Capitulo 15

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Lara.

Conseguí sacar todos los pensamientos de mi cabeza en la clase de esgrima. Pero había algo que seguía molestándome, de por si lo que ya me había pasado en toda la semana,  las amenazas, las llamadas, los problemas, todas las peleas y por ultimo... el estúpido sin cerebro de Santiago. Era lo ultimo que me importaba en mi lista, pero aun así me seguía molestando.

De paso, Ana me había quitado mi estúpido gorro. Por lo menos no me había quitado mi ropa extremadamente grande y mis pantalones. Tenia un jersey negro enorme que había sido lo primero que agarre para cambiarme después de la clase de esgrima. 

No podía seguir llenando mi cabeza de inseguridades y miedos pero siempre  ataban ahí.

¿Había cometido un error en venir a Chicago?

Me pregunte, mientras recorría la ciudad. La vida me estaba dando golpes muy bajos.

Necesitaba huir otra vez, mi forma de pensar las cosas, era estar sola. Ya los cigarros se habían acabado.
Me estacioné en lugar de malteada, pero en seguida sentí una vibra que no me gustaba.

Pero como yo nunca le paraba ni a las malas vibras ni a los baches que me ponía la vida, decidí a entrar.

Pedí una malteada de fresa y me quedé ahí esperando mientras me la daban, sentí como a mi cuerpo le daba un escalofrío, ese escalofrío que había sentido durante la universidad, cuando vi a....no podía tener otro nombre. Ni siquiera lo quería mencionar.

No podía ser.

Pensé por un momento que seria muy mala suerte que fuera el, en la vida las cosas no se repetían muy seguido o eso creía yo, por lo menos las cosas buenas. Porque las cosas malas si que me pasaban una y otra vez, mas con ese ser.

Me estaban mirando y no era sólo mirar, sentí como seguían cada paso con la mirada. Quería salir rápido de ahí porque esto se sentía mal.

Entonces entendí eso de: si las miradas mataran...yo estuviera debajo de tierra desde que entre. Pensé.

Agarre la malteada en seguida y camine unos cuantos pasos para salir de ese lugar rápido, pero su voz me detuvo.

–Para dónde vas? Acaso no piensas saludarme.- dijo Santiago y de inmediato voltee.

Entendí entonces su tono sarcástico.

–Obvio no.- le dije y lo mire directamente, si creía que me daría miedo, pues no sería así.

Más atrás estaban sus amigos, bueno solo dos. Los que siempre me molestaban. Uno alto rubio con cara de estúpido, se le notaba.

Y el otro... no estaba nada mal.

¡LARA NO, YA!

Tenia el cabello negro y era un poco mas bajo que el rubio, Y casi de la misma contextura. Se parecía un poco a Santiago.
Pude notar como el si no andaba interesado en este asunto de comenzar una pelea.

–Me parece muy mal que trates así a tus nuevos amigos.- me dijo el idiota de Santiago.

–Mira, de verdad hoy no me interesa para nada arruinar mi noche con insectos como tu y sabes que si te acercas será peor porque te dejare en ridículo como siempre.

Pero ya era muy tarde para no llamar la atención de todos ahí, pues ya teníamos público. La mayoría de personas que estaba ahí no estaban mirando esperando un enfrentamiento.

Como si fuéramos un show de espectáculo para ellos.

Santiago se comenzó a acercar

–No te haré nada, pero si huyes será peor patito feo.- me dijo.

–Te has visto acaso? Debería darte pena meterte con personas como nosotros.- dijo el chico rubio.

–Cállate Eric.- dijo el otro amigo cabello negro, que ya estaba incomodo con esto 


–Santiago ya, vayámonos.- dijo el cabello negro.

–Eres horrible, acaso no ves como te viste? Como hablas, crees que con atacarme una y otra vez, defender a todos y ser buena notarán lo bueno en ti? Pues yo no veo nada de eso.- dijo Santiago.

Me acerqué más

Entonces...mi LARA impulsiva no se pudo controlar.

No me había dado cuenta de que tan fuerte estaba apretando la malteada y ya me había derramado un poco en toda la mano, pero fue suficiente para echársela a Santiago en la cabeza.

La cara de Santiago fue un poema. Y las de sus amigos ni decir

–Me pareces la persona mas ignorante e inmadura que he conocido.- le lance el vaso y voltee para seguir otra vez mi camino.

Otro punto más para mi, no había mirado nuestro alrededor ni si nos estaban viendo, solo había mirado la cara de Santiago todo molesto.

Al salir de ahí, En la puerta choque con alguien.

–Date cuenta por donde caminas tonta.-me dijo una rubia que no era oxigena pero si se notaba que era una estúpida polly pocket, como cualquiera que siguiera a Santiago.

–Y tu date cuenta de lo que hablas, porque de tu boca sale pura mierda..tonta.- en el mismo tono que me lo había dicho ella.

Y salí de ahí, a pesar de otra vez salir victoriosa. Quería entrar en el ring de boxeo y drenar mis rabias.

Aléjate o déjate llevarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora