quería saber nada de mí, la entendía, pero mi moral y mi forma de ser no me dejo dejar que le echaran las culpas a Sergio, cuando lo que había hecho era poner su vida en peligro solo para que nuestros padres no discutieran.

Me senté en mi sitio como cada mañana y espere a que llegara el profesor, odiaba tener matemáticas a primera hora de la mañana, con el sueño todavía colgado de mi espalda, y una empanada mental, mayor que la de los políticos.

Las horas pasaron lentas, en clase era incapaz de dejar de mirar a Iván, le veía diferente, más guapo, mas arreglado, más contento. Supongo que librarse de mi había supuesto una alegría en su vida. Varias veces volvió a verme mientras yo me hacía la tonta.

Cuando salí al recreo estaba hablando con mis amigas, riéndonos, contándonos cosas cuando vi una imagen, golpeando duramente mi corazón, provocando que mis rodillas perdieran fuerza hasta casi caerme, de no ser por una de mis amigas que tuvo buenos reflejos y logró cogerme antes de caer, mientras lloraba sin consuelo.

Dicen que uno no sabe lo que tiene hasta que lo pierde, yo más bien, no sabía lo que tenía ni lo que sentía, hasta que lo vi en brazos de otra. Iván estaba besándose con Ivana, una de las chicas de mi clase. Se comían a besos, y parecían disfrutarlo de lo lindo mientras yo lloraba sin consuelo por ser tan jodidamente tonta y no darme cuenta de que lo que sentía no era amistad. Tampoco se me puede culpar, desde aquella fiesta, donde Cristian intento abusar de mi, había sido reticente a juntarme con cualquier hombre, solo con Iván, salía con él, hablaba con él, le contaba mis penas y mis alegrías. Él siempre había estado pacientemente a mi lado mientras que yo no veía lo que sentía por mí. ¿El resultado? Darme cuenta tarde de por qué me gustaba que entrelazara sus dedos con los míos, darme cuenta tarde de por qué solo quería salir con él.

Un montón de gente se arremolinaba a mi alrededor mientras yo sentía que me ahogaba, con tanta gente mirándome, era el espectáculo del recreo, ¡Genial!. Entre tanta gente, se abrió paso Iván y me abrazo con sus fuertes brazos y me saco de allí. No pude reaccionar pronto a lo que estaba pasando, me dedicaba a mirar su rostro serio y preocupado, su mandíbula tensa, mientras me llevaba en brazos a vete tú a saber dónde.

-Bájame.- Dije con la voz rota cuando pude reaccionar. Obedientemente me bajo y me miro esperando una explicación.

-¿Qué te pasa Ainhoa?.- Dijo serio.

-Nada, Iván, no pasa nada, ya no importa.- Dije triste dándole la espalda.

-Estas llorando y no me creo que llores por nada, ¿Tal vez Lorenzo te dio calabazas?.- Dijo haciéndome daño.