Todo sobre nosotros

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- Sí. Ese es mi nombre.

Emilio respondió mientras los recuerdos de aquella noche volvían a su cabeza. Sin duda se acordaba de aquel chico que había logrado sacarle más de una sonrisa en menos de diez minutos.

-Ammm...¿se conocen? -preguntó Matías.

Joaquín iba a hablar, pero Emilio tomó rápido la situación en sus manos.

-De por ahí. Nada importante.

-¿Cómo que nada importante? -replicó Matías. - Sí ustedes se conocen, tal vez sea mejor quedarnos en casa y ustedes nos ponen al tanto de esto.

El rizado rodó sus ojos y golpeó con la yema de sus dedos su cabeza.

-Te lo dije, no es nada importante -le sonrió con la mayor ternura que podía transmitir. -Anda amor, no querrás perder la reservación en aquel tan extravagante restaurante, ¿o sí?

El semblante del moreno con ojos delineados se relajó a medias, pero se completó cuando Alejandro se acercó para sobarle la espalda y convencerlo.

-Así es Matías, disfrutemos de esta noche y en un par de días aclararás tus dudas.

Joaquín miraba con desprecio aquella escena: la mano de su esposo sobre el hombro del esposo de Emilio.

-Bien -dijo aún no muy convencido- Nos vamos- se dirigió al rizado y besó detenidamente su mejilla.- Te amo.

Emilio sonrió y retrocedió.

Alejandro le dio paso a Matías para que éste saliera de la casa.

-Nos vemos en dos días Joaquín -dijo su esposo mientras palmeaba su hombro y le guiñaba un ojo.

Joaquín trató de decirle que lo amaba, pero para cuando las palabras iban a salir de su boca su pareja ya había cerrado la puerta.

El cantar de los grillos volvían acogedora aquella velada. Emilio se encaminó a la cocina y sirvió dos vasos de agua.

-Toma -dijo extendiéndole uno al chico. -¿Quieres ordenar pizza? -Joaquín asintió. -Bien. Iré a llamar, puedes tomar asiento en algún sillón, mientras tanto.

Se dio media vuelta y se encaminó a la cocina para tomar el teléfono y llamar al establecimiento de pizzas. Joaquín, merodeando en la sala de estar, veía con intriga las fotos colgadas en los muros, en su mayoría eran de Matías con una guitarra colgando o sentado frente a algún piano. Sólo en una estaba a su lado Emilio, pero parecían incómodos.

-Ese día peleamos -escuchó a sus espaldas.

Joaquín se giró y sintió cómo sus mejillas enrojecían. -Yo, lo lamento. No quise estar de chismoso.

-No hay problema. Debemos conocernos, o al menos para eso estamos haciendo esto.

-Entonces, -hablaba mientras imitaba el acto del rizado de sentarse en los sofás. -¿Matías te obligó a esto?

Emilio le dio un sorbo a su vaso de agua y se acomodó. -En realidad no. La idea fue mía.

-Y, ¿Por qué? Para ser sinceros Matías luce más cómodo con esto que tú.

-¿Eres feliz? -preguntó Emilio tratando de responderle a Joaquín de aquella manera.

-"Feliz" es una palabra muy fuerte -argumentó el menor.

-Eso no es cierto, si quieres una palabra fuerte, responde esta pregunta: ¿Estás enamorado?

Joaquín dejó su vaso con agua y recargó sus codos en sus rodillas.

-Conozco a Ale desde que era un niño. Claro que lo amo.

-Eso no significa que sigas enamorado de él. El amor que sientes es más fraternal.

-Bueno, ¿y qué me dices tú? ¿Amas a Matías? -dijo tratando de incomodar al rizado que lo incomodaba con sus preguntas tan complejas.

-Por eso hice esto –argumentó. -Necesito recordar por qué estoy con Matías, y creí que estando con alguien más me ayudaría.

Joaquín abrió sus ojos de par en par. -Wow, creo que esto se está mal entendiendo. No planeo tener sexo contigo. Ni hoy, ni nunca.

-Vaya, concordamos en algo. Yo tampoco planeo tener sexo contigo.

El ojimiel se sonrojó. Ridículo, así se vio.

-Bueno. Entonces, ¿qué tienes planeado? Engordar juntos mientras esperamos a que nuestros esposos vuelvan mañana. No nos entretendrá todo el tiempo.

-Tal vez yo sea muy anticuado, pero qué dices si vemos una película mientras comemos pizza y después salimos a caminar. ¿Te gustaría?

-Ok. Acepto.

Somebody Loves You; Emiliaco (adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora