Capítulo 1

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Perdón por la tardanza, jóvenes. Muchas gracias por sus comentarios, me dan la vida. Ojalá pueda compensarlos con esta nueva historia, y poder darles un buen servicio. 

Gracias chic@s. Dijo el ToyStory.

Capitulo 1

Era temprano en la mañana, y el carro iba a velocidad muy alta por las calles vacías de la ciudad. Yeisson iba conduciendo y se estaba haciendo tarde para llegar al gimnasio. Saúl estaba en el asiento del copiloto, totalmente relajado revisando su Instagram, o eso intentaba aparentar. El sol todavía no salía. Tenía la cara iluminada por la luz blanca del teléfono, su mandíbula se tensó de repente al leer un comentario en una de sus fotos.

Ya dejen de usar «chochos», no engañan a nadie.

Saúl se volvió hacia Yeisson con una mueca de fastidio.

—Otra vez. Dicen que usamos «chochos».

Su primo no se volvió para mirarlo, pero inhaló y exhaló aire antes de responderle con un tono tranquilo:

—Pero tú sabes que no, y pus con eso da ¿no?

—Pero...

—Que te valga verga lo que digan —se volvió y le miró a los ojos—. Sabes que lo estamos haciendo bien Saúl, todo en regla —Yeisson le enseñó los poderosos músculos de su brazo antes de volver al volante—. A esos pendejos namás les arde porque no están mamadísimos como yo.

Pero Saúl se volvió a su teléfono y eliminó el comentario. Antes de cerrar la aplicación, otro comentario llamó poderosamente su atención:

Deberían hacer una sección del canal de Leyendo Historias Coshinas de Wattpad, me encanta como se ven juntos, deberían ser pareja.

Le tomó captura a su pantalla antes de borrar el comentario. Luego miró una foto de Yeisson en su Instagram y sintió que su corazón (y algo más) le latía con fuerza; era verdad, su primo no estaba tan feo, y sus músculos eran muy venosos. Se preguntó, por un instante, qué otra parte del cuerpo de su primo tendría las venas tan marcadas y se ruborizó de solo pensarlo. Yeisson notó su incomodidad.

—¿Qué más dijeron?

—No. Nada —le contestó Saúl un poco apenado—. ¿Por qué?

Pus porque te pusiste bien rojo, ve namás como estás, íra, hasta pareces un tomate.

Saúl intentó desviar la conversación:

—Tú acelera, porque ya vamos muy atrasados.

Yeisson se volvió al volante pero con una sonrisa pícara, como si hubiese adivinado las cosas cochambrosas que pasaban por la mente de su compañero de gimnasio.

Estuvieron un rato en la carretera, en silencio. Hasta que la luz del sol dejó ver con claridad. Saúl ya se había aburrido de su celular. Entonces prestó atención a los dedos de Yeisson que se aferraban al volante, luego su mirada recorrió cada centímetro de aquella piel morena hasta llegar a los hombros, no se detuvo y bajó dirección al paquete, tuvo que hacer un esfuerzo para poder apreciar a tan bello capullo, protegido por la delgada y casi transparente tela gris de los leggins.

Intentó adivinar su forma, quiso descubrir el grosor y la punta de aquel «salchichón», pero por más que estiró el cuello no pudo admirarlo bien.

—¿Ya te dio hambre? —Yeisson lo tomó por sorpresa—. ¿Vas a querer o se lo echo a los perros?

—¡Qué te pasa! —. Y se enderezó en su asiento.

—¿Qué tiene? —le dijo entre carcajadas—. Saúl, sabes que si quieres algo, solo pídemelo, como hermanos ya sabes —al tiempo, dirigió la mano hacia el paquete de Saúl, pero este reaccionó y se cubrió sus partes rápidamente con las manos.

—Yaaa, deja de jotear, a mi novia no le gusta y lo sabes —. Otra vez volvió a su celular, Yeisson lo ignoró y por fin llegaron al estacionamiento vacío del gimnasio.

Las Consecuencias Del Gimnasio | NoNosCortes | YAOI YeisaúlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora