Recuerdo de Navidad

1.2K 5 0
                                    


  Era un 24 de diciembre típico. Estaba terminando de vestirme cuando mi madre llamó a la puerta.

-Cariño, date prisa que tus primos ya han llegado.

   Apresuradamente, me abroché el último botón de la camisa y bajé a saludar a mi familia. Estaban todos, mis tíos de Segovia, mis primos mayores de Oviedo, hasta mi abuela de Zaragoza. Pensaba que esta última no iba a venir debido a la reciente muerte de mi abuelo Alberto. Aun así, la vi más contenta y animada, lo cual me alegró mucho.

   Entramos todos al salón, que mi padre había decorado con gran sabor navideño. La mesa central era preciosa. Estábamos estrenando vajilla de plata y el centro de mesa lo había hecho yo con mis hermanos. Los adultos comían en esa mesa y los niños en una más pequeña alejada de la chimenea.

   Como era de esperar, los niños acabamos antes y mis padres nos dejaron dar una vuelta por la urbanización y tirar algunos petardos.
   -Nicolás coge el paraguas, no te vayas a resfriar. Y tened cuidado eh.
   -No mamá, ha escampado, no creo que llueva más. Chao.

   Bajamos la calle y llegamos al parque. Estaba iluminado con grandes luces navideñas y con muchas figuritas. Transmitía un aire de paz y tranquilidad, el cual sentimos todos al momento. Hacía -1 º C y pensamos en jugar al poli-ladron para entrar en calor. Los equipos no podían estar más desigualados pero era Nochebuena y no quería peleas. A mí, me tocó ir con mi primo pequeño Pablo y nos escondimos detrás de un matorral cerca del carril de bici.
   Pasado un rato, y al ver que nadie aparecía por nuestra zona, decidimos salir a ver qué pasaba.

   Nos acercamos al punto que teníamos señalado como casa y vi a mi hermano Javier con dos más sentados. Supuse que seguía el juego así que pensé en buscar otro escondite algo más lejos, en el bosque. Dejé a Pablo en casa y me puse de camino.

   Cuando llegué, percibí una sensación extraña, el bosque no estaba como siempre. Alumbrándome con la linterna del móvil, me adentré en busca de un fuerte pero delicioso olor. Procedía de una cabaña de madera, algo antigua pero acogedora. Nunca la había visto ahí, es más, pensaba que había un riachuelo en esa zona. Estaba asustado pero a la vez intrigado, por lo que decidí intentar entrar. Me fui acercando cuidadosamente, pero al llegar a dos metros de la cabaña, la puerta de esta se abrió tan fuerte, que dañó las bisagras. Horrorizado, retrocedí en mis pasos pero algo se interpuso en mi camino. Era un hombre mayor, diría que de 70 o 72 años. Tenía una larga barba gris  y grandes ojeras. Lo vi desconcertado y le pregunté:
   -¿Qué te sucede buen hombre?
  
   El anciano puso cara de confusión y me empezó a hablar en un idioma que no entendía. Al momento pensé que podía ser el tío de Raquel, una amiga que vivía abajo de mi calle. Pero aquella idea desapareció cuando me fijé en su ropa. Transmitía una sensación desaliñada, nada que ver con la vestimenta típica de un día tan especial como Nochebuena. Curioso intenté comenzar una conversación:
-Yo me llamo Nicolás, pero me dicen Nico. ¿Lo entiendes?

   Pareció entenderme y colocándose la mano sobre el pecho dijo:
             -¡Bralux!, ¡Bralux!

   Supuse que se llamaba así.
   
   Empezó a chispear de nuevo y el hombre me invitó a entrar a la cabaña mediante una seña. Cuando entré vi una cama de madera con un gran colchón marrón, la chimenea encendida y una mesa, donde había una especie de esfera que me llamó mucho la atención. Me fui a acercar a ella pero el anciano me paró rápidamente. Continuó hablando en aquel idioma que no conocía, pero yo lo único que hacía era hacer como si le entendiese. Por su tono de voz descubrí que me estaba preguntando algo pero no sabía especifícamente el qué. Me dirigí al centro de la habitación y sin querer, rocé la esfera con la manga del chaquetón. Al momento sentí un vacío tremendo sobre mí y pude oír un grito desesperado de Bralux. 

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Dec 20, 2014 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Recuerdo de NavidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora